Foto: Antonio Trigo Arnal

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Museo Museo Arqueológico Nacional
Inventario 11201
Objeto/Documento Pélice
Autor/a Pintor de Pan
Materia/Soporte Arcilla
Desgrasante cerámico
Barniz antiguo
Dimensiones Altura = 29,30 cm; Diámetro máximo = 24 cm; Diámetro boca = 16,20 cm; Diámetro pie = 17 cm
Descripción En esta pélice ática de figuras rojas aparece representada una escena de la vida cotidiana centrada en torno a la figura de una mujer. Vestida con túnica y con el manto envuelto en torno a la cintura se inclina ante un cálathos o cestillo de lana colocado ante sus pies. La escena se interpreta como una vendedora de crótalos o castañuelas. En la otra cara del vaso, un joven con un saco de monedas completa la representación. Estamos ante una imagen muy poco frecuente en la iconografía griega al ser muy rara la representación del trabajo femenino fuera del hogar. Las representaciones de la vida cotidiana en torno a la mujer se centran en su espacio por excelencia, el gineceo, dentro de la casa donde aparece atareada en las distintas fases del trabajo de la lana y en algunas ocasiones en el cuidado de los hijos.
La imagen de este vaso nos permite acercarnos al mundo de la mujer en la antigua Grecia a través del ejemplo de lo que se sale de la norma. En efecto, las mujeres de extracción alta rara vez abandonan el gineceo salvo para acudir a las festividades religiosas y ciudadanas. En el espacio del hogar, el oikos, la mujer desarrolla un papel fundamental en la crianza de los hijos y en la economía doméstica garantizando el buen orden de la casa y de los que viven en ella. La mujer que, como en nuestro vaso, vende objetos en el ágora, pertenece a una extracción humilde pues precisa salir de su hogar para aportar sustento a la economía familiar. En la sociedad griega, el mundo masculino y el mundo femenino poseen cada uno sus propios espacios por lo general separados. Al hombre le corresponde el ámbito de lo exterior, de lo público, a la mujer el de lo interior y doméstico; tan sólo la esfera religiosa crea por así decirlo un espacio conjunto aunque siempre diferenciado. Por otra parte, mientras que el ámbito del varón griego nos es bien conocido por las fuentes iconográficas, literarias o epigráficas, apenas sabemos nada y en cualquier caso, rara vez en primera persona, de cómo era el mundo de las mujeres griegas dentro del hogar; casi siempre es la voz masculina la que habla de y por ellas.
Desde el punto de vista jurídico, la mujer griega era considerada una eterna menor que pasaba de la tutela del padre a la del esposo y a la muerte de éste nuevamente a la del padre o a la de un hermano. El papel de la esposa consistía en dar hijos legítimos para garantizar el linaje y engendrar futuros ciudadanos. Curiosamente, aunque para ser ciudadano ateniense era preciso ser hijo de padre y madre atenienses, la mujer nunca era ciudadana, estaba excluida, al igual que esclavos y extranjeros, de la participación en la vida política y no podía votar. Es una gran paradoja, pero la Atenas del siglo V a.C. en donde nace la democracia que habría de ser modelo para Occidente es particularmente misógina al excluir a la mujer por partida doble; en un momento en el que el individuo se define ante todo por su participación en la vida pública, la mujer es apartada por su condición sexual y por su prohibición en la participación de la vida política de la ciudad. Esta situación no comienza a revertirse hasta el inicio de la época helenística en la que las mujeres, pueden reclamar herencias o adquirir derechos de ciudadanía, aunque tuteladas por la figura de un varón que habrá de gestionar siempre su patrimonio.

Margarita Moreno Conde
Datación 490[ac]-480[ac]
Contexto Cultural/Estilo Cultura Griega
Época Clásica
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Foto: Antonio Trigo Arnal

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