Descripción |
Blandón de pie. Se eleva sobre un plinto de forma cuadrangular formado por varias molduras en tamaño decreciente sobre el que se sitúa un jarrón de perfil mixtilíneo rodeado por seis tornapuntas en C dispuestas radialmente. El fuste adopta la forma de balaustre compuesto por tres cuerpos separados por pequeñas molduras, el inferior de perfil agallonado, el intermedio con decoración de mazorca y el superior con la decoración estriada de los fustes clásicos. El capitel es cilíndrico y liso, y va decorado con grandes tornapuntas en S, con perforaciones rectangulares en toda su longitud. La pieza remata con el platillo para la cera y el mechero cuadrangular destinado a colocar el cirio.
La iluminación del culto cristiano es, tanto por motivos funcionales como simbólicos, uno de los aspectos esenciales de la liturgia. El misal romano de Pío V (1570) exigió el uso de velas en las celebraciones católicas como una expresión de veneración hacia Dios y dignificación de la liturgia; por esto propone el uso de dos velas en los días feriales y las memorias, cuatro en las fiestas y seis en los domingos y solemnidades, y hasta siete en caso de que el oficiante fuera el obispo diocesano. Esto explica el número de blandones, cuatro, provenientes de la Catedral de León conservados en el Museo Arqueológico Nacional, conjunto que probablemente se completaría con otros dos no conservados. Tanto la forma como la estructura del vástago en cuerpos diferenciados por su decoración encajan plenamente en el Renacimiento, época en que se añadieron asas en forma de tornapunta para facilitar el traslado de los blandones según las necesidades del culto.
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