Foto: Masú del Amo

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Museo Museo Nacional de Artes Decorativas
Inventario CE19969
Clasificación Genérica Vidrio y cristal
Objeto/Documento Botella
Materia/Soporte Vidrio
Oro
Esmalte
Técnica Esmaltado
Dorado
Soplado
Dimensiones Altura = 21,40 cm; Anchura = 12,50 cm; Profundidad = 7,20 cm
Descripción Esta botella es una intersantísima pieza de vidrio soplado en color morado con una rica decoración esmaltada de temática figurativa, geométrica, vegetal y pseudoepigráfica. Presenta cuerpo globular aplanado y cuello bulboso con dos asas. Se aprecian, inscritos en tondos, dos retratos contrapuestos, uno masculino y uno femenino, esmaltados en tonos verdes, dorados y blancos, ataviados a la moda cortesana del momento. El resto se decora con orlas de contarios esmaltados. El hombro y el cuello tienen una inscripción cúfica entre lineas doradas bajo dos gorgueras y borde exvasado. El pie es oval, exvasado con base encajada.
Iconografia En cada uno de los lados: Retrato;
Retrato de tres cuartos de un hombre y una mujer. Vestidos a la moda italiana; la mujer vestida de verde y blanco y el hombre vestido con un manto, pieles y sombrero de armiño de influencia de la corte borgoñesa. Ambos en un paisaje nevado y con árboles.
Inscripciones/Leyendas Cuello de la botella
Banda cúfica
Datación 1476=1500
Lugar de Producción/Ceca Mallorca (España, Europa) [Posiblemente]
Clasificación Razonada Actualmente los expertos la datan en la transición del siglo XV al XVI y se denomina Mallorca porque se halló en un palacio de la isla. Su procedencia es dífícil de concretar, posiblemente se soplara en Venecia o en el entorno mediterráneo de la Corona de Aragón (Mallorca, Barcelona o Valencia). Está documentado que a Mallorca llegó la façon de Venise a través de la propuesta que Domenico Barovier hizo en 1605 a los Jurados de Mallorca, para enseñar a trabajar el vidrio a los maestros locales. Lo cierto es que la botella es una pieza muy valiosa por su calidad y también por su indiscutible antigüedad, científicamente probada en estudios de la NASA, como sabemos por el Corning Museum of Glass, pues sería la pieza de vidrio esmaltado más temprana de las conservadas en este contexto.
La inscripción de grafia pseudoárabe, en esmalte blanco, es únicamente decorativa, pero nos puede remitir también al período de transición de la Baja Edad Media hacia el Renacimiento.
Si, como apuntan algunas teorías, se puede vincular al ámbito cortesano, esta botella para perfume o florero, se pudo diseñar como obsequio amatorio o nupcial. Dado que en el inventario de Isabel La Católica (1503) se citan piezas análogas, pudo ser realizado para la boda de Felipe el Hermoso y Juana (1494).
Bibliografía La fiesta en la Europa de Carlos V. Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000. p. 409. il. 96; Botella. Anónimo. Mallorca, finales del siglo XV. Vidrio soplado, esmaltado y dorado. 21,5x13,5x7cm.
Los objetos de vidrio han tenido desde la Antigüedad carácter suntuario, alcanzando un desarrollo en toda Europa a partir de 1450, cuando se produce una importante conquista de orden tecnológico con la invención de un vidrio particularmente puro, debido sobre todo a los talleres de Murano, por lo que, a partir de 1469, se decretó que sólo los nacidos en la isla podían trabajarlo. La refinada producción muranesa se extendió por toda Europa, y los vidrios venecianos adornaron las mansiones y mesas de los papas, soberanos y príncipes, tal y como puede apreciarse en la múltiples pinturas de la època. Entre finales del siglo XV y comienzos del XVI, los vidrios muraneses más ricos, ya fueran coloreados o incoloros, se decoraban con esmaltes y oro, técnica de gran complejidad y que precisaba diferentes fases productivas, interviniendo en ello pintores especializados en tal cometido. La tipología es muy variada, reproduciéndose a veces modelos de metal de la época como son copas, jarras, vasos, fruteros, botellas, etc. Además de los tipos utilitarios, los vidrieros fabricaron infinidad de pequeños objetos decorativos, piezas destinadas a regalos y a la decoración, con una clara función suntuaria, que consituyeron importantes piezas de colección. En general presentan una amplia gama cromática y una gran variedad de temas figurativos. A pesar de custodiarse celosamente las recetas de los vidrios producidos en los hornos venecianos, los avances en ellos experimentados tuvieron una ràpida difusión por Europa, debido entre otras cosas a las frecuentes emigraciones de los maestros, cuya obra era requerida por las cortes transalpinas. Estos traslados de artistas llegaron a estar prohibidos, para preservar el monopolio de los vidrieros de lujo y de su comercio en manos de la Serenísima. Durante el siglo XVI existió en España un importante comercio de objetos de vidrio procedentes de Venecia para atender la enorme demanda de la nobleza española, especialmente de la corte. El rey Felipe II fue uno de los más importantes comitentes de estas piezas de vidrio, formando una amplia colección de ellas. También las industrias vidrieras españolas experimentaron un gran desarrollo en estas fechas, sobre todo en el área levantina, más en contacto con la península italiana. Cataluña fue la zona donde más peso y arraigo tuvo esta actividad, con ordenanzas propias desde mediados del siglo XV y feria el primer día del año. La producción de vidrio también tuvo un enorme desarrollo en la islade Mallorca, aunque siempre muy vinculada a Cataluña, como se aprecia en la similitud entre las manufacturas catalanas y las piezas salidas de los hornos mallorquines. Son varios los nombres de artistas de la isla que se establecieron en Cataluña y viceversa. Por otra parte, muchas de las piezas catalogadas como catalanas proceden de Mallorca. En unas y otras, la alta calidad de las piezas se pone de manifiesto a través de los inventarios de la nobleza española, en donde figuran en lugar destacado los vidrios de Barcelona, casi siempre mencionados junto a los de Venecia. El mismo embajador veneciano Andrea Navagero ensalzaba en 1523 los vidrios catalanes. Su testimonio es doblemente destacable por su procedencia veneciana. Pero no fueron estos los únicos talleres que funcionaron en España a lo largo del siglo XVI. También gozaron de cierto prestigio los hornos castellanos y andaluces, prolongación de los que estaban activos en épocas anteriores. La pieza que aquí se muestra se ha incorporado recientemente a las colecciones del Museo Nacional de Artes Decorativas. Es una jarra decorativa o florero, conocida en el área catalana como pitxer (pichel), que se caracterizan por su forma achatada,alto cuello y dos pequeñas asitas ornamentales. El cuerpo es ovoide, ligeramente aplastado, y aparece pintado en cada una de las caras con sendos retratos de un caballero y una dama, representados de tres cuartos e inscritos en unos registros circulares. Las figuras se destacan sobre un fondo de paisaje nevado flanqueado por dos árboles, rodeando al conjunto un entramado de puntos en blanco y dorado que cubre toda la superficie. A la altura de las asas, y flanqueda por ellas, hay una inscripción en caracteres cúficos entre líneas doradas, prueba de la pervivencia del arte mudéjar..

Los Reyes Católicos y la Monarquía de España. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004. p. 497-499, il. 176; Publicada por primera vez hace muy poco tiempo, esta botella está en vías de convertirse en una de las más importantes piezas del patrimonio vítreo español y sin duda una de las más complejas de clasificar. Su corta bibliografía muestra una aguda discusión en cuanto a su centro manufacturero, discusión en buena parte oral en la que nosotros intervinimos en su momento más delicado. Aparte de esta cuestión que, a determinado nivel de concreción, quedará más o menos irresuelta, la bibliografía recoge aportaciones de gran interés que ya casi agotan lo que se puede decir en materia cultural y de contexto. La botella procede de Mallorca, de su mercado anticuario, adquiriéndose en uno de sus palacios; seguimos actualmente una pista que tal vez permitirá localizarlo. Se subastó en Londres clasificada como veneciana (Christie´s, 1995, num. 111, dándose noticia de los ejemplares relacionables), adjudicándose a una prestigiosa institución cultural. Tras la venta, H. Tait, especialista en vidrio veneciano, expresó su disconformidad con la clasificación e incluso con la autenticidad. En ese punto fui contactado para dar mi opinión, habida cuenta de que la procedencia prácticamente anulaba la posibilidad de la falsificación. Sin conocer la pieza en directo me pareció, por Fotos, que efectivamente la autenticidad parecía segura y que la discordancia entre la magnífica decoración geométrica y la torpeza del dibujo en los dos medallones con personajes (que puede ser indicio de un antiguo esmaltador especializado, de un horno importante, trabajando en solitario), además de la presencia de una orla pseudoepigráfica árabe, podían revelar un vidriero veneciano trabajando para el mercado español, seguramente desvinculado ya de Murano. La propia Mallorca es lugar idóneo para un artista de estas características, a medio camino entre las penínsulas itálica e ibérica; su arte suele tener este componente híbrido y se documentan instalaciones de vidrieros venecianos en épocas posteriores, incluso un Barovier en 1605 (Jiménez Raurell, 1996, p. 34 y Doménech, 1999, pp. 519-520). Por otra parte es un lugar privilegiado para la venta de las manufacturas por vía marítima, la menos peligrosa y más barata para estos productos, que se vendían embalados en paja. (Pusiéronle en unas argenas de paja, como aquellas donde llevan el vidrio, igualando los tercios con piedras y entre paja, puestos algunos vidrios, porque se diesse a entender que como vaso de vidrio le llevan. Cervantes, El licenciado vidriera.) Al conocer en directo el objeto me ratifiqué en los términos antes expuestos: la cuestión de los vidrios desplazados parece que fue muy importante en el gran auge de la façon de Venise española; en Cataluña hay que considerar a los vidrieros franceses fugitivos de las guerras de religión del siglo XVI. En cualquier caso, el objeto fue resubastado a causa del cambio de clasificación: la ficha del segundo catálogo recoge mi hipótesis (que parece fue colectiva, según allí se explica) y es un estudio extremadamente prolijo, con la intención de zanjar las fluctuaciones clasificatorias posibles. Recoge también la hipótesis de que pudiera tratarse de un objeto para la boda (1494) de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, hipótesis interesante para connotar positivamente el objeto para su venta, pero falta de cualquier verosimilitud (¿en qué se basa?). Con la clasificación de producción española (Sotheby´s, 1999, num. 76, pp. 20-23) el Estado lo adquirió para el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid. Con posterioridad lo ha publicado Fernández Martín (2000, num. 96, pp. 408-409) y Carreras (2004, num. 276, pp. 515-516); esta última ficha es del mayor interés, pues prácticamente documenta la pieza en cuanto a tipología: por ejemplo, entre otros un bujeta [frasco de perfumes] con unas letras de esmalte blanco, y unas ruedas doradas al derredor, y en medio de cada rueda, unas figuras de mujeres y de hombres, en el inventario del Violante de Albión (1503) de envíos de vidrio desde Barcelona por Fernando el Católico a la Reina. Ya que sale una apreciación de uso, podemos apostillar que esta botella debe de ser el típico obsequio amatorio (o nupcial). La representación señala al hombre que envía flores a la dama, que las recibe y muestra, y las flores son alegoría asociativa del objeto, bien por ser frasco de perfumes, bien por ser florero para una o unas pocas flores, según aparecen en la iconografía contemporánea; los floreros domésticos eran frecuentemente de muy pocas flores, pues éstas solían ser cortadas del propio jardín. Nuestra botella presenta, según avanzamos, ciertas incongruencias que no dejan de ser típicas de nuestras manufacturas; en este caso la decoración global es mucho mejor (las orlas van trazadas con compás) que las pinturas figurativas. El letrero será decorativo, parece no admitir ninguna lectura, mucho menos doble (árabe y cristiana al tiempo), como ocurre en alambicados letreros en la cerámica española contemporánea. De todas formas es el típico recurso decorativo de letrero pseudoárabe tan frecuente en todas las artes de todos los países hispánicos en la Baja Edad Media. Sin ánimo de introducir elementos de incertidumbre, he de señalar que la clasificación como barceloneses del pequeño grupo de esmaltados con blancos, de hacia 1500 (Ainaud de Lasarte, Juan, Cerámica y vidro, col. Ars Hispaniae, vol. X, Madrid , Plus Ultra, 1952, p. 352) me parece una simplificación. Por ejemplo, he encontrado en arqueología, en Murcia [Barrachina, Jaime, Vidrio moderno, en Platería 14. Sobre cuatro casas andalusíes y su evolución (Siglos X-XII), Murcia, Ayuntamiento, 11)1)7, Serie Excavaciones Arqueológicas en la Ciudad de Murcia, num. 1, pp. 65 -68, p. 66, fig. 19)] un ejemplar similar a la famosa jarrita del Museo de Artes Decorativas, de num .23.280 procedente de Valencia. Así pues, podría señalar un horno levantino más meridional. Como en el caso que nos ocupa, los grandes centros a que se referiría nuestro objeto serían Venecia como referencia general y Barcelona como derivada, pero un horno accidental mallorquín instalado por un vidriero de formación veneciana es una hipótesis verosímil. Jaime Barrachina Navarro
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SANDOVAL, Mª José. Isabel La Católica, la magnificencia de un reinado. 2004. p. 515-516, il. 276; Frasco de cuello estrangulado con resaltes, depósito de forma bulbosa y sección oval, con dos asas macizas en su parte alta y pie grueso con repliegue de terminación cónica hacia el interior. Decoración dorada de esmalte formando puntos blancos y verdes, letras de estética arabizante pero sin contenido legible y sendos medallones con un caballero y una dama ante paisajes con árboles. Importante objeto de compleja atribución, de características indudablemente venecianas y con grandes analogías con una jarra azul esmaltada de aquella procedencia, hoy conservada en el Museum of Art de Baltimore. No obstante, un estudio atento revela diferencias técnicas y estéticas con otras piezas conocidas, que nos llevan a pensar en una elaboración à la façon de Venise, realizada en tierras de la Corona de Aragón. En este caso se trataría de la pieza conocida esmaltada de esta procedencia más antigua y más refinada, aunque carecemos de otros ejemplos similares, catalanes o mallorquines, para establecer comparaciones directas. La procedencia insular, de un palacio con colecciones antiguas, puede sser un punto interesante a tener en cuenta, así como el conocimiento documental del trabajo del vidrio en la isla, pero la ausencia de otros ejemplares indudablemente mallorquines conservados no permite una atribución concluyente. Más datos nos aporta la vidriera catalana que, en los escasos ejemplares conocidos hacia 1500, presenta fuertes analogías en el uso del dorado, en la abundancia del color blanco, en el gusto por el color blanco, y en el gusto por los puntos y especialmente en la banda de caligrafías arabizantes ilegibles, desconocida en ejemplares venecianos. En cuanto a las figuras representadas de un hombre y una mujer, sus ricas indumentarias ofrecen concomitancias con la moda hispana cortesana de la época, mientras que su ejecución más ingenua que la de los ejemplares vénetos, comparte algunas características con el cromatismo y la realización aun más esquemática de los ejemplares catalanes esmaltados con personajes, realizados a lo largo del siglo XVI. Por su forma, el ejemplar también podía ser precedente de algunas vasijas con asas, de líneas más estilizadas e igualmente de sección oval, de la producción catalana de aquella centuria. La relación con el inventario del 9 de mayo de 1503 de la dama de Isabel la Católica, Violante de Albión, en el que describe las piezas de vidrio enviadas por el esposo de la reina desde Barcelona, es particularmente interesante en muchos aspectos. Aunque la procedencia de aquella ciudad ni sea un factor determinante para considerar de origen catalán la colección de vidrio suntuario de la reina, parece evidente que muchos de los objetos sí pudieran serlo. A pesar de conocer hoy en día muy pocos vidrios morados de aquel periodo, en el inventario, osn las más abundantes después de las blancas o incoloras (Un jarro de vidrio morado con unos cercos dorados, e esmaltado de esmalte blanco, con su asa). Paralelamente, las decoraciones también presentan fuertes analogías: Una bujeta [.] con unas letras de esmalte blanco, y unas ruedas doradas al derredor, y en medio de cada rueda unas figuras de mugeres e de hombres, Otra jarra alta con dos asytas doradas de oro molido [.] y por el cuello unas letras moriscas de esmalte blanco u Otra jarra de vidrio morado, con su sobre copa e dos asytas pequeñas, e por toda ella unas gotas de esmalte blanco e verde e unas pedrezuelas de esmalte que parescen turquessas (inventario transcrito en Gudiol Ricart, J., Els vidres catalans, Barcelona, 1936, pp. 143-178). Jordi Carreras Barreda; Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales; Valladolid: Junta de Castilla y León, D.L. 2004 [catálogo de la exposición del quinto centenario de Isabel la Católica, 1504-2004]..

Viaje a través de las artes decorativas y el diseño. Asociación de amigos del Museo Nacional de Artes Decorativas, 2012. p.18.

VV.AA.. El jardín de Melibea. Madrid: Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000. p. 308, il. 48; Botella.
Mallorca.
Finales del siglo XV.
Vidrio soplado y esmaltado.
21,5 x 13,5 x 7 cm.
Madrid, Museo Nacional de Artes Decorativas [inv. nº 19969].; Madrid: Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, D.L. 2000 [Catálogo de exposición, Monasterio de San Juan, Burgos, 18 de abril-20 de junio de 2000]..

VV.AA.. Ponferrada: templarios, peregrinos y señores: el mundo de los castillos. Valladolid: Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 2010. p. 198; Botella con la representación
de un caballero
· Taller de la Corona de Aragón.
· Cataluña o Mallorca, siglo XV (hacia
1480-1500).
· Vidrio morado soplado, dorado y
esmaltado.; Valladolid: Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, D. L. 2010 [cat. exp., Castillo de los Templarios, Ponferrada (León), 29 de octubre de 2010-8 de enero de 2011].
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