Museo Museo Nacional de Escultura
Inventario DE0036
Clasificación Genérica Escultura
Objeto/Documento Escultura de bulto redondo
Autor/a Fernández, Gregorio (Lugar de nacimiento: Sarria, 1576 - Lugar de defunción: Valladolid (m), 1636)
Título Cristo yacente
Materia/Soporte Madera
Postizo: Vidrio [Ojos]
Asta [Uñas]
Hueso [Dientes]
Corcho [Llagas]
Técnica Tallado
Policromado
Incrustación
Dimensiones Altura = 43 cm; Anchura = 190 cm; Profundidad = 73 cm
Descripción Gregorio Fernández hizo todo un alarde en el estudio anatómico de este Cristo yacente, en su cuerpo modélico, en reposo ya, exhausto por el sufrimiento y con el rostro afilado por el dolor. La escultura aúna sabiamente talla cuidada, policromía y postizos -dientes de marfil, ojos de cristal, pestañas de pelo, corcho en las heridas, uñas de asta-, buscando convencer a través de un conseguido esfuerzo realista.
El artista parece complacerse en la captación y contemplación del desnudo humano para convertirle en divino. Si bien la figura permite su contemplación desde todos los puntos de vista, hay uno que ofrece la visión más completa: el lado derecho, donde está la herida del costado, hacia donde vuelve la cabeza y se eleva la pierna izquierda, ofreciendo plena desnudez.
Pertenece a la serie más amplia del escultor, conservándose quince ejemplares que se le pueden asignar, de los cuales, el del convento de los capuchinos del Pardo, el de San Plácido de Madrid, y el de la catedral de Segovia se consideran sus mejores creaciones.
Iconografia Cristo yacente
Datación 1627[ca]
Contexto Cultural/Estilo Barroco español. Castilla
Lugar de Procedencia Iglesia de la Casa Profesa de los Jesuitas, Madrid (m)(Área Metropolitana de Madrid (comarca), Comunidad de Madrid)
[La Casa Profesa de los jesuitas posteriormente pasó a ser oratorio de San Felipe Neri.]
Lugar Específico/Yacimiento Iglesia de la Casa Profesa de los Jesuitas
Historia del Objeto Procede esta obra de la Iglesia de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Madrid, luego oratorio de San Felipe Neri, donde Ponz la ubica ... En otra capilla del cuerpo de la iglesia, al lado del Evangelio (Ponz, 1947:467). Con la desamortización, fue adscrita al efímero Museo de la Trinidad, desde donde, a instancias de la reina Isabel II, pasó a la iglesia de Atocha. Derribada ésta en 1903, fue trasladada a la Iglesia del Buen Suceso, y allí la reclamó en 1922 el Museo del Prado, titular de las colecciones del extinto Museo de la Trinidad. Once años después, el Prado la depositó en este Museo, pocos días antes de que este fuera elevado a la categoría de Museo Nacional de Escultura.
Clasificación Razonada Imagen de Jesús muerto, herido pero no completamente ensangrentado. La huella del martirio es explícita, reforzada por la adición de postizos (corcho en las heridas, asta en las uñas), pero se evita la recreación en lo macabro y sanguinolento.
El torso aparece levemente incorporado sobre dos almohadones -uno semioculto por la sábana- y, gracias a ello, el brazo izquierdo reposa por debajo de la caja torácica, dejando bien visible la herida del costado. Además, esta disposición ofrece un magnífico perfil de desnudo masculino, apenas velado por un paño de pureza de característicos pliegues rectilíneos y angulares, que no cubre completamente la cadera. Al tiempo, la leve incorporación de la figura permite exhibir una posición no solo natural sino, sobre todo, digna. Esta dignidad, el famoso decoro que tanto preocupó en la época, era condición sine qua non para toda representación de aparato. Inexcusable por tanto al efigiar a la divinidad.
La cabeza, ligeramente vuelta hacia la izquierda para facilitar su contemplación por los fieles, muestra la boca entreabierta y los ojos -de pasta vítrea- inertes y entornados. Es una cabeza doliente y ya sin vida, pero armoniosa y noble.
El acabado estudio de todos estos y otros aspectos por parte del escultor nos sitúa ante una obra de arte de primera magnitud y de engañosa sencillez, una escultura, de hecho, desplegada, tensada, entre varios principios antinómicos. Pensamos, por ejemplo, en la representación de un cuerpo casi completamente desnudo en un contexto cultural hostil a este tipo de figuración, o en el equilibrio logrado entre la explícita descripción del martirio y la evidente sensación de majestad serena, por citar alguno. Se trata, en suma, de un juego de opuestos tan caro al barroco, similar al que vemos, por ejemplo, en la poesía de la época, aquí escrita en madera.
Se desconocen documentos relativos a su autoría, pero nadie duda del acierto de Ponz (1947: 467) al atribuirla a Gregorio Fernández. De hecho, todos los estudiosos se muestran de acuerdo en datarla en un momento de madurez del artista, e incluso disponemos de una fecha aproximada. Según Urrea (1995: 23) esta sería una de las dos tallas cuya policromía encargara la Compañía de Jesús a los doradores y policromadores Diego de la Peña y Jerónimo de Calabria en 1627, lo que supone que la talla había sido concluida poco antes.
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Forma de Ingreso Depósito
Fecha de Ingreso 02/07/1933
Catalogación Campano Lorenzo, Alberto
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