| Descripción |
Vista de un ancho paseo delimitado por mojones en primer término y por dos fuentes gemelas dispuestas a ambos lados. El paseo discurre en perspectiva rodeado de árboles hasta llegar a la Puerta de Atocha, con tres accesos en arco de medio punto, los laterales de menor tamaño. El cuerpo central presenta mayor altura y está rematado con decoración escultórica. En el lado izquierdo del paseo, detrás de los árboles, asoma un gran edificio de cuatro alturas con una arquitectura de sólidas proporciones en la que destaca la disposición simétrica de las ventanas. Se trata posiblemente del hospital de San Carlos.
Este dibujo está realizado en el anverso de la tercera hoja de un álbum de estampas y dibujos de José María Avrial y Flores (Madrid, 1807-1891) que representan distintas vistas de monumentos y paisajes de Madrid, Segovia, León y otras localidades de Castilla y León. En realidad, las doce estampas que contiene fueron pegadas a la primera hoja del álbum en un momento posterior. Y de los dibujos, los tres primeros son vistas de Madrid que pudo realizar en la década de 1830, antes de que en 1837 obtuviese por oposición la plaza en la Escuela de Bellas Artes de Segovia y se trasladase allí.
Como reza la inscripción, este dibujo representa las afueras de la Puerta de Atocha, monumento construido en ladrillo en el cruce de la Plaza del Emperador Carlos V con la Avenida Ciudad de Barcelona. Responde al concepto urbano de calle y paseo arbolado que los Borbones difundieron desde su llegada al trono de España, como ejemplifica el Paseo del Prado, que precisamente terminaba en la Puerta de Atocha y consumaba el proyecto ilustrado y el carácter aristocrático de la zona. Dicha Puerta, obra de estilo clasicista realizada por el arquitecto Ventura Rodríguez en 1769, fue la que utilizó Fernando VII para su entrada en Madrid en 1808, tras el Motín de Aranjuez.
Entre 1828 y 1829 el monumento fue reformado, conservando el Museo Lázaro Galdiano cuatro dibujos de proyectos para la Puerta de Atocha de Madrid realizados en 1828 por Vicente Velázquez (inv. 08959, 08960, 08980 y 08982). La Puerta contaba con tres arcos, y después de su última reforma fue pintada para imitar a la piedra berroqueña, y coronada con el escudo de armas reales, en una cara, y con el escudo de armas de Madrid en la otra, estando ambos escudos flanqueados con querubines y numerosos trofeos de guerra.
Es muy probable por tanto que este dibujo fuese realizado por José María Avrial y Flores en el marco de las vistas encargadas al equipo dirigido por José de Madrazo, del que Avrial formaba parte, antes de su marcha a Segovia en 1837 y después de la mencionada reforma del monumento.
Aunque Avrial destacó especialmente por su labor como escenógrafo, muy vinculada al madrileño teatro de la Cruz, son especialmente dignos de mención los numerosos dibujos que han permitido recuperar para la memoria de España muchos monumentos hoy desaparecidos como la Puerta de Atocha, que fue demolida en 1851 cuando empezó a construirse la estación de ferrocarril. La delicadeza de su trazo es indiscutible en este dibujo, en el que consigue crear el efecto de profundidad utilizando tinta negra para los árboles que figuran a ambos lados en primer plano, y tinta más clara a medida que la perspectiva del paseo se aleja hacia el punto de fuga que constituye la propia Puerta de Atocha.
En este mismo álbum hay una estampa que representa una vista diferente de este célebre monumento madrileño (Museo del Romanticismo, inv. CE8261) y, según las inscripciones, fue litografiada por Avrial a partir de un dibujo suyo.
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