Foto: José Luis Municio García

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Museo Museo Arqueológico Nacional
Inventario 1999/99/124
Clasificación Genérica Cerámica; Recipientes
Objeto/Documento Cratera
Tipología/Estado De campana
Autor/a Pintor: Pintor de Truro
Materia/Soporte Arcilla
Técnica Figuras rojas
A torno
Cocción oxidante
Barnizado
Dimensiones Altura = 48,60 cm
Descripción La escena principal de esta gran cratera destaca el protagonismo de Heracles que sostiene sobre sus hombros el cuerpo, ya muerto, de un descomunal centauro. En torno a este grupo central se disponen las cuatro figuras en movimiento, que asisten a la hazaña: Pan y una ménade, en el plano superior; los dioses Atenea y Hermes, abajo. La escena se incluye en una escenografía montañosa, evocadora de las pinturas murales. Los pies de Heracles apoyan en un terreno pedregoso, en pendiente. Las piernas de Pan y de la ménade aparecen semiocultas por las rocas, a las que ambos personajes de las montañas se asoman intrigados. Heracles se muestra desnudo con el carcaj y el gran arco colgados en bandolera. Blande en su mano libre la clava dorada. Es un héroe juvenil, no el barbado de la larga tradición iconográfica. Su figura adopta la posición heroica de la pierna adelantada y el brazo en alto y destaca sobre la mole agreste del centauro, cuya parte posterior animal, en blanco y dorado, contrasta con el torso y rostro humanos, peludo y barbado. El rostro frontal, boca abajo, con la mirada extraviada, es la forma de manifestar la muerte. La larga rama a los pies de Heracles, sugiere el narthex dionisíaco, una alusión a la beatitud que aguardará al héroe después de sus trabajos. Los cuatro testigos gesticulan ante lo inusitado. Pan, con cuernos de cabra y barbado, ha dejado su flauta campestre colgada de unas cintas en algún lugar de la montaña y asoma inquieto entre las rocas. El manojo de tubos de caña, trabado en siringa o zampoña de múltiples silbos, relumbra de blancura. La curiosidad mueve también a la ménade, de túnica y nébride sombreada, los cabellos agitados y libres, el tirso de Dioniso y el tympanon o pandereta en sus manos.

Atenea acude alarmada, con el casco de bronce alzado y resplandeciente, la égida de piel de cabra sobre la túnica y lanza en su mano. Y un Hermes apresurado sale de la escena atrapado por una mirada incrédula que le mantiene clavado al héroe. Guarda la compostura de sus elegantes botas, el sombrero de ala ancha colgante, y la clámide prendida al pecho por una fíbula anular. Lleva en su mano el caduceo de mensajero: en volandas despachará la noticia increíble ante los dioses.

En el reverso del vaso, en el paisaje montañoso del dios Dioniso, corren apresurados hacia la derecha dos jóvenes y una ménade. Llevan tirso coronado por piña, el segundo de ellos además una corona. La ménade, en el centro, se vuelve en la carrera y mira hacia atrás, como si el griterío la llamara la atención. Está tocando el tympanon, que eleva sobre su cabeza. Viste rica túnica que ciñe cinturón y cae en pliegue generoso casi hasta la altura de las rodillas. Sobre el pecho, unas bandas cruzadas. Del fondo cuelgan cinco objetos oblongos y blancos, sombreados con barniz diluido. Tal vez son racimos estilizados de vid.
Iconografia A: Heracles; Hermes; Atenea; Ménade; Centauro; Pan
Datación 0340[ac] (340 a.C.)
Contexto Cultural/Estilo Cultura Griega
Lugar de Producción/Ceca Apulia
Historia del Objeto Colección Várez Fisa
Catalogador Antigüedades Griegas y Romanas
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