Descripción |
Fragmento de azulejo rectangular. Decoración policroma en azul, verde, amarillo, ocre o naranja, y negro o morado, sobre fondo blanco. Sección ligeramente biselada. Muescas en los laterales. Esmalte descascarillado en algunas zonas de la pieza.
Anverso: esmaltado. Paisaje marino con la representación parcial de una nave de guerra de cuatro palos y bauprés, con castillo de popa con banderas en la popa y en cada uno de los mástiles. Formaría parte de una cenefa o paso de escalera con decoración de paisaje marino con barcos y animales mitológicos y reales.
Reverso: sin esmaltar. Superficie rugosa con inscripción o marca muy perdida donde apenas se distinguen trazos en manganeso. Gancho o presilla de alambre de cobre pegado a la pieza para colgarla.
En el siglo XVIII la industria azulejera de la ciudad de Valencia se convirtió en una actividad económica de primer orden, y sus numerosas fábricas fueron las más importantes de España durante casi dos siglos por su calidad, su variado repertorio decorativo y su enorme producción que comercializaba por todo el país y buena parte del Mediterráneo. Se realizaron azulejos con decoraciones en serie distribuidas simétricamente (que se repetían en cenefas y paramentos decorativos), y otros que formaban paneles con temas de caza, taurinos, figuras de animales reales o fabulosos, motivos y escenas marinas (propiciado por la importancia del comercio marítimo en la vida de la ciudad), religiosas, de oficios, domésticas, objetos, alimentos.
Los azulejos se fabricaban tanto para viviendas, iglesias, conventos y monasterios (en el interior en zócalos, paramentos, solerías, pasos de escalera, paneles decorativos, devocionales, etc., y en el exterior en fachadas, balcones, etc.), como para el servicio público en señalización de vías, devociones populares, "Via Crucis", etc.
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