Foto: Museo Nacional de Escultura

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Museo Museo Nacional de Escultura
Inventario CE0874
Clasificación Genérica Escultura
Objeto/Documento Relieve
Autor/a Atribuido a; Oller, Pere (Lugar de nacimiento: Girona (m), act. 1395-1439, doc. 1395-1444)
Título Arcángel San Miguel
Materia/Soporte Alabastro
Técnica Esculpido
Dimensiones Altura = 68,50 cm; Anchura = 27,50 cm; Profundidad = 8 cm
Descripción Es una escultura en la que predomina el sentido decorativo y la elegancia en la figura del Arcángel, vestido con alba amplia, ceñida a la cintura por el cíngulo, sobre la que cruza una estola decorada en relieve. Con la mano derecha sujeta sin tensión la lanza cuya punta introduce, al igual que el escudo que lleva en la mano izquierda, en las fauces del monstruo que representa al demonio. La decoración del frente del escudo, compuesta por espigas que brotan de una agrupación de rocas, sólo parece ser explicable como una referencia al apellido del promotor del conjunto al que perteneció el relieve, quizás apellidado Espígol o Espigoler. El adorno de la zona superior se resuelve con una tracería formada por un arco conopial que cobija una forma lobulada, a su vez dividida en dos en su interior. Esta parte central se une a las finas pilastras y sencillos capiteles laterales a través de arcos que albergan dobles arquerías de tendencia abocinada.
Los rasgos estilísticos de la obra permiten su atribución al escultor gerundense Pere Oller. A la hora de concretar las similitudes con otras piezas que se consideran del mismo artista, resulta evidente su relación con el relieve que representa a la Virgen de la Misericordia, conservado en el Museo de Arte de Gerona, que constituye una de las más clásicas y unánimes atribuciones al escultor gerundense. Por comparación con dicha pieza, el relieve de San Miguel puede ser fechado en la segunda década del siglo XV.
Iconografia En la parte inferior: Demonio; Arcángel San Miguel;
En la parte inferior: Escudo;
Dentro del escudo aparecen espigas brotando de una agrupación de rocas.
Datación 1411=1420
Contexto Cultural/Estilo Gótico español. Cataluña
Historia del Objeto Perteneció a la Colección Rodríguez Jiménez, de Madrid
Clasificación Razonada El relieve en alabastro que representa a San Miguel adquiere una especial relevancia en las colecciones del Museo, al tratarse de una de las primeras adquisiciones tras la decisión de elevar el antiguo Museo de Bellas Artes de Valladolid a la categoría de Nacional de Escultura. Gracias a una fotografía del archivo del Instituto Amatller de Arte Hispano (serie G/nº 27446), se sabe que perteneció a la colección Rodríguez Jiménez de Madrid, ignorándose el lugar concreto de procedencia, pero no su origen catalán, reflejado en el propio expediente de compra que, sin embargo, fue posteriormente olvidado. Se trataba por tanto de una obra que encajaba perfectamente en el proyecto de mostrar la variedad de escuelas en las diferentes épocas de la escultura española, que además tenía el valor añadido de estar realizado en un material como el alabastro, escasamente representado en los fondos históricos del Museo.
Los rasgos estilísticos de la obra permiten su atribución al escultor gerundense Pere Oller, de quien se tiene noticia de su actividad como escultor desde el año 1395, cuando aparece documentado como discípulo de Pere Sanglada en el trabajo de la sillería de coro de la Catedral de Barcelona. Poco antes de la muerte de su maestro en 1408, Pere Oller iniciaría su andadura como escultor independiente, ya de regreso en su ciudad natal, donde se le documenta a finales de 1407, y en la que se le encomienda en agosto de 1409 un trabajo de singular relevancia como el sepulcro del cardenal Anglesola. Consta documentalmente el encargo al escultor del retablo mayor en alabastro del convento del Carmen de Gerona, realizado aproximadamente entre los años 1415 y 1417, momento en el que recibe 120 florines de oro de los 350 en que se había contratado. En esta última fecha su prestigio profesional estaba lo suficientemente consolidado como para recibir el encargo de Alfonso el Magnánimo de realizar el sepulcro de su padre Fernando de Antequera para el monasterio de Poblet. Entre 1420 y 1431 se documenta su estancia en Vic, donde junto a otros encargos lleva a cabo el retablo mayor de su catedral, su obra más emblemática, y el sepulcro de su promotor, el canónigo Bernat Despujol. En 1439 vuelve a aparecer trabajando en la catedral de Barcelona, ciudad en la que permanece en la última referencia documental conocida del escultor en el año 1444.
En términos generales, la obra de Pere Oller se caracteriza por un tipo de figuras más bien menudas, de rostro un tanto estereotipado, situadas en un marco bien definido y emplazadas con tendencia al horror vacui. Son piezas de ejecución refinada pero carentes de vigor expresivo, más patente aún en el caso del relieve del Museo Nacional de Escultura por la pérdida de la policromía en zonas como el pelo o los ojos que contribuían a dar una mayor viveza a los personajes, según puede apreciarse en los relieves del retablo de Vic. Tanto la estola como los remates de las mangas también estarían dorados en origen, resaltando una decoración en relieve frecuentemente utilizada por Oller. Los rasgos del rostro, con frente muy ancha, ojos pequeños, nariz recta y un hoyuelo marcado en la barbilla, coinciden también con los esquemas utilizados por el escultor tanto en el retablo de Vic, su más famosa obra documentada, como en piezas cuya atribución se admite con unanimidad. Del mismo modo, es también común a varias de sus obras la relativa desproporción con relación al cuerpo que se aprecia en el tamaño de la cabeza y las manos, con dedos muy rectos y alargados particularmente visibles en la que se extiende sujetando la parte superior del escudo. El característico interés del escultor por resaltar la elegancia del personaje por encima de la carga emocional del tema se hace evidente en una iconografía como la de San Miguel venciendo al demonio al remplazar la natural tensión del instante por una representación en la que el santo apenas muestra atención al monstruo, cuya cabeza aparece a sus pies, y sujeta la lanza y el escudo de forma muy diferente a la que cabría esperar en un combate. A la hora de concretar las similitudes de esta obra con otras piezas que se consideran de Pere Oller, resulta evidente su relación con otro relieve que representa a la Virgen de la Misericordia, conservado en el Museo de Arte de Gerona, que constituye una de las más clásicas y unánimes atribuciones al escultor gerundense. La semejanza tanto en el tratamiento de los rostros de la Virgen y el San Miguel como en los cabellos y los plegados anima a proponer no sólo al mismo autor, sino también una cronología coetánea para ambas piezas. Otro tanto se puede afirmar de la configuración de las tracerías que albergan las figuras, que podrían estar inspiradas, al igual que lo señalado por Francesca Español con respecto al modelo que Pere Oller pudo utilizar para sus plorantes, en el sepulcro del obispo Escales en la Catedral de Barcelona, obra de Antoni Canet (contratado en 1409). Las mencionadas analogías permiten incluso proponer que ambos relieves pudieron pertenecer a un mismo retablo. En este sentido, la constancia documental de la realización de un retablo por parte de Pere Oller para el convento del Carmen de Gerona, aproximadamente entre los años 1415 y 1417, supone una opción muy probable a la hora de situar el emplazamiento original de ambas piezas. Incluso se conservan dos parejas de relieves con distintos santos vestidos con hábito religioso cuyo estilo coincide con el de Pere Oller y que pudieron formar parte del mismo retablo. La comparación con otras piezas atribuidas a Pere Oller viene a confirmar la atribución del San Miguel, tanto cuando se establece a través de la forma de tallar el pelo y las manos como cuando se recurre a determinados detalles decorativos. De ello puede servir de ejemplo el empleo de una diadema decorada sobre la frente con una flor de cuatro pétalos, utilizada también en las representaciones de arcángeles en el retablo de Vic y en la escultura de San Hipólito conservada en el Museo Episcopal de la misma ciudad. En cualquier caso, lo que parece fuera de duda, tanto por razones estilísticas como por la conservación en Gerona de la Virgen de la Misericordia, es que el relieve de San Miguel conservado en el Museo Nacional de Escultura pertenece a la etapa en que Pere Oller trabajó en su Gerona natal, antes de su traslado a Vic, y que puede ser fechado en la segunda década del siglo XV.
Bibliografía HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio. Una obra de Pere Oller en el Museo Nacional de Escultura. Boletín del Museo Nacional de Escultura. Valladolid (m): 2005, Nº 9.pp. 7-11.
Catalogación Hernández Redondo, José Ignacio
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