| Descripción |
Retrato de cuerpo entero de la actriz Teodora Lamadrid en el papel de "Adriana Lecouvreur". La artista, en actitud dramática, se lleva la mano al pecho, mientras a sus pies yacen diversas flores desperdigadas, aludiendo a sus éxitos sobre el escenario. Viste a la moda isabelina: con corpiño de encajes y falda amplia, ahuecada con miriñaque, con pelo en crencha y tirabuzones.
La pieza teatral "Adriana Lecouvreur", escrita por Eugène Scribe en 1851, supondría la consagración de la actriz, Teodora Herbella, conocida artísticamente como Teodora Lamadrid. Este drama narra los amores entre la protagonista y Mauricio, en realidad conde de Sajonia, que termina con la trágica muerte de la actriz francesa. Destacan, también, las interpretaciones de Teodora Lamadrid en "Locura de amor", de Manuel Tamayo y en "Los amantes de Teruel", de Juan Eugenio Hartzenbusch. Igualmente sobresalió por sus recitales de zarzuela y ópera.
Teodora Lamadrid no sólo se dedicó a la interpretación y a la lírica, donde fue muy laureada, sino que también destacó por su labor docente, vinculada al Real Conservatorio de Música y Declamación. La diva se casó con el tener y profesor de canto Basilio Basili, llevó una vida desdichada, como buena actriz "romántica" y tuvo varios romances posteriores. Fue una de las actrices más populares del momento, junto con Matilde Díez, esposa del también actor Julián Romea, y Barbara Lamadrid, hermana de Teodora. Tanto Matilde Díez como Barbara Lamadrid fueron primeras figuras del Teatro Príncipe de Madrid, llevando a cabo estrenos de la talla de "Don Juan Tenorio", de José Zorrilla y "El hombre de mundo", de Ventura de la Vega.
El cuadro de Manuel Cabral Bejarano que estamos analizando de 1853, está inspirado en el retrato que realizó Federico de Madrazo de la actriz, "Teodora Lamadrid" (Hispanic Society of America, A279), en 1852. Se realizaron múltiples versiones de este lienzo de Madrazo, que fue litografiado por Alphonse Léon Noel (Museo del Romanticismo, Inv. CE4893). De hecho, fueron numerosos los retratos y las fotografías que se realizaron durante el romanticismo de la actriz, como atestiguan las obras anteriormente citadas y las fotografías conservadas en el Museo del Romanticismo.
Manuel Cabral se formó en el taller de su padre, el también pintor, Antonio Cabral Bejarano, aunque además continuó sus enseñanzas artísticas en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, llegando a ser nombrado miembro de dicha Academia, en 1863.
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