| Descripción |
Se trata de una composición de gran formato y dinamismo en el que a partir de un núcleo central, en el que se utiliza la arena como elemento aglutinador, se traza una composición en la que prima las líneas rectas diagonales. Los colores ocres y blanco se muestran en el interior de la obra, mientras que los negros aparecen en los contornos. La obra, de gran perfección formal, denota una ejecución veloz por los goteados y la gestualidad en la aplicación de los colores.
Esta obra se enmarca dentro del periodo del informalismo abstracto, de comienzos de la década de los sesenta del siglo XX, que llevó a cabo la artista alicantina en la fase inicial de su producción artística. Como señala Natalia Molinos en su tesis doctoral "La artista alicantina Juana Francés: estudio crítico de su obra" este tipo de obras muestran la urgencia de su plasmación, dado que esa sensación de rapidez en la ejecución había de trasmitirse en las sensaciones perceptivas del propio espíritu del espectador.
Juana Francés es la única mujer que en 1959 participó en la creación del grupo artístico de vanguardia "El Paso". Recoge la investigadora en su tesis que fue invitada a participar, tanto por su amistad con Manuel Conde, uno de los impulsores, como en calidad de consorte de Pablo Serrano, y que para algunos de los miembros del Grupo su presencia fue considerada como una imposición, pues consideraban que no reunía la calidad suficiente. Sin embargo, esas opiniones parecen ser mas debidas a una opinión subjetiva, por su condición femenina y de esposa de Pablo Serrano, que a criterios profesionales. Sus méritos artísticos ponderados en los años de creación del grupo eran incluso superiores a algunos de sus compañeros de grupo.
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