Descripción |
Frasco-esenciero de cerámica, cuerpo con forma poligonal, de lados rectos alternando con lados cóncavos, de diferentes molduras, cuello cilíndrico, cubierto con tapón, formando media esfera. Pie con borde en forma poligonal, de lados cóncavos, con diez caras que coinciden en número y distribución con los prismas del cuerpo. Pieza ornamentada con motivos geométricos y florales esmaltados en azul y verde, y detalles dorados.
Esta pieza ilustra el gusto por lo exótico y lo oriental que en el siglo XIX se instala en todas las artes, teniendo especial presencia en las decorativas, y muy particularmente en el mobiliario y en los objetos de cerámica y porcelana.
Sin duda se trata de una pieza relacionada con el aseo y el arreglo personal, siendo muy probable su ubicación en el tocador, donde la mujer romántica pasaba largas horas dedicada a los perfumes y afeites que allí guardaba y que le permitían aparecer impecable a los ojos de los demás. En particular, para la cara y el cabello se empleaban pomadas y aceites preparados mezclados con esencia, y para el cuerpo leche virginal, emulsión balsámica y pomada de cacao, entre otros preparados. El aseo se remataba con el empleo de algún agua aromática: agua destilada de rosas, de fresas o de habas, agua de Colonia, agua de Ninon o agua de odaliscas. Todos estos productos se guardaban en cajas y recipientes y a ese mismo uso debió destinarse este singular esenciero.
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