Foto: Rebeca García Merino

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Museo Museo del Greco
Inventario CE00029
Clasificación Genérica Pintura
Objeto/Documento Cuadro
Autor/a Atribución dudosa; Sisla, Maestro de la (Lugar de nacimiento: Avila, act. 1500[ca]) [Anteriormente atribuido a Fernando Gallego]
Título Coronación de espinas e improperios
Materia/Soporte Lienzo: Tela
Marco: Madera
Técnica Óleo
Dimensiones Lienzo: Altura = 158 cm; Anchura = 112 cm
Marco: Altura = 181 cm; Anchura = 135 cm; Profundidad = 6 cm
Descripción Grupo de seis figuras masculinas en el interior de una estancia. La figura central, con barba y cabello largo y rizado, se encuentra en posición sedente, viste un manto rojo y su cabeza coronada de espinas, está rodeada por un nimbo dorado. Sus manos están cruzadas y atadas a la altura de la cintura, sujetando con la izquierda un cetro inclinado. A su alrededor se disponen otros personajes: los dos de la parte superior le están colocando la corona de espinas con unas ramas. Junto a ellos, a la izquierda, se encuentra otra figura que sujeta con su mano derecha, una pequeña tela de color blanco. En la parte inferior se sitúan a ambos lados del personaje principal, hacia el que miran, otras dos arrodilladas. La de la izquierda saca la lengua y alza un brazo mientras que la de la derecha se toca el mentón con una mano y con la otra coloca el cetro.
En el fondo de la estancia se representan dos ventanas, enmarcadas por columnas sobre basas, a través de las cuales se vislumbran dos paisajes.

La escena representa el momento de la Coronación de Espinas, narrado en los evangelios. Constituye una de las últimas escenas de la serie que comprende el proceso de Cristo y el preludio del Ecce Homo, para después conducir a Cristo al lugar de la Crucifixión. El tema adquirió gran difusión en el arte cristiano a partir del siglo XIV como consecuencia del culto a la corona de espinas, reliquia sagrada que adquiere protagonismo en aquella época. Cristo suele estar entronizado, en un estrado, con la corona de espinas en la cabeza, vestido con una túnica roja o color púrpura y sujetando entre las manos un cetro de caña, unos soldados con los puños cerrados están a punto de golpearle y se arrodillan en actitud de homenaje burlesco. Esta obra de la escuela hispanoflamenca fue inicialmente atribuida al círculo de Fernando Gallego y recientemente al llamado Maestro de la Sisla. La teatral violencia de los soldados, así como la composición y el modo de plegar los paños son características que enlazan con obras alemanas del siglo XV, conocidas seguramente por la difusión de estampas.

Esta obra de la escuela hispano flamenca fue, inicialmente, atribuida al círculo de Fernando Gallego, precisando Elena Gómez Moreno relaciones con la obra de Francisco Gallego, ya que veía semejanzas con el retablo de Santa Catalina de la Catedral de Salamanca, firmado por éste. Más recientemente, se ha atribuído al llamado Maestro de la Sisla, perteneciente al círculo del Maestro de Ávila que trabajó por tierras castellanas durante el último tercio del siglo XV. Procede la tela de un monasterio toledano. Su adquisición costó siete mil doscientas doce pesetas, calificándose como obra "única y excepcional".

La teatral violencia de los soldados, así como la composición y el modo de plegar los paños son características que enlazan con obras alemanas del siglo XV, conocidas seguramente por la difusión de estampas. Se inspira claramente en un grabado de Martin Schongauer conocido como la "Coronación de espinas" que se incluye dentro de la "Serie de la Pasión", situada entre las obras tardías de su producción (1480-1491) y formada por doce estampas que conforman el ciclo resolviendo las escenas con un estilo seguro, suelto y flexible. Estas representaciones disfrutaron de relativo éxito entre los pintores castellanos y aragoneses quienes las utilizarían en múltiples ocasiones como podemos ver en obras de Miguel Ximénez, Alonso Sedano o el Maestro de Ávila.

La escena, basada en los textos evangélicos, se desarrolla en el angosto interior de una estancia en cuyo centro se observa a Cristo, al que han vestido con manto rojo y entregado un cetro de caña, rodeado de unas figuras que se afanan en colocarle una corona de espinas y otras de hostigarle mientras le adoran de forma burlesca como rey de los judíos. Ajeno a ellas un personaje de avanzada edad y visiblemente afectado parece querer acercar un paño blanco al rostro de Cristo, pudiendo tratarse de una representación del donante de la obra. En una composición abigarrada las figuras se amontonan en torno a Jesús llenando el primer plano con la riqueza cromática de las vestiduras en las que destacan los tonos claros de rojos, carmines, violetas y verdes así como de dorados en el nimbo de Cristo y en algunos detalles de los ropajes de escultóricos y geométricos plegados. El contraste entre la serenidad del reo y la excitación y brutalidad de los gestos, casi caricaturescos de los sayones acentúan aún más si cabe el dramatismo de la escena.
Iconografia En la parte central del lienzo.

: Coronación de Espinas;
En este cuadro los dos personajes de la parte superior están poniendo o hundiendo con unos palos la corona en la cabeza, esto suele ser habitual en muchas representaciones, cuya influencia procedería de los Autos sacramentales y que tendían a mostrarlos entrecruzados in modum crucis formando simbólicamente una cruz. También suele agregarse a este tema, como en este cuadro, gestos de burla como los que realizan los dos personajes que aparecen arrodillados junto a Jesús en la parte inferior del lienzo. En este caso aparecen sacando la lengua y tocándose el mentón con la mano pero es también habitual que aparezcan realizando gestos obscenos como la higa, o haciendo cuernos con los dedos.
[La Coronación de espinas (Mat.27:27-31, Marcos 15:16-20; Juan 19:2-3) constituye una de las últimas escenas de la serie que comprende el Proceso de Cristo y el preludio del Ecce Homo. Se produce tras el interrogatorio de Jesús por el procurador romano. Al preguntarle si era el rey de los judíos y responder afirmativamente, los soldados lo cubrieron con una clámide o túnica de color púrpura o rojo, lo hicieron sentar a la fuerza en un falso trono y pusieron sobre su cabeza una corona trenzada con espinas de Judea (spinis Judaicis coronatur) luego le pusieron en la mano una caña como si fuese un cetro y comenzaron a escupirle y a arrodillarse ante él diciendo ¡Salve, rey de los judíos! a la vez que lo golpeaban.
La corona de espinas simboliza, por tanto, un símbolo de escarnio.
Este tema comienza a tener un amplio desarrollo y popularidad a partir del siglo XIV, unido al culto de las reliquias, como la corona de espinas comprada a mediados del siglo XIII por san Luís, rey de Francia.]
Datación 1480-1510
Contexto Cultural/Estilo Renacimiento
Lugar de Procedencia Toledo(Castilla-La Mancha, España)
[Adquirida por el patronato de las Fundaciones Vega-Inclán en 1921, en la cantidad de siete mil doscientas doce pesetas; procede de un monasterio de Toledo, e ingresó ese mismo año en el Museo del Greco.]
Clasificación Razonada Esta obra de la escuela hispano flamenca fue, inicialmente, atribuida al círculo de Fernando Gallego, precisando Elena Gómez Moreno relaciones con la obra de Francisco Gallego, ya que veía semejanzas con el retablo de Santa Catalina de la Catedral de Salamanca, firmado por éste. Más recientemente, se ha atribuído al llamado Maestro de la Sisla, perteneciente al círculo del Maestro de Ávila que trabajó por tierras castellanas durante el último tercio del siglo XV. Procede la tela de un monasterio toledano. Su adquisición costó siete mil doscientas doce pesetas, calificándose como obra única y excepcional.

La teatral violencia de los soldados, así como la composición y el modo de plegar los paños son características que enlazan con obras alemanas del siglo XV, conocidas seguramente por la difusión de estampas. Se inspira claramente en un grabado de Martin Schongauer conocido como la Coronación de espinas que se incluye dentro de la Serie de la Pasión, situada entre las obras tardías de su producción (1480-1491) y formada por doce estampas que conforman el ciclo resolviendo las escenas con un estilo seguro, suelto y flexible. Estas representaciones disfrutaron de relativo éxito entre los pintores castellanos y aragoneses quienes las utilizarían en múltiples ocasiones como podemos ver en obras de Miguel Ximénez, Alonso Sedano o el Maestro de Ávila.

La escena, basada en los textos evangélicos, se desarrolla en el angosto interior de una estancia en cuyo centro se observa a Cristo, al que han vestido con manto rojo y entregado un cetro de caña, rodeado de unas figuras que se afanan en colocarle una corona de espinas y otras de hostigarle mientras le adoran de forma burlesca como rey de los judíos. Ajeno a ellas un personaje de avanzada edad y visiblemente afectado parece querer acercar un paño blanco al rostro de Cristo, pudiendo tratarse de una representación del donante de la obra. En una composición abigarrada las figuras se amontonan en torno a Jesús llenando el primer plano con la riqueza cromática de las vestiduras en las que destacan los tonos claros de rojos, carmines, violetas y verdes así como de dorados en el nimbo de Cristo y en algunos detalles de los ropajes de escultóricos y geométricos plegados. El contraste entre la serenidad del reo y la excitación y brutalidad de los gestos, casi caricaturescos de los sayones acentúan aún más si cabe el dramatismo de la escena.
Bibliografía VV.AA.. Catalogo Tesoros ocultos. Fondos selectos del Museo del Greco y el Archivo de la Nobleza. 2007. Madrid: Ministerio de Cultura, Secretaría General Técnica. Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación
1 v.
405p.; 11 cm.
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