| Descripción |
Retrato de Antonino Pío. Está representado como un personaje maduro, casi anciano. Presenta unos pómulos anchos muy marcados que revelan un cierto aire ascético. La profunda mirada se combina con los dos pliegues que surcan la frente para enfatizar este aspecto grave. El peinado, aunque algo dañado en su parte frontal, sigue claramente las pautas del tipo principal de Antonino. Sobre el fragmento de coraza conservado, en cuyo borde se aprecia la túnica sobre la que se colocaba la armadura, aparece un gorgoneion, o rostro de Gorgona o Medusa, elemento habitual en las corazas romanas.
Olvidamos en ocasiones que Antonio Pío (138-161) representó para los historiadores romanos el modelo de gobernante por excelencia. Según la Historia Augusta, Antonino fue "brillante en sus talentos, bondadoso en su carácter, mostraba un aspecto aristocrático y una naturaleza serena. Fue un gran orador y un estudioso singular, discreto en sus gastos, generoso y consciente de los derechos de los demás. Tuvo además todas estas cualidades en la justa medida y sin ostentación " (Antonino Pio, 2, 1).
Procedente de una familia de rango senatorial de origen itálico, Antonino contrasta por su carácter amable y conservador con el espíritu inquieto de su predecesor, Adriano, que le designó sucesor unos meses antes de su muerte. Como menciona Dión Casio, "algunos encontraban molesto su carácter estricto. Sin embargo, este rasgo quedaba compensado por su previsión, su prudencia y su generosidad. No provocó ninguna guerra y concluyó las que estaban en marcha. No despojó a nadie injustamente de sus posesiones, mientras que otorgó grandes sumas y favores a muchos" (Historia Romana, 5, 1-2). Tras el fallecimiento de Adriano, Antonino procedió a su divinización y completó su mausoleo, por lo que recibió el sobrenombre de Pío por parte del Senado. Su hija, Faustina la Menor, se casó con el futuro Marco Aurelio que, según el deseo expreso de Adriano, había sido a su vez adoptado por Antonino con el propósito de sucederle. El reinado de Antonino Pío representa el momento de máximo esplendor del Imperio. Al margen de las habituales tensiones fronterizas, este periodo central del siglo II fue una etapa de paz y gran prosperidad, aunque se comenzaron a sentir los primeros signos de estancamiento económico.
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