Descripción |
Esta corona forma parte del Tesoro de Guarrazar, obra maestra de la orfebrería de la Alta Edad Media del que se conservan hoy un total de diez coronas, siete cruces mas una incompleta y abundante pedrería suelta. Es el tipo de corona más original.
Forma su alta diadema una retícula de elementos fusiformes de oro, enlazados por chatones circulares alternando con otros cuadrados, que contienen zafiros, vidrios artificiales y nácares. De la parte inferior penden ocho colgantes formados por conos de oro y zafiros.
Tras su estructura de aparente sencillez se oculta la gran complejidad técnica de la elaboración. Los elementos que la componen son muy frágiles, al estar huecos, y necesitaron numerosas restauraciones.
El tesoro fue hallado casualmente en agosto de 1858. Gran parte de las joyas fueron desmontadas y desaparecieron en los obradores de plateros toledanos. Otras fueron salvadas y vendidas al gobierno francés. El lote más importante se recuperó en 1941 y hoy día las joyas del tesoro se muestran en tres instituciones, dos españolas y una francesa.
El hallazgo del Tesoro de Guarrazar contribuyó poderosamente al nacimiento de la arqueología visigoda, a mediados del XIX.
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