Foto: Museo Nacional de Escultura

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Museo Museo Nacional de Escultura
Inventario CE0020
Clasificación Genérica Mobiliario litúrgico; Escultura
Objeto/Documento Retablo
Autor/a Anónimo
Título Retablo de la Vida de la Virgen; Retablo del Descendimiento (título anterior)
Materia/Soporte Madera de nogal
Técnica Tallado
Dimensiones Altura = 283 cm; Anchura = 248 cm; Profundidad = 37 cm
Descripción El retablo es una muestra importante de la exportación flamenca de obras escultóricas a Castilla donde alcanzaban una alta valoración. Su estructura, en forma de caja de remate curvo, permite relacionarlo con obras producidas en la ciudad de Amberes en torno a 1515.
Tallado en nogal, se compartimenta en tres calles separadas por pilarcillos góticos terminados en pináculos, en las que se albergan cinco escenas ordenadas cronológicamente de izquierda a derecha, y de arriba abajo: el Nacimiento de la Virgen, la Anunciación, el Nacimiento de Jesús, la Adoración de los Reyes Magos y, ocupando el centro, el Descendimiento, que presenta en su parte inferior la escena del Llanto sobre Cristo Muerto y en la superior un Calvario incompleto en el que falta la figura del mal ladrón y la cruz desnuda, recortado sobre una Jerusalén de aspecto medieval. Todos los relieves apoyan sobre repisas adornadas con elementos vegetales y se cubren con doseles de tracería calada. El retablo en su origen se completaba con dos puertas adoptando la forma de tríptico.
Un análisis detallado de las escenas permite apreciar la mano de artistas diferentes dejando constancia del proceso creativo, en el que varios oficiales trabajaban a las órdenes de un maestro. Las dos laterales superiores destacan por su delicadeza compositiva y una gran finura y detallismo en la ejecución; el resto presenta mayor fuerza volumétrica y expresiva, y un marcado realismo en las caracterizaciones. El conjunto transmite una abundante información sobre la época en la que fue ejecutado, tiñendo de cotidianidad el hecho religioso.
Iconografia Calle lateral derecha inferior: Adoración de los Reyes Magos;
Calle lateral derecha superior: Anunciación de la Virgen María;
Calle central: Descendimiento de la cruz;
Calle lateral izquierda inferior: Nacimiento de Jesús;
Calle lateral izquierda superior: Nacimiento de la Virgen María
Datación 1515[ca]-1520[ca]
Contexto Cultural/Estilo Gótico brabanzón
Lugar de Procedencia Convento de San Francisco (Franciscanos), Valladolid (m)(Valladolid Centro, Valladolid (p))
Lugar Específico/Yacimiento Convento de San Francisco (Franciscanos)
Clasificación Razonada Es significativo que incluso en periodos en los que el estilo gótico se valoraba con escaso interés, el retablo con escenas de la Vida de la Virgen haya sido considerado como obra digna de ser destacada entre los fondos del Museo creado en Valladolid, desde sus primeros años de existencia. Lamentablemente desconocemos los pormenores del encargo que determinó su llegada al convento de San Francisco de la misma ciudad, de donde sin duda procede. Así lo atestiguan el inventario de desamortización y alguna referencia antigua como la recogida por Manuel Canesi en su historia de Valladolid donde se cita en una capilla de la nave de Santa Juana, llamada del Santo Cristo, un retablo obra muy antigua pero las figuras muy perfectas pequeñas y de media talla. En varias ocasiones se le ha puesto como ejemplo de las piezas artísticas que se adquirían en las renombradas ferias de Medina del Campo, pero se trata de una mera suposición, sin apoyo documental, que se atribuye con frecuencia a obras cuyo estilo indica su procedencia de los Países Bajos.
Consta el conjunto de tres calles con dos alturas en las laterales y una única escena en la central, en cuya parte superior, sobre un paisaje urbano, se representa el Calvario y en la inferior el episodio en la que la Virgen María acompañada de varios personajes recibe sobre su regazo el cuerpo de su Hijo, denominado Llanto sobre Cristo muerto. Una cita un tanto confusa recogida en la historia del convento escrita en 1660 por Fray Matías de Sobremonte, ha llevado a suponer que sobre el fondo que actualiza el aspecto de Jerusalén a una ciudad medieval amurallada debía disponerse el Crucificado con los dos ladrones. Sin embargo, parece más lógico pensar por la propia distribución de la calle central, sin división de ensamblaje, que en la parte superior solamente se encontraba la cruz desnuda flanqueada por las cruces con los dos ladrones, de los que solamente se ha conservado uno.
No tenemos noticia del momento en que se perdieron dichas piezas ni tampoco las puertas que cerraban el conjunto, que sin duda existieron dado que se mantienen las cuatro charnelas en las que se sujetaban a ambos lados de la caja. El retablo llegó al Museo con las piezas que en la actualidad mantiene y desprovisto de policromía. A este respecto podría dudarse si en origen quedó sin policromar o si es fruto, como se ha documentado en otros casos, de un despintado posterior. En principio parece más probable pensar que nunca estuvo policromado, al menos no se ha observado en un minucioso análisis realizado con motivo de la última restauración que existiera ningún resto de policromía.
Aunque en ocasiones se ha titulado el retablo con el nombre del Descendimiento, utilizado con alguna frecuencia para aludir al instante posterior de dicha acción, es más apropiado denominarlo de la Vida de la Virgen. En las calles laterales se representa el Nacimiento de María, la Anunciación, el Nacimiento de Jesús y la Adoración de los Magos. La Virgen es figura principal en todos los episodios y, según es habitual en los retablos que se le dedican, la representación de la Pasión se concreta en el momento en el que María alcanza el mayor protagonismo.
La ausencia de las marcas de localidad que aparecen en muchos de los retablos realizados en Brabante y el hecho poco frecuente de tratarse de una obra sin policromía, han podido ser algunas de las causas que han motivado la diversidad de opiniones que a lo largo del tiempo se han ido publicando sobre el lugar de realización del retablo. La más extendida, que en mi opinión debe mantenerse sin duda, es que se trata de una obra importada de uno de los principales centros productores de Brabante. Sin embargo, no han faltado otras hipótesis en las que se proponía desde otras regiones como Flandes a una hipotética realización en España que considero imposible, aunque haya sido defendida en algún trabajo reciente. En esta obra todo se aparta de los retablos del momento realizados en Castilla, desde aspectos generales como la forma de la caja o la propia configuración de las escenas a detalles en la indumentaria o en las arquitecturas.
La parte superior del conjunto se cobija bajo un perfil ondulado, con la parte central notablemente desarrollada en altura. Aunque esta forma de resolver la caja no es la más habitual en los retablos de los Países Bajos meridionales, se conservan varios ejemplos que ofrecen una solución similar. Si bien el estilo de las esculturas no puede ser atribuido al mismo taller, en el aspecto de la estructura el retablo más próximo que hemos localizado es el de la iglesia de Santa María de Lübeck (Alemania), obra realizada con seguridad en Amberes como atestiguan las marcas de localidad. Incluso el ensamblaje que sirve de fondo ofrece una estructura similar al del retablo que nos ocupa, con anchos tablones verticales. Aparte de servirnos como pauta cronológica, dado que figura la fecha de 1518, por este retablo conservado en Lübeck podemos imaginar cómo pudo ser el del Museo Nacional de Escultura, poniéndose en duda que las puertas llevaran solamente labor de pintura. También puede mencionarse el retablo de Amberes que, procedente de la iglesia de Nuestra Señora de Gdansk, se conserva en el Museo Nacional de Varsovia. Esta pieza, fechada hacia 1515, tiene la caja con la parte central en curva, el interior de sus puertas se decora con labores de talla y las escenas del cuerpo inferior se apoyan sobre ménsulas.
Como señaló Federico Wattenberg, en los relieves del retablo de la Vida de la Virgen se distinguen claramente dos manos diferentes. El autor de la Natividad de María y la Anunciación muestra unos rasgos no muy lejanos a los que se encuentran en varios retablos de Amberes fechados en el primer cuarto del siglo XVI. Mayor calidad se detecta en el autor de los otros tres relieves incluido el central. Se trata de un escultor que dota a sus figuras de un fuerte contenido expresivo, patente en la rigidez del Cristo, conduciendo visualmente la caída de la melena hacia la calavera, o en la figura del ladrón retorcido sobre la parte superior de la cruz. En este sentido es interesante la comparación con otras representaciones de los ladrones en retablos de Amberes, como en el retablo de la Pasión de la iglesia de San Lamberto en Lanaken, en las que aparecen sobre una cruz formada por troncos sin desbastar, con los ojos vendados y una gran tensión en las anatomías. Aunque no se pueda pensar en el mismo autor, no es menos cierto que parece lógico suponer que ambas representaciones han salido del mismo contexto.
En definitiva, sin dejar de reconocer ciertos aspectos infrecuentes en el retablo de la Vida de la Virgen, como la disposición de los grupos escultóricos sobre ménsulas, todo parece indicar que es Amberes el lugar con más posibilidades a la hora de proponer un centro productor para este retablo. No se debe olvidar que son muy numerosas las pérdidas en relación a la producción y que de algún taller ha podido llegar a nuestros días tan sólo una obra. Por otro lado, los ejemplos arriba mencionados atestiguan que se exportaron a distintos lugares obra de estructura similar, que formaron parte de un mercado artístico en el que los retablos fueron uno de los productos más demandados en el comercio europeo a finales del siglo XV y comienzos del XVI.
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Catalogación Hernández Redondo, José Ignacio
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