Foto: Museo Nacional de Escultura

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Museo Museo Nacional de Escultura
Inventario CE0740
Clasificación Genérica Escultura
Objeto/Documento Escultura de bulto redondo
Autor/a Taller de; Martínez Montañés, Juan (Lugar de nacimiento: Alcalá la Real, 1568 - Lugar de defunción: Sevilla (m), 18/06/1649)
Título Niño Jesús dormido sobre cruz
Materia/Soporte Peltre
Técnica Policromado
Fundido
Dimensiones Altura = 14 cm; Anchura = 41 cm; Profundidad = 20 cm
Descripción En esta pieza es de destacar el uso del peltre, aleación de bajo punto de fusión, compuesto fundamentalmente por plomo con algo de estaño y antimonio que supone un menor coste del material y de su labra.
Este tipo de imágenes vaciadas en metal y la demanda de esculturas en pequeño formato y carácter devoto se desarrollará sobre todo en Sevilla.
La imagen del Niño Jesús, de anatomía mórbida y cabellos ensortijados, recostado sobre una cruz con corteza muy habitual en los ambientes sevillanos, es parte de una serie de vaciados sacados a partir de un original en madera o barro todavía no identificado, en el cual la cruz reposaba sobre una calavera.
Su iconografía, dormido sobre la cruz y la calavera, en todo ajena al relato evangélico, hunde sus raíces en las representaciones clásicas de Eros y Tánatos, retomadas a inicios del Renacimiento y reelaboradas desde la óptica cristiana.
Iconografia Niño Jesús
Datación 1601=1625
Contexto Cultural/Estilo Barroco español. Andalucía
Clasificación Razonada Los avances técnicos hechos en la fundición de metales desde mediados del siglo XVI permitió la recuperación de la técnica de los moldes por piezas, perdida desde el fin de la Antigüedad Clásica; con ella se podía obtener con cierta facilidad, a partir de un modelo original en madera, barro, yeso u otro material, réplicas con un acabado de alta calidad, aunque necesitadas de los últimos retoques del maestro. El uso de aleaciones de bajo punto de fusión como el peltre, compuesto fundamentalmente por plomo con algo de estaño y antimonio, el menor coste del material y de su labra así como el acceso a una demanda de escultura de pequeño formato y carácter devoto, hizo que Sevilla se convirtiera, en el ámbito hispano, en el principal proveedor de este tipo de imágenes vaciadas en metal. De ello da fe Francisco Pacheco, pintor hispalense, quien en su tratado Arte de la Pintura señala la demasía de cosas vaciadas, particularmente de Crucifixos y de Niños en su tiempo o la existencia en Sevilla de artistas especializados como el poco conocido Diego de Oliber, maestro baciador de niños de plomo vº en santa maría que en 1629 fía al escultor Juan de Remesal en el alquiler de unas casas.
La imagen del Niño Jesús, de anatomía mórbida y cabellos ensortijados, recostado sobre una cruz con corteza muy habitual en los ambientes sevillanos, es parte de una serie de vaciados sacados a partir de un original en madera o barro todavía no identificado, en el cual la cruz reposaba sobre una calavera, disposición que aún conserva el ejemplar del Museo de Arte Sacro de la Catedral de Évora (Portugal). Este del Museo, al igual que los conservados en los Conventos del Corpus Christi de Valladolid y de Capuchinas de Castellón, ha perdido dicho elemento y presenta diversos desperfectos y faltas en su policromía que dejan al descubierto el material. Estilísticamente debe relacionarse con el entorno más directo del escultor Juan Martínez Montañés, a cuya nómina se atribuyen en los inventarios sevillanos del siglo XVIII diversas imágenes del Niño Jesús realizadas tanto en madera o en plomo. En su mayor parte derivan del tipo de Niño Jesús Triunfante realizado en 1607 para la Hermandad Sacramental del Sagrario de la Catedral de Sevilla, base de las interpretaciones atribuidas a su discípulo Juan de Mesa y seguidores y al poco tiempo de su ejecución objeto de vaciados en metal como muestra el ejemplar conservado en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. En este caso la relación se establece con algunos modelos de la producción inicial de Montañés, en concreto con la imagen de San Cristóbal realizada en 1597 (las facciones del Niño son similares así como el tratamiento del cabello es análogo al del propio santo) además de que el tema infantil ya lo había tratado apenas un año antes como muestra la imagen del Niño Jesús realizada para un presbítero de Villamartín (Cádiz), lamentablemente no conservada.
Su iconografía, dormido sobre la cruz y la calavera, en todo ajena al relato evangélico, hunde sus raíces en las representaciones clásicas de Eros y Tánatos, retomadas a inicios del Renacimiento y reelaboradas desde la óptica cristiana. Estas imágenes del Niño Jesús de Pasión, en las que le pintan durmiendo sobre la Cruz, poniéndole por almohada el cráneo, o calavera de un hombre, como señalara Fray Juan Interian de Ayala en su tratado El pintor christiano y erudito [Madrid, 1782], no tanto pertenecen a la historia, quanto son objeto de piadosas meditaciones; en su obra se encuentra también el significado profundo de esta representación: Cristo Señor Nuestro desde el primer instante de su concepción, aceptó espontáneamente la muerte y acerbísima pasión, que le impuso su Eterno Padre, viviendo siempre aparejado para ella y pensando en ella muchas veces: sabiendo muy bien que con su muerte vencería a la misma muerte y al demonio.
Bibliografía MARCOS VILLÁN, Miguel Ángel. Niño Jesús dormido sobre cruz. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús(dir). Museo Nacional de Escultura VI: La escala reducida. Valladolid (m): 2008. pp. 24-25.
Catalogación Marcos Villán, Miguel Ángel
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