Foto: Archivo fotográfico Museo Pablo Serrano

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Museo Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC) Pablo Serrano
Inventario 2002.06.0050
Clasificación Genérica Pintura
Objeto/Documento Cuadro
Autor/a Viola Gamón, Manuel (Lugar de nacimiento: Zaragoza (m), 18/05/1916 - Lugar de defunción: San Lorenzo de El Escorial, 08/03/1987)
Título Composición abstracta
Materia/Soporte Tabla
Técnica Pintura al acrílico
Dimensiones Con marco: Altura = 94 cm; Anchura = 74 cm; Grosor = 3,40 cm
Inscripciones/Leyendas DE 1999/01/0047
39 [Nº dado por Félix Adelantado]
Reverso
[Pegatina de Modularte]
Firmas/Marcas/Etiquetas Ángulo inf.derecho
Viola
Datación 1970
Historia del Objeto Llegada al museo Pablo Serrano para su exposición temporal Felix Adelantado. Una donación para un museo de arte contemporáneo 5 de mayo al 6 de junio de 1999. Tras esta permanece en depósito mientras se gestiona su donación que no se hace efectiva hasta mayo de 2002.

EXPOSICIONES

2008
Ideas, escenarios y pobladores. Exposición antológica de arte aragonés contemporáneo, Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña

EXPOSICIONES

1999
Félix Adelantado. Una donación para un Museo de Arte Contemporáneo, Museo Pablo Serrano, Zaragoza, 5 de mayo a 6 de junio
Clasificación Razonada Este cuadro de Manuel Viola sigue en la senda del informalismo que el artista había iniciado a finales de los cincuenta y que le llevó a participar en el grupo El Paso entre 1958 y 1960. En estos años había pintado obras importantísimas, como Saeta (1958), que le abrió las puertas del grupo, y que después formaron parte de sus más importantes exposiciones, como las de 1961 en el Ateneo de Madrid y la de 1965 en la sala de la Dirección General de Bellas Artes.
Esta obra de la colección del IAACC Pablo Serrano fue pintada en 1970. En este momento Viola es ya un pintor importante, un intelectual reconocido y arropado por los círculos artísticos y sociales, así como un personaje famoso por su excentricidad y actitud transgresora. En 1970 había hecho dos importantes exposiciones en Madrid, en la galería Skira y en la sala de exposiciones del Club Pueblo, y durante 1971 pinta con gran vitalidad motivado por la antológica que le preparaba el Museo Español de Arte Contemporáneo, organizada por Luis González Robles, para diciembre de ese mismo año y que después itineraría a Zaragoza, Barcelona y Castellón. Como apunta Javier Lacruz, pinta en este momento alguna de sus obras más líricas, serenas y sosegadas, de vocación contemplativa (Ventana al infinito, Levitación), alejadas de sus pinturas más tempestivas de los cincuenta y sesenta, probable reflejo de su etapa vital. Para la exposición también pinta un gran tríptico, en el que muestra la evolución de su pintura, más suelta y colorista que en la década anterior, pero conservando la energía del gesto y la fuerza expresiva, deudoras de la action painting norteamericana, que le habían conducido a ser uno de los pintores más reconocidos de la abstracción en España.
Esta exposición supuso para Viola el más importante reconocimiento a su trayectoria artística, sobre la que escribieron algunos reconocidos críticos del momento. Para Antonio Cobos, La gran sala central de las galerías de la Dirección General de Bellas Artes, por obra y gracia de la fantástica muestra antológica del artista y por la grandiosa instalación de la misma, ha quedado convertida en una especie de capilla sixtina de la pintura abstracta. Lo de menos en las obras de este artista son las sugerencias fantasmagóricas, los centelleos cromáticos y los latigazos de luz. Lo trascendente está dentro de ellas, en sus entrañas ibéricas, raro amasijo de gracia, misticismo y drama.
En el catálogo escribió Aldo Peregrini: Para quien ha vivido tan intensamente como Viola, no es extraño que la pintura constituya, ante todo, una exaltación de lo puramente vital. Viola permaneció fiel a un modo de expresión que no significó para él plegarse a una moda circunstancial sino a la necesidad interior de adoptar una pintura que exigía la máxima aventura e imponía la máxima tensión. Destacó su adscripción al informalismo, una búsqueda que consiste fundamentalmente en restituir la realidad a partir del hecho mismo de vivir. El hombre es existencia en tanto que actúa. Entre esas luces y sombras, colisiones y estallido, Viola no ofrece el gran espacio ideal para recorrer la libertad.
Y para José María Moreno Galván, Viola es el aformalismo por vocación interior, por manera de ser, por vocación. Él es la antiestructura, la antijerarquía, la antinorma. [.]. Las fuerzas vitales de su pintura se manifiestan como surtidores de luz, de luz irradiada al infinito.
Esta pintura de 1971 guarda todas las características de la obra de Viola en este período y bien pudo ser pintada para participar en su exposición antológica organizada por el Museo Español de Arte Contemporáneo.
Bibliografía Félix Adelantado. Una donación para un museo de arte contemporáneo. Zaragoza: Gobierno de Aragón, 1999. Il. s./p..

VV.AA.. Ideas, escenarios y pobladores. Exposición antológica de arte aragonés contemporáneo. Gobierno de Aragón, 2008. pp.98-99.
Forma de Ingreso Donación
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