Museo Museo de la Alhambra
Inventario 000243
Departamento Museo de la Alhambra (MA)
Clasificación Genérica Pétreos. Elementos hidráulicos; Agua (conducciones)
Objeto/Documento Pila
Materia/Soporte Mármol
Técnica Tallado
Alisado
Pulido
Labrado
Trépano
Biselado
Calado
Dimensiones Altura = 61 cm; Longitud = 141,50 cm; Anchura = 88,50 cm; Profundidad = 49 cm
Descripción Excepcional pila (hawd) califal en mármol blanco, tallado, alisado y pulido, con decoración en relieve a base de escenas animalísticas de simbología regia y una inscripción, añadida en 1305 bajo el sultán nazarí Muhammad III. Esta refiere que el rey zirí Badis -siglo XI- trasladó la pila a su alcázar de Granada, desde Madinat al-Zahra´, en Córdoba.
De gran volumen, tallada en un bloque de mármol, con forma rectangular y altas paredes verticales decoradas las cuatro. La muy cuidada talla, en huecorrelieve, es decir, con los fondos rehundidos, se ejecutó con minuciosidad y detallismo, con labor de biselado para los planos oblicuos y angulosos de la ornamentación, así como del trépano para el efecto de relieve profundo, a modo de calados. Se conserva la pieza con algunas partes pegadas, varias fracturas y pérdidas, como los recortes en los bordes, y desgastes en las superficies.
La pila presenta dos temas ornamentales clásicos áulicos, uno de ellos repetido en ambos frentes, o lados largos, y el otro duplicado en los costados.
En los costados, la superficie se encuentra dividida en tres partes verticales, la central lisa, sin decorar, mientras que las laterales repiten una misma representación animalística, con rigurosa simetría especular -con pequeñísimas variaciones-. Una gran águila explayada apresa a un cérvido con cada una de sus poderosas garras mientras sostiene en sus alas una pareja de pequeños leones, en la parte superior, sobre un fondo vegetal estilizado, y una pareja de cervatillos o cabras, en medio. Cada pareja se dispone enfrentada. Destaca la minuciosidad de la talla en los rasgos de los animales, como el plumaje del águila, la melena de los leones o la cornamenta calada, mediante el trépano, de los cérvidos.
Este tema es un ancestral icono del poder soberano, muy representado en la heráldica hasta nuestros días. El modelo se repite en arquetas de marfil y tejidos. La figura del águila aparece en las enseñas militares del califa ´Abd al-Rahman III, según las crónicas. En la poesía de los siglos X y XI abundan metáforas que insisten en la comparación del monarca con el águila o el león que se abate sobre su presa.
En cuanto a la franja vertical lisa de ambos costados, Manuel Gómez-Moreno Martínez (1951) supuso que ahí se acoplaría algún soporte en cuya parte alta acometían las tuberías de entrada de agua para surtidores, quizá zoomorfos de metal (como los cervatillos y pavones conservados de época califal). Y observó que es la misma disposición de doble entrada de agua por los costados que tiene la pila del patio del Corral del Carbón de Granada.
Dado su gran tamaño, su forma, para verse elevada del suelo, y que tiene decorados los cuatro lados, para ser admirados girando a su alrededor, la pila califal pudo estar situada en origen también en el centro de un patio (MARINETTO SÁNCHEZ, 1995).
En los dos frentes de la pila se reproduce el mismo tema principal de leones atacando a ciervos y cabras montesas, en dos escenas afrontadas, con simetría especular, a ambos lados de un esquemático árbol de la vida central. Los animales giran las cabezas para mirar al espectador, mientras sus cuerpos están de perfil. Hay un pretendido detallismo en el tallado de los cuerpos, como en los pelos de bigotes y barbas, las largas melenas con mechones, las variadas texturas de los pelajes (círculos con radios girados o formas de gota de agua), las cornamentas con calados a trépano o en distintas colas, etc., más evidente en un frente que en el otro. Las pezuñas de los herbívoros y las garras traseras de los leones se alargan en una característica forma cónica ligeramente curva, a modo de puñales. Los ojos de los leones son ovalados en un frente de la pila y, en el opuesto, más redondos y perforados con un orificio, a trépano (quizá para embutirle un material de otro color -MARINETTO SÁNCHEZ, 1995-).
El tema de los felinos atacando o devorando a herbívoros es otro milenario esquema simbólico del poder, que a través del arte sasánida en Persia se incorpora a la simbología regia en el islam (CRESWELL, 1940; HAMILTON, 1959). El modelo iconográfico se repite en recipientes de marfil coetáneos, como el llamado bote de al-Muguira o la arqueta de Leyre. Recuérdese la abundancia de metáforas literarias en las que se compara al monarca con el león o el águila que se abate sobre su presa (PÉREZ HIGUERA, 1994).
Aunque el tema reproducido es el mismo en los dos frentes de la pila, las variaciones en la representación de ciertos rasgos de los animales han llamado la atención de los investigadores. Así, por ejemplo, Leopoldo Torres Balbás (1957) observó que el relieve de los animales es de estilo menos vigoroso en un frente -que sugiere debió de relabrarse en el siglo XIV- que, en el otro, considerado por él el primitivo. Aunque, quizá, tales variaciones respondan más bien a que el relieve en uno de ellos se ha conservado en mejores condiciones que el otro (MARINETTO SÁNCHEZ, 1995).
En cualquier caso, hay cambios más evidentes entre los dos frentes de la pila. Así, en el que Torres Balbás considera el primitivo, el campo decorativo central queda enmarcado por una cenefa en tres de sus lados -los dos verticales y el horizontal superior-, decorada por una sucesión de aves acuáticas (como patos y ocas), picoteando en el suelo, y peces entre ellas. Delimitan la cenefa dos molduras, la exterior lisa, plana, levemente redondeada y muy perdida; mientras que la interior es más gruesa, con perfil en escocia y conservada más completa, realzando la escena central.
En el frente opuesto, en cambio, la cenefa de enmarque no muestra animales, sino una larga inscripción, delimitada por dos molduras lisas y planas; la interior de ellas levemente inclinada hacia el centro, pero carente del perfil en escocia tan bien tallado que ofrece el otro frente. En la parte inferior de esta cara de la pila figuran animales pequeños -que en el anterior frente no aparecen-, como liebres o cervatillos, corriendo ajenos a la escena principal de los leones cazando a herbívoros.
En cuanto a la larga inscripción, con desgastes del relieve y partes desaparecidas, discurre en apretada letra cursiva nazarí, con astas bien marcadas y largas prolongaciones y encabalgamientos, a veces de palabras enteras. L. Torres Balbás se refirió a ella como inscripción desconcertante, puesto que su traducción ha motivado variadas interpretaciones por parte de los más insignes especialistas.
Así, Leví-Provençal (1931) tradujo de la inscripción los siguientes pasajes: Esta pila [hawd] se encontraba en su tiempo en [...] y la hizo trasladar Badis B. Habbus al-Sinhayi [rey zirí del siglo XI] a su castillo [o alcázar] en la capital de Granada. ¡Que Allah la guarde!... el rey, el justo, el victorioso, el seguro por Dios, el emir de los musulmanes y el defensor de la Fe, Abu ´Abd Allah [el sultán nazarí Muhammad III], hijo de nuestro señor el emir al-Galib bi Allah [...] y esto en el mes de sawwal del año 704 [1305], alabado sea Allah señor de los mundos.
Por su parte, Alois R. Nykl (1936-1939) en su traducción de la inscripción indicó, con dudas, que aparecía la palabra al-Zahra´; y añadió en una nota: Es más probable que la pila proceda de al-Zahra´ que no de Elvira.
En efecto, José Miguel Puerta Vílchez (2010) ha leído sin lugar a dudas, en la esquina derecha de la pieza, la palabra al-Zahra´, ciudad palatina califal de Córdoba, de donde pudo proceder la pila. Tal vez el calígrafo que talló la inscripción se equivocó de ciudad, pero lo cierto es que puso al-Zahra´. Otros investigadores, sin embargo, han adscrito hipotéticamente la pila al palacio de al-Zahira, por comparación estilística de la pieza con el ejemplar de la misma tipología que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, cuya inscripción en letra cúfica califal nombra a Almanzor y su alcázar cordobés de al-Zahira.
El texto deja claro que Badis, rey de la taifa zirí de Granada entre 1038 y 1073, trasladó la pila a su alcázar. Acto que entroncaría con la tradición de valorar y reutilizar los objetos del pasado. Es conocido que la Córdoba omeya fue expoliada y sus elementos arquitectónicos reaprovechados en construcciones posteriores. Esta práctica hoy se interpreta como la voluntad de afirmar una supuesta continuidad con el primer califato de occidente y, sobre todo, de potenciar su propia legitimidad, exponiendo reliquias de ese glorioso pasado en edificios tan emblemáticos como, en este caso, lo sería el alcázar de la dinastía zirí en Granada.
La inscripción en letra cursiva parece que se añadió a la pila en época del sultán Muhammad III, en 1305; de lo que se puede deducir que sería utilizada por los nazaríes en la Alhambra.
En el siglo XVIII, José de Hermosilla, académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, describe en una carta fechada en 1766, durante su estancia en Granada, un pilar de agua con figuras de venados, conejos, leones, zorros y con inscripción muy gastada; y lo encuentra situado en la torre del Agua de la Alhambra (PUERTA VÍLCHEZ, 2015). Bien podría tratarse de la pila aquí tratada o bien de otra de la que se han encontrado algunos fragmentos en excavaciones en la zona del Secano de la Alhambra (véanse las piezas con números de inventario 273 al 285 de este Museo de la Alhambra).
En el siglo XIX, hacia 1834, la dibujaron Owen Jones y Jules Goury al pie de la torre de la Vela, en la Alcazaba de la Alhambra. Por ello, en la documentación de la pieza en el Museo de la Alhambra se dice: Reutilizada como pilar en el foso de la torre de la Vela, de donde pasó al Museo. Y también: Adquirido por acumulación de objetos de la Alhambra para formar el Museo.
Durante años la pila estuvo exhibida en la sala de los Reyes del palacio del Riyad al-Sa´id (hoy llamado de los Leones), y, finalmente, pasó al Museo de la Alhambra. Fue asentada en el libro de registro del mismo el 28 de enero de 1944.
Este ejemplar formaría serie con otras pilas de la misma tipología, de la Córdoba califal, de las que subsisten dos completas y fragmentos de otras. De las completas, una se atesora en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y la otra en el Museo Dar Si Said -antes en la madraza Ibn Yusuf- de Marrakech. La primera tiene tallada una inscripción en letra cúfica que refiere la mandó hacer Almanzor para su alcázar de al-Zahira, en el año 377 de la Hégira (987-988); mientras que en la inscripción de la segunda pila consta que se labró para su hijo ´Abd al-Malik (ejerció el poder desde el año 1002 al 1009). Fragmentos de otras pilas de la misma serie se conservan en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, en el de Sevilla y en este Museo de la Alhambra (con los números de inventario 273, 274, 275, 276, 277, 278, 279, 280, 281, 282, 283, 284 y 285).
La pila tiene tres orificios circulares: uno en el fondo, otro en el extremo inferior de una de las paredes largas y el tercero en la base de una de las cortas.
En este Museo de la Alhambra se conserva una reproducción en escayola (con número de inventario 16408) de la pila original, realizada entre los años 1900 y 1925.
Iconografia Epigrafía árabe; León; Ave; Cabra; Cervatillo; Águila; Ciervo; Conejo; Pez; Árbol de la vida
Inscripciones/Leyendas Enmarque de un lado mayor, Cursiva, Árabe, Epigrafía
(1305)
(Esta pila se encontraba en su tiempo en (...) y la hizo trasladar Badis B. Habbus al-Sinhayi a su castillo en la capital de Granada.¡Que Allah la guarde!... el rey, el justo, el victorioso, el seguro por Dios, el emir de los musulmanes y el defensor de la Fe, Abu Abd Allah, hijo de nuestro señor el emir al-Galib bi Allah..., y esto en el mes de sawwal del año 704, alabado sea Allah señor de los mundos.) [Traducción de Levi-Provençal]
Datación 929-1031
Contexto Cultural/Estilo Califal
Lugar de Procedencia Córdoba(Andalucía, España)
[Madinat al-Zahra´]
Tipo de Colección Colección Estable
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