Descripción |
Ánfora geométrica.
Cara A: Panel sobre el hombro con escena de próthesis, o exposición del cadáver, característica del ritual fúnebre: en el centro, en un lecho elevado sobre cuatro altas patas, descansa el cuerpo del difunto. Sobre la figura, un manto o tejido con un motivo de damero, posiblemente el sudario con el que se cubriría el cadáver. Bajo el catafalco, dos figuras masculinas con cuerpos triangulares y cabezas como un pequeño círculo, arrodilladas sólo para adaptarse al espacio pictórico que se les ha reservado, levantan los brazos sobre sus cabezas formando un semicírculo. A cada lado del lecho fúnebre se sitúan dos figuras femeninas, una de ellas de mayor tamaño, vestidas con larga falda reticulada. Ellas también levantan los brazos sobre sus cabezas formando un semicírculo, repitiendo el caraterístico gesto de lamentación.
Cara B: el panel del hombro, enmarcado con los mismos motivos que el anterior, se ha decorado exclusivamente con tres bandas de motivos geométricos separados por triples líneas: puntos, losanges con punto central y triángulos reticulados.
La imagen que decora los dos paneles del cuello del vaso, ambos prácticamente idénticos, es una ampliación de la escena anterior: seis figuras femeninas con largas faldas, dispuestas en una sucesión regular punteada rítmicamente por motivos geométricos -filas verticales de chevrones-, parecen componer un comos o corro ritual, repitiendo el gesto de lamentación que ya vimos en los personajes que rodean el cadáver expuesto. Se trata del canto ritualizado del góos o del treno, uno de los primeros actos del ritual funerario, sumamente elaborado y complejo en esta época temprana de la historia griega.
El resto del vaso decorado con motivos geométricos.
Este tipo de ánfora convive desde el Geométrico Tardío IIa con otra de perfil alto y esbelto y cuello largo, en su versión monumental- característica del Taller de Sub-Dipilón-, es el único superviviente de los grandes vasos utilizados como séma, como monumento funerario en las tumbas del Geométrico Tardío. Otros talleres contemporáneos imitaron su perfil pero redujeron su tamaño.
Se celebran aquí las exequias de un personaje noble, del aristrócrata a quien acompañarán vaso e imagen en su última morada. La escena es fijación en el tiempo, inmortalización de un ritual sólo debido a quien ocupa una alta posición social, privilegio de los más nobles, para perpetuar su memoria. Pero aquellos que contemplaban la imagen veían también una rememoración de los funerales de los grandes héroes, como aquellos cantados por Homero en la Ilíada. El poeta hizo perdurar la gloria de sus héroes narrando sus hazañas, pero también cantando la magnificencia y suntuosidad de sus funerales.
Las mujeres cumplen en nuestro vaso un papel esencial: como Andrómaca, Hécuba o Helena, ellas son las encargadas de entonar el funeral lamento, el canto de alabanza y de despedida. Llanto y despedida son acciones ritualizadas, no por ello desprovistas de hondo sentimiento, pues son honras debidas para sancionar definitivamente el kléos, la gloria, la memoria viva del que ha partido. El planto por la muerte del más bello y noble de los héroes, Aquiles, hijo de una diosa, sólo podía ser cantado por diosas (Odisea, XXIV, 44-60). Nereidas y Musas, o mortales, mujeres excelentes, son modelo mítico de quienes reviven y actualizan esta acción ritualizada. La calidad de quien realiza el lamento subraya y amplifica la gloria de quien en su honor lo recibe.
|