Museo Museo Nacional del Teatro
Inventario FT00155
Objeto/Documento Fotografía
Autor/a Anónimo
Título Taller de escenografía de Giorgio Busato
Materia/Soporte Papel fotográfico pegado en cartón
Dimensiones Altura = 16 cm; Anchura = 23 cm
Cart,: Altura = 18 cm; Anchura = 24 cm
Descripción El prototipo de mujer de fines del XIX está definido por una serie de rasgos que la diferencian claramente del varón: se encuadra dentro del esquema tradicional de "mujer ideal", esposa sumisa y madre perfecta, dedicada exclusivamente al ámbito doméstico. Las mujeres casadas no disponían de autonomía personal o laboral ni de independencia económica, ya que la ley no reconocía a las trabajadoras casadas la capacidad necesaria para controlar su propio salario, que debía ser controlado por el marido. Perdura su condición de ser inferior en varios terrenos. La subordinación de la mujer obedece no solo a diferencias fisiológicas y biológicas entre los sexos sino también a aspectos religiosos.
Las leyes políticas tampoco reconocían a la mujer derecho alguno, ya que el sufragio universal y los derechos políticos concedidos por la Constitución de 1869 eran patrimonio exclusivo de los varones mayores de 25 años.
La división imperante únicamente había permitido a las mujeres de capas populares, tanto rurales como urbanas, participar en trabajo asalariado y doméstico. En cualquier caso, el trabajo asalariado femenino se consideraba algo transitorio, hasta que un hombre, padre, hermano o marido, pueda encargarse de mantener a la mujer. De ahí la concepción del trabajo femenino como sustitutivo o complementario del masculino, con las lógicas consecuencias desfavorables tanto en el salario como en las condiciones laborales de la mujer asalariada.
El acceso de la mujer al ámbito profesional era un fenómeno muy aislado en la España de fines del XIX y muy reducido a parcelas como el trabajo doméstico, el comercio o la enseñanza (se fundan la Escuela de Institutrices en 1869 y La Escuela de Comercio en 1878, a las que acudía una privilegiada minoría de mujeres).
En este contexto, la labor creativa es obra casi exclusiva del varón. Dentro de la historia del teatro español, desde el siglo XVII podemos encontrar, mujeres cuyos nombres han perdurado en el tiempo. Estas mujeres han desempeñado diferentes trabajos que van desde la interpretación hasta la dirección y dramaturgia de las obras. Incluso, podemos encontrar cierto número de mujeres que han desempeñado el papel de empresarias de algunas compañías importantes del país. De todos modos, hemos de recordar que nos referimos a una presencia constante de la mujer que no está a la altura de la del hombre.
Si queremos referirnos al papel de la mujer en el teatro como figurinista y escenógrafa, sólo encontramos algunos nombres importantes a partir del siglo XX. La más destacada es Victorina Durán (1899-1994). En épocas anteriores los decorados de las obras teatrales se basaban en telones pintados (normalmente por hombres). En el teatro, las mujeres encargadas del vestuario han existido desde el principio, y esta tarea se mantiene hasta hoy como un trabajo de carácter femenino.
Esta fotografía refleja la realidad social de la época por lo que al trabajo de las mujeres se refiere. Tal y como recoge la imagen, entre los colaboradores y obreros, del taller del escenógrafo Giorgio Busato en Madrid en el que se realizaban las escenografías para los montajes de teatros como el Real de dicha ciudad o los de Zaragoza, Oviedo, Toledo, Málaga o Sevilla, no aparece ninguna mujer.
Datación 1880
Contexto Cultural/Estilo Naturalismo post-romántico
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