| Clasificación Razonada |
Las series denominadas blancas de la cerámica de Talavera debieron ser las que alcanzaron mayor volumen de producción, gozando de gran reconocimiento por la calidad y brillantez de su esmalte blanco, siempre asociado a sensaciones de higiene y pureza. De este éxito dan noticias testimonios literarios y documentales, así como numerosos hallazgos arqueológicos que documentan no sólo su extensión geográfica (se realizaron en Talavera, Puente, Toledo, Extremadura, Portugal, etc.), sino su prolongación en el tiempo, ya que se pudieron fabricar hasta los primeros años del siglo XIX. Paradójicamente, la proporción de piezas enteras conservadas es sensiblemente inferior a otras series, propiciado por que en su inmensa mayoría eran piezas de tipo funcional destinadas para usos comunes, lo que afectaba a la consideración que de ellas se tenía tanto en la época (las series con decoración de escenas siempre fueron más caras), como en el mercado de las antigüedades de épocas posteriores.
Había piezas exclusivamente esmaltadas en blanco, y también otras series que incorporaban algún detalle en azul como un listel concéntrico en el extremo del fondo junto al labio de los platos, una pequeña hoja de trazo simple en el centro, o inscripciones relativas al uso de la pieza (por ejemplo R de refectorio), o a la persona o institución propietarios del objeto (GÓNZALEZ ZAMORA, César, 2004, p. 94-99).
Las piezas decoradas únicamente con escudos se agrupan en una serie individualizada conocida como monástica o heráldica (GÓNZALEZ ZAMORA, César, 2004, pp. 150-155). La mayoría de estas piezas son objetos con escudos y emblemas de conventos, monasterios u órdenes, destinadas principalmente a las boticas, aunque también se realizaron piezas del ajuar doméstico, por ejemlo platos como este ejemplar, o jarras de diferentes tamaños y funciones (nº inv. MNAD 02783).
Este plato perteneció al Colegio de San Gregorio de Valladolid, construido a fines del siglo XV por iniciativa de fray Alonso de Burgos, obispo de Palencia (anteriormente lo había sido de Cuenca y Córdoba, y primer abad de Alcalá la Real tras su conquista), miembro del Consejo Real de los Reyes Católicos, Capellán mayor y Confesor real, con el objeto de completar en él la formación de frailes de la Orden de Santo Domingo. El 9 de enero de 1487 se firma la donación de unos terrenos y una capilla conocida como el Crucifixo por parte de la comunidad dominica de San Pablo a fray Alonso, para la construcción de su propia capilla funeraria y la creación del Colegio (ARRIAGA, Fr. Gonzalo de, 1928-1940, p. 83). El mismo año de 1487 el Papa Inocencio VIII otorgó la bula de creación del Colegio, iniciándose las obras al año siguiente (ARRIAGA, Fr. Gonzalo de, 1928-1940, pp. 68-79). Al parecer, el edificio estaba completamente finalizado en 1496. Sus aulas se destinan principalmente a la enseñanza de Teología completándose con ello el conjunto de materias que se impartían en la Universidad de Valladolid. En él residía una comunidad de apenas veinte estudiantes, entre los que figuraron teólogos de gran prestigio y personalidades de las letras o las leyes.
El motivo de la flor de lis es el emblema personal del fundador del Colegio, y aparece con gran profusión en toda la fábrica, desde los relieves de la portada, hasta el claustro, pasando por el desaparecido sepulcro de fray Alonso. El lirio (flor de lis en heráldica), fue desde antiguo un símbolo de pureza por su blancura y por el hecho de ser una flor asexuada, por lo que enseguida pasó a ser un símbolo de la maternidad virginal de María, de especial devoción entre los dominicos. Es la flor que nace de la vara de San José en los Desposorios, y también lo que le entrega el arcángel San Gabriel en las representaciones de la Anunciación. Además, por su esquema de tres puntas hace referencia a la triple virginidad de María, que fue Virgen antes, durante y después del nacimiento de Jesús (RÉAU, Louis, 1999-2000, pp. 394-402). También se ha apuntado que fray Alonso de Burgos adoptara el emblema de la flor de lis al ser nombrado obispo por los Reyes Católicos como homenaje a su mentor, don Pablo de Cartagena, obispo de Burgos, y también dominico (ARRIAGA, Fr. Gonzalo de, 1928-1940, p. 17).
BIBLIOGRAFÍA:
ARRIAGA, Fr. Gonzalo de: Historia del colegio de San Gregorio de Valladolid. Editada, corregida y aumentada por Manuel Mª Hoyos, Valladolid, 1928-1940, Tipografía Cuesta.
GÓNZALEZ ZAMORA, César: Talaveras. Antiqvaria, Madrid, 2004.
PLEGUEZUELO HERNÁNDEZ, Alfonso: Talaveras en la Colección Carranza. Catálogo de la Exposición. Ayuntamiento de Talavera de la Reina, 1994.
RÉAU, Louis: Iconografía del arte cristiano. Tomo 2 - volumen 3. 2ª ed. Traducción Daniel Alcoba. Barcelona, Ediciones del Serbal, 1999-2000
http://museoescultura.mcu.es
http://es.wikipedia.org/wiki/Colegio_de_San_Gregorio
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