| Historia del Objeto |
Pertenece a la serie de los Cuadros selectos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, publicada entre 1870 y 1885: D por Leopoldo Sánchez Díaz y G por Ricardo Franch.
El 29 de agosto de 1628, Zurbarán firma un contrato con los frailes de la Merced Calzada de Sevilla con el encargo de realizar veintidós pinturas sobre la vida de San Pedro Nolasco, fundador de la orden. El conjunto está hoy disperso entre la Catedral de Sevilla, el Museo del Prado y colecciones extranjeras. Al prolongarse la ejecución de estas obras, y quizás para compensar el retraso, Zurbarán lleva a cabo en los mismos años otra serie de lienzos, también con intervención de ayudantes, con destino a la biblioteca del mismo convento. Se trata de doce retratos de teólogos y eruditos de la orden, algunos ya fallecidos, cuya intención era perpetuar su memoria. Cinco cuadros de esta serie fueron confiscados por Godoy en 1802, pasando a formar parte de la colección de la Academia en 1816.
En la sala se exponen cuatro frailes de composición similar. Las figuras surgen de un fondo tenebrista, con gran majestuosidad y con carácter intemporal. Todos captados desde un punto de vista bajo. Como contrapunto a la figura blanca, una pequeña mesa cubierta con tapete rojo. La aparente uniformidad está matizada por la distinta orientación de las figuras, por la variedad en la disposición de las manos y por la gama de tonalidades que hacen de estas pinturas una autentica sinfonía de blancos.
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