Clasificación Razonada |
Según el Catálogo Razonado de 2019, fue pintado en Roma en la primavera de 1888.
En el catálogo de Tormento y devoción, exposición temporal celebrada en el Museo Sorolla en 2021, se apunta que esta obra pertenece al llamado género del monaguillismo, entre la pintura costumbrista y religiosa, de gran desarrollo a finales del siglo XIX, en el que los protagonistas son los monaguillos retratados en sus quehaceres o en momentos de pillerías infantiles.
En esta obra, un monaguillo vestido de rojo, de mayor edad que el monaguillo niño tradicional, aparece encaramado en una escalera y observa lo que sucede al otro lado de la tapia, donde se abre ante nosotros un paisaje rural en el que abundan los almendros en flor, de los cuales el pintor hizo varios bocetos al natural durante su estancia en Asís (1888), como Almendros o Almendro en flor, ambos en el Museo Sorolla (Nº inv. 136 y 1461). Existe otro boceto preparatorio en una paleta de pintor, titulado Paisaje de Asís (colección particular, BPS 181), decorado con las mismas casas situadas en la parte izquierda de este cuadro.
En este escenario campestre, bajo un cielo nublado y con la silueta en la lejanía de unos edificios, juegan a la gallina ciega un corro de hombres y mujeres vestidos a la moda dieciochesca. Al fondo, cerca de una fuente, se intuye una escena galante con personajes de la misma época. Al incluir estas figuras, denominadas «casacas» o «casacones», Sorolla se hace eco de la moda difundida por Jean-Louis-Ernest Meissonier y especialmente por Mariano Fortuny con La vicaría (1870, Museu Nacional d´Art de Catalunya, inv. 010698-000), fórmula de gran éxito, que todavía en época del pintor era muy demandada por los marchantes del momento, como le solicita José Artal a Sorolla: «si es posible, casacones, frailes y tipos característicos» (carta del 31 de enero de 1899, CS0308). De este tipo de obras Sorolla realizará un panel decorativo, Figuras de casacas jugando en el jardín (1900, Museo de Bellas Artes de Valencia, inv. 132/2004). Al igual que hiciera el artista catalán, Sorolla incorpora una clara referencia al famoso cartón de Francisco de Goya La gallina ciega (1788, Museo del Prado, inv. P002781).
El punto de vista en picado de la escena nos hace partícipes de ese momento de voyeurisme del monaguillo, que desatiende sus quehaceres, curioso por conocer lo que sucede al otro lado del muro o anhelando esa vida mundana.
|