| Descripción |
Busto del poeta Gabriel Miró Ferrer (Alicante, 1879 - Madrid, 1930), representado de frente, ligeramente ladeado hacia la izquierda, a la edad de cuarenta y nueve años. De cabello negro peinado con raya a un lado, le cae hacia el otro el flequillo largo. Frunce el ceño ligeramente mientras dirige una mirada directa al espectador. Bajo los ojos, se advierten unas marcadas bolsas. Presenta nariz y labios finos, enmarcados por las líneas de expresión. Viste camisa blanca, corbata negra y chaqueta, si bien ésta se sugiere apenas con un trazo largo y un sombreado en la parte superior.
Gabriel Miró fue uno de los miembros de la generación del 14 que, liderada por José Ortega y Gasset, fue la empresa que emprendieron muchos españoles con el objetivo de europeizar la cultura, la ética y la sociedad españolas. En particular, Gabriel Miró colaboró con numerosos diarios y revistas de la época, compaginando esta labor con distintos puestos administrativos como los que ocupó en las Diputaciones de Alicante y Barcelona, y a partir de 1920 en el Ministerio de Instrucción Pública, en Madrid, donde permaneció hasta su muerte diez años después. En 1925 ganó el Premio Mariano de Cavia por su artículo "Huerto de cruces". Ya en 1928, el año en que Leandro Oroz Lacalle (Bayona, 1883 - Madrid, 1933) le retrató, publicó su obra "Años y leguas", de corte autobiográfico.
Leandro Oroz retrató a numerosas personalidades que destacaron en la España de la primera mitad del siglo XX en los distintos órdenes de la vida nacional: artistas, escritores, músicos, científicos, filósofos, humanistas y aristócratas. Estas obras no sólo dan idea del prestigio que como retratista debió de alcanzar sino también del ambiente en el que llegó a moverse profesionalmente. En particular, el Museo del Romanticismo conserva veinticinco de esos retratos entre los que, además del de Gabriel Miró, algunos son de otros miembros de la generación del 14 como José Ortega y Gasset, José María Salaverría, Luis de Tapia, Ramón Pérez de Ayala y Enrique Díez Canedo (Museo del Romanticismo, inv. CE1998, CE2001, CE2003, CE2005 y CE2092, respectivamente).
Aunque fue conocido sobre todo por sus aguafuertes, el lápiz y el carbón fueron sin duda los grandes aliados de Oroz desde sus inicios y los dibujos del Museo del Romanticismo evidencian la maestría que alcanzó en la técnica del carboncillo en la cumbre de su carrera artística. De hecho, muchos de esos retratos fueron objeto de diversas apariciones en prensa, sobre todo con motivo de una exposición que se inauguró el 5 de marzo de 1927 en el desaparecido Salón Nancy de Madrid. Cada uno de ellos encierra la esencia del personaje retratado; sin ahondar en los detalles, sabe plasmar de manera sintética pero certera el rasgo o la facción del rostro que más le identifica. En este caso, sus magistrales trazos de carboncillo nos devuelven el rostro del poeta alicantino con un estilo directo y sencillo, con gran fuerza expresiva, captando perfectamente la psicología del personaje. Llama la atención el sutil recurso al pigmento blanco para resaltar los brillos naturales del rostro y el color de la camisa. También gracias a los toques de pigmento blanco con los que realiza las pupilas logra atraer poderosamente la atención del espectador, con el que el poeta parece entablar diálogo.
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