| Descripción |
Cartel de propaganda política editado en Madrid durante la Guerra Civil perteneciente a una tipología muy frecuente en el bando republicano cuyo tema central es la solidaridad entre regiones, fundamentalmente con Madrid, Asturias, País Vasco y Cataluña. En el caso de Madrid, fueron muchas las iniciativas y campañas de solidaridad con una ciudad que, recordémoslo, fue la primera en sufrir un bombardeo aéreo, concretamente el 4 de noviembre de 1936. La representación en este tipo de carteles requería el máximo de expresividad en la imagen con el objeto de informar o propagar las ideas ante una población con un elevado índice de analfabetismo, por lo que la cartelística española es fundamentalmente realista y sin apenas influencia de los movimientos artísticos de vanguardia europeos, en especial de los abstractos. Las imágenes tópicas más utilizadas para la solidaridad solían ser aquellas que mostraban a las personas más indefensas en una guerra: las mujeres y los niños.
En el fotomontaje de este cartel aparecen en primer plano una madre y su hijo, resaltando la idea de la mujer como madre protectora, aunque la brutalidad del ataque la relega en este caso al papel de víctima impotente. Ambos están constreñidos de forma dramática por el mensaje del texto: evitar esto. Sobre ambos sobrevuelan de forma amenazante varios aviones del bando sublevado. La intensidad del miedo al momento, reflejada en las caras de ambos personajes, viene reforzada por la imagen, que se impone desde un lateral y en picado, de un edificio en ruinas a consecuencia de un bombardeo reciente.
Al margen de las conocidas imágenes de mujeres milicianas vistiendo orgullosas sus monos de obreras alzadas en lucha para defender los intereses de su clase, la cartelería de la guerra se decantó por reflejar el papel que desempeñó la mujer en la España en guerra y que, como en tiempos de paz, se desarrolló fundamentalmente en la retaguardia. En el bando republicano las mujeres trabajaron activamente en la resistencia como mano de obra en las fábricas de municiones y talleres de ropa militar y se ocuparon de la asistencia social atendiendo hospitales, comedores, escuelas, asilos.. Por su parte, en el bando llamado "nacional" organizaciones como la Sección Femenina, o el Auxilio Social, en otras, compuestas exclusivamente por mujeres se encargaban de apoyar a las víctimas "nacionales" de la guerra, a reunir dinero necesario para la causa, y su papel en la atención de heridos y enfermos, así como en la organización de la asistencia social a los necesitados, fue incuestionable.
Pero más allá de las cuestiones ideológicas o del lugar geográfico en el que a cada una le tocó vivir la guerra, todas ellas con su callada labor de sostenimiento de la familia constituyeron, como en todas las guerras, uno de los pilares esenciales para la supervivencia de la población civil convirtiéndose en un poder silencioso y silenciado.
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