| Descripción |
Armadura ochavada, de limas mohamares, de época moderna, de madera de pino tallada, con decoración apeinazada en los faldones y ataujerada en las pechinas. Procedente del fondo antiguo del Museo de la Alhambra.
De planta cuadrada, consta de almizate, o paño horizontal central, ocho faldones y cuatro pechinas. Está restaurada.
Representa un buen ejemplo de armadura apeinazada, es decir, en la que su ornamentación geométrica de lacería conforma la estructura resistente, que queda a la vista, a base de peinazos, o gruesos listones ensamblados que hacen de cintas entrelazadas. La misión de esta solución estructural era soportar la techumbre de la estancia que cubría, disponiéndose las tejas sobre su tablazón (NUERE MATAUCO, 1995).
La estructura tanto de los faldones como del almizate se encuentra ensamblada a calle y cuerda, lo que favorece la incorporación del lazo a la estructura, que se completa por un conjunto de piezas de relleno que están simplemente encajadas y clavadas (ALJAZAIRI LÓPEZ, 2015).
La superficie exterior de los peinazos se decora mediante agramilado, esto es, finas líneas incisas paralelas.
El almizate tiene forma ochavada, con dos de sus ocho lados considerablemente más largos que el resto. Se decora con una composición geométrica de lacería integrada por dos ruedas de ocho brazos con zafates redondos. Ambas ruedas quedan solapadas en el centro, por lo que han perdido tres de sus respectivos brazos. Rodea al almizate una corona de diez estrellas de ocho puntas.
De los bordes del almizate arrancan los ocho faldones trapezoidales, con dos de ellos más anchos -llamados gualderas- que el resto -llamados de testero-. Los faldones se unen por dos limas, o largos maderos, dispuestas paralelas, lo que identifica a la armadura como de limas mohamares en el argot de la carpintería de lo blanco.
Los dos faldones más anchos, situados en los respectivos lados largos del almizate, muestran en su parte baja dos incompletas ruedas de zafates redondos solapadas en el centro. Solo tienen tres brazos cada una. En la parte alta aparece un simple trazado irregular del lazo, sin rueda.
Respecto a los seis faldones más estrechos, presentan en su parte baja algo más de la mitad de una rueda de ocho brazos -aparecen cinco- con zafates redondos, y en la parte alta, un trazado irregular del lazo, sin rueda.
Cuatro pechinas completan la armadura, para cerrar los rincones que quedan entre los paños ochavados y las esquinas de la estancia. Su ornamentación es ataujerada, es decir, se conforma a base de taujeles -o cinta de madera de poco grosor-, clavados en la tablazón de base y que ocultan la estructura de la pechina. Los taujeles, además, tienen su superficie exterior decorada con agramilado.
Entre los taujeles de la lacería resultan figuras geométricas distintas, que también son piezas independientes de madera, clavadas, con sus nombres propios. Figuran estrellas mutiladas, zafates redondos, zafates harpados, almendrillas y candilejos.
Los taujeles y las piezas geométricas, por tanto, constituyen como la epidermis de la pechina, al ocultar su tablazón y estructura.
La lacería compone en cada ángulo de la pechina una rueda mutilada con brazos de zafates redondos y harpados, y en la hipotenusa, una estrella mutilada.
Gloria Aljazairi López (2015) ha analizado la lógica constructiva de esta armadura de madera ochavada con ruedas de ocho, mediante el empleo de cartabones (de albanecar, de coz de limas y de armadura).
Desgraciadamente, la armadura carece de datos identificativos. Se encontraba en los almacenes de la Alhambra con otras muchas piezas que carecían de cualquier referencia respecto a su origen. Es muy posible que perteneciera al Museo por compra de elementos de derribo de las edificaciones que se demolieron para la apertura de la Gran Vía, salvándose así de ser quemada como debió acontecer con más de algún ejemplar en aquellas circunstancias (NUERE MATAUCO, 1995).
Fue restaurada gracias el proyecto del Ministerio de Cultura redactado por Enrique Nuere, en 1982. Se asentó en el libro de registro del Museo de la Alhambra el 12 de marzo de 1987.
La pieza, que no se encontraba completa, se construyó bien escuadrada, como correspondería a una armadura de cubierta de una estancia rica de casa importante (NUERE MATAUCO, 1995). Al proceder probablemente de un derribo, se perdió lógicamente su estribamiento, compuesto de simples maderos que al no presentar decoración no se salvarían de la demolición. En la restauración se repuso con tablazón lisa. Tampoco se salvaron sus aliceres, o frisos, posiblemente lisos. También había perdido dos de sus paños correspondientes a uno de los testeros. No conserva restos de policromía.
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