Museo Museo de la Alhambra
Inventario 000234
Departamento Museo de la Alhambra (MA)
Clasificación Genérica Pétreos. Elementos funerarios
Objeto/Documento Estela
Tipología/Estado Estela funeraria; Forma vertical
Materia/Soporte Mármol
Técnica Tallado
Alisado
Pulido
Biselado
Dimensiones Altura = 99 cm; Anchura = 52 cm; Grosor = 9 cm
Descripción Estela funeraria nazarí, de mármol blanco tallado, alisado y pulido, con el epitafio atribuible a la tumba del sultán nazarí Muhammad II (1273-1302). Hallada en el cementerio regio o Rauda de la Alhambra.
De gran tamaño y en una sola pieza, presenta forma rectangular vertical, con decoración tallada en las dos caras y los cantos izquierdo y superior. La talla, poco profunda, de gran minuciosidad y detalle, se veía enriquecida con la policromía -hoy perdida-. Se conserva en buen estado en su estructura, con fracturas en los bordes.
En los cantos epigrafiados de la estela se repite el lema dinástico nazarí, Wa-la galiba illa Allah (Sólo Dios es vencedor), en letra cursiva. Aparece cinco veces en el canto izquierdo y tres en el superior. La esquina entre ambos cantos la decoran palmillas.
La estela había tenido, según informa Lafuente Alcántara (1859), en la cara que hoy es reverso, una larga inscripción en prosa, que se raspó en tiempos antiguos, y en su lugar se talló un escudo de armas. Afortunadamente, antes de que desapareciera la inscripción, la había copiado Alonso del Castillo (siglo XVI). Mármol Carvajal hizo una traducción hacia el año 1600.
En la cara del anverso se encuentra el epitafio, en catorce líneas de escritura, en letra cursiva. Lo enmarca una primera cenefa de tres cintas lisas y, junto al borde, otra de pequeñas almenas escalonadas, con bordes biselados. En el reverso se talló el escudo de España en época cristiana.
Del largo epitafio, José Miguel Puerta Vílchez (2010) ha llamado la atención sobre los tres versos siguientes: Este es el lugar de la grandeza, la gloria y la magnanimidad, la sepultura del valeroso, puro y notabilísimo imán / ¡Por Dios, cuánta nobleza reúne esta tumba, cuántas virtudes de sublimes propósitos! / La bravura y la generosidad son lo que contienen estas losas, no la bravura de ´Antara ni la generosidad de Harim [...].
Ibn al-Jatib atribuye esta elegía, según Puerta Vílchez (2010), a la tumba del sultán Muhammad I; pero desde Alonso del Castillo y Mármol Carvajal se comprueba que perteneció a la de Muhammad II. La elegía está magníficamente grabada en el mármol con una cursiva clara, toda ella vocalizada y con encabalgamientos y entrelazamientos de letras. De autor anónimo, los versos van en metro basit, rima mi (PUERTA VÍLCHEZ, 2010).
En los epitafios de sultanes que se han conservado, se representa una figura ideal del soberano fallecido, mencionando su nombre y títulos honoríficos, su linaje, y una larga serie de atributos morales y capacidades bélicas, religiosas y de buen gobierno. Luego, se añaden las datas de su nacimiento, investidura y defunción, así como exhortaciones en favor de su alma. En la otra cara de las lápidas se solían estampar casidas sultaniyyas -poemas oficiales de estado, en honor del sultán y sus obras-, compuestas por los propios poetas áulicos, cantando las hazañas y otros acontecimientos de la vida del monarca, con similares contenidos regios a los que se encuentran en los poemas epigrafiados en los muros de la Alhambra, aunque con el tono propio del género elegíaco requerido por el caso. Ibn al-Jatib recogió en sus obras los textos en prosa y en verso de algunas de estas lápidas regias por su significación simbólica e histórica (PUERTA VÍLCHEZ, 2007).
Muhammad II, hijo del fundador de la dinastía nazarí de Granada (Muhammad I), fue sultán entre 1273 y 1302 y se le conoció con el sobrenombre de al-Faqih (el sabio) por su erudición. Impulsó la literatura y las ciencias, rodeándose de sabios que él mismo invitaba a su corte. Según el cronista y visir nazarí Ibn al-Jatib, fue envenenado por su hijo y sucesor, y se le enterró solo, aparte de sus antecesores, a oriente de la Mezquita Mayor, en los jardines (yinan) contiguos a su palacio [Partal Alto] (PUERTA VÍLCHEZ, 2010).
En el año 1600, Mármol Carvajal anota que en 1574 se hallaron las lápidas de Muhammad II, Isma´il I, Yusuf I y Yusuf III, añadiendo que estaban clavadas en el suelo y que tenían las letras doradas sobre fondo azul. De ellas, nos han llegado sólo las de Muhammad II, aquí tratada, y Yusuf III (con número de inventario 239 de este Museo de la Alhambra).
La pieza figuró en la Exposición Universal de Barcelona de 1929. En la ficha de la pieza, redactada por Manuel Gómez-Moreno Martínez, dice así: Estela sepulcral árabe, de mármol blanco, con inscripción cursiva, que es el epitafio métrico del rey nazarí Mohamed II, fallecido en 1302.
La estela fue asentada en el libro de registro del Museo de la Alhambra el 7 de enero de 1944.
En el canto izquierdo de la pieza hay dos orificios rectangulares, con manchas de óxido cerca; el derecho se ha perdido totalmente; y en el superior tiene dos orificios circulares también con manchas de óxido.
Iconografia Epigrafía árabe; Escudo
Inscripciones/Leyendas Anverso, Cursiva, Árabe
(1302)
(PROSA. Traducción de Luis del Mármol Carvajal:
Con el nombre de Dios, piadoso y misericordioso. Éste es el sepulcro del rey virtuoso, valeroso y justo, el más alto de los temerosos de Dios, único, religioso, sabio, escogido, el muy amigo de Dios, altísimo, en público y en secreto, el que siempre pensaba en sus grandezas, y le glorificaba por su lengua, el que atendía y se ocupaba de ordinario en la salud, y gobierno de sus vasallos, y en administrar verdad, y justicia, el dechado de la religión de gracia, el que procuraba el bien de las gentes y miraba por ellos con piedad y buen celo, para darles toda libertad, sosiego y descanso, con celo de su buena intención, bondad y lealtad de sus obras y luz de su espíritu, el que siempre se ocupaba en hacer cosas, mediante las cuales entendía hallar luz manifiesta concomitante el día del juicio. El rey de esclarecidos hechos, y santas y altas obras, el victorioso en la conquista de los descreídos, con esfuerzo, ánimo, limpia intención, el que administraba el peso de la justicia y continuaba la manera y uso de la clemencia, el defensor de las gentes y ensalzador de la ley del escogido profeta, el dechado del valor de sus predecesores, los socorredores victoriosos adelantados de santa intención, el que presumió y juró de hacer en servicio de Dios, y en demostración ejemplar de sus antepasados, santas obras, y altas hazañas en la conquista de sus enemigos, y salud y conservación de sus tierras, y de sus vasallos, el gobernador de los moros, y dechado de los creyentes, y abatidor de los descreídos, Abi Abdileh, hijo del adelantado belicoso guerrero en servicio de Dios, y victorioso mediante su gracias, Mahamete Abuseyed Ibn Nacer, gobernador de los hijos de salud, y ensalzador de la ley. Alumbre dios su sepulcro y déle todo descanso mediante su gracia y misericordia. Nació, Dios le dé su gloria, en veintitrés días de la Luna de Maharam, año seiscientos y treinta y tres, fue alzado por rey la primera vez, en la entrada de la Luna de Xahaban, año de seiscientos y cincuenta y cinco, y confirmaron su alzada los moros a seis días de la Luna de Xahaban año de seiscientos y setenta y uno. Falleció, glorifique Dios su espíritu, acabando la oración de la ocultación del Sol última, la noche del Domingo, ocho días de la Luna de Xahaban el acatado año de seiscientos y uno, subíole Dios a la más alta mansión de los bienaventurados, y colocóle con los principales que siguieron la verdad, a quien prometió descanso y bienaventuranza.


VERSO. Traducción de Emilio Lafuente Alcántara:
Éste es el lugar de descanso de la excelsitud, de la mansedumbre, de la benevolencia. Sepulcro del príncipe valeroso, puro, sabio. / A Dios pertenece lo que este depósito encierra de nobleza colmada y de sublimes atributos de inteligencia. / Bravura y generosidad es lo que contiene estos límites; pero no es la bravura de la fiereza, ni la munificencia de la debilidad. / Es una mansión de generosidad y complacencia, en que habita la gloria de los reyes, el benévolo por esencia y carácter. / Su condición en cada día de liberalidad era cual la de la lluvia para el árido campo; en cada día del combate, como la del león enardecido. / Sus hazañas mantuvieron valerosamente su gloria; todos los pueblos reconocen la verdad de este aserto. / Pues no caminó jamás entre el tumulto de su numeroso ejército, sin que fuesen para él estrechas las árabes e infieles comarcas. / Y jamás se le acercaron por la mañana sus enemigos con furioso ímpetu, sin que depusiesen su enejo, y se apartasen sonriendo plácidamente. / Ni jamás envió contra ellos su bien ordenada caballería, sin que apagase su sed en pozos de sangre. / Ni jamás al administrar justicia dictó sentencia, que sus súbditos mal contentos dejasen de cumplir. / ¿Quién ignoraba los dones con que fue favorecido y sus hechos en defensa de la sagrada religión? / Ahí están las huellas de sus generosas acciones, más claras y resplandecientes que el fuego de la cima de una montaña. / Sobre el sepulcro que le guarda, jamás dejen de derramar las nubes de la clemencia (divina) su tranquila y benéfica lluvia. / La bendición de Dios sea sobre nuestro señor y dueño Mohamad (Mahoma) y sobre su familia y compañeros. Salud y paz.) [Epitafio del sultán nazarí Muhammad II, fallecido en 1302.
Traducción de Luis del Mármol Carvajal]
Canto, Cursiva, Árabe
Wa-la galiba illa Allah (Sólo Dios es vencedor) [Lema de la dinastía nazarí]
Datación 1302
Contexto Cultural/Estilo Nazarí
Lugar de Procedencia Cementerio de la Rauda, La Alhambra(Granada (m), Vega de Granada (comarca))
Lugar Específico/Yacimiento Cementerio de la Rauda
Tipo de Colección Colección Estable
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ANTEQUERA, Marino. Unos días en Granada. Granada: Editorial Padre Suárez, 1987. P. 73.

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MÁRMOL CARVAJAL, Luis del. Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reyno de Granada. Málaga: Arguval, 1991. Pp. 41-44.

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PUERTA VÍLCHEZ, José Miguel. Leer la Alhambra. Guía visual del monumento a través de sus inscripciones. Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife, 2011. Pp. 278-280.

Sepulturas arábigo-granadinas. En: GÓMEZ-MORENO GONZÁLEZ, Manuel. Granada. [s.f.]. Pp. 107-120.

VALLADAR Y SERRANO, Francisco de Paula. Guía de Granada. Historia, Descripciones, Artes y Costumbres. Investigaciones Arqueológicas. Granada: Universidad de Granada, 2000. Pp. 375-376.
Observaciones No disponible para exposición temporal.
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