Inventario CE01556
Clasificación Genérica Joyería; Objetos de uso personal
Objeto/Documento Pinjante
Materia/Soporte Oro
Perla berrueca
Figura: Diamante [En los ojos]
Reverso: Esmeralda [Dos esmeraldas]
Rubí [En la parte central]
Esmalte verde
Técnica Reverso: Cincelado
Esmaltado
Tallado [A tabla]
Engastado
Dimensiones Altura = 5 cm; Anchura = 3 cm
Descripción Pinjante de cadenas con forma de rana realizado con distintos materiales, las patas, de oro, están decoradas con esmalte de color verde traslúcido y restos de esmalte negro para dar mayor naturalismo. El reverso de la figura está realizado en oro cincelado en esmalte blanco con piedras. El cuerpo de la rana es una gran perla barrueca, lleva un pequeño diamante que simula el ojo de la rana. De las patas posteriores cuelga una perla y de las patas anteriores dos cadenillas de oro para sujetarlas.
Datación 1590[ca]
Contexto Cultural/Estilo Edad Moderna
Lugar de Producción/Ceca España (Europa)
Clasificación Razonada Las cadenillas de las patas delanteras han sido ligeramente acortadas. En la parte superior de la perla hay un añadido circular de madreperla o de una perla de peor calidad, probablemente como consecuencia de una restauración porque alrededor hay alguna fisura. En las patas hay pérdida de esmalte que deja ver el cincelado del oro que imita la piel del batracio. El vientre, por el contrario, está perfectamente conservado.
El arte de la plata en la España de Carlos IV, La Coruña, 2000. Nº 126
Pieza catalogada por Letizia Arbeteta en La joyería Española: de Felipe II a Alfonso XIII en los Museo Estatales.
Brincos o pinjantes: moda de la joyería del siglo XVI.
Bibliografía ARBETETA, Letizia. La joyería Española: de Felipe II a Alfonso XIII en los Museo Estatales. Madrid: Ministeriode Cultura, 1998. p. 129, il. 72.

Arte y poesía : el amor y la guerra en el Renacimiento. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2002. p. 269, 429, il. 41; El adorno del colgante es un anfibio constituido por una perla barroca y una pieza de oro esmaltado que representa el vientre y las patas del animal. Unir perlas perlas de considerable tamaño a piezas fundidas en oro para dar forma escultórica a una gran variedad de seres -imaginarios o reales- fue una práctica habitual de los orfebres manieristas del siglo XVI, que explotaban al máximo las cualidades expresivas del metal, el esmalte y las gemas. En los inventarios espñoles de la época se denomina berruecos o barruecas a las perlas cuya forma natural, en algunos ejemplares, alcanzaba una irregularidad extrema. Venían de los mares orientales, generalmente a través de la ruta de la seda, y también importadas de América. Si bien desde la Edad Media la rana era símbolo de muerte, o de lujuría, compartía con otros amuletos el poder de proteger contra el mal de ojo. En la Antigua Roma el mismo animal representaba la felicidad conyugal..

BELLAS DUBLANG, Javier. No fueron solos: mujeres en la conquista y la colonización de América. Ministerio de Defensa.Secretaría General Técnica, D.L, 2012. p.97 il.61.

El arte de la plata y de las joyas en la España de Carlos V. Madrid: Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000. p. 269, il. 126; Colgante en forma de rana, cuya parte superior está formado por un gran berrueco, donde estarían incrustados los ojos, hoy perdidos. El dorso es de oro esmaltado, simulando el vientre del batracio. Pende de dos cadenas originales, aunque acortadas. Este tipo de joyas, denominadas popularmente brinco, solían representar, al igual que los dijes, animales y objetos en miniatura, caso de esta rana, representación poco abundante, ya que apenas existen ejemplares, entre ellos el publicado por Muller (1972, il. 35), Y otro existente en el Louvre (Arbeteta, 1999, nº cat. 271, pp. 449, 705). Como ya advertimos anteriormente, siguiendo a Santiago Sebastián, la rana se inscribe en el mundo de ultratumba, asociada en la Edad Media a las penas infernales reservadas a los lujuriosos, como vemos en la fachada de la catedral de Bourges, donde una rana muerde el pecho de una joven; también es símbolo de la corrupción de la carne y suele verse en las representaciones de cuerpos corrompidos, al igual que las lagartijas, por lo que creemos representan también, asociadas a las muertes o calaveras tan populares e n la primera mitad del siglo, la reflexión cristiana sobre el memento mori u hora de la muerte, recordando los deberes del cristiano, pero también la resurrección prometida. Baste, para comprobarlo, el conocido motivo de la rana sobre la calavera, tan difícil de encontrar en la fachada de la Universidad de Salamanca, fachada que, como es bien sabido, representa un programa integral donde nada se ha dejado al azar. Joyas realizadas con berruecos se documentan en toda Europa y también en América, especialmente en el tesoro de Sucre (Bolivia), donde también existen paralelos aplicables a la técnica de esmaltado, que precisaremos al tratar de las lagartijas y salamandras.
; Madrid: Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, D.L. 2000 [catálogo de exposición, Palacio Municipal de Exposiciones Kiosco Alfonso, La Coruña, 6 de Julio-17 de Septiembre de 2000].

VV.AA.. El jardín de Melibea. Madrid: Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000. p. 313, il. 66; Pinjante de dos cadenas con la representación de una rana.
España.
Ca. 1590.
Perlas berruecas, piedras preciosas y oro cincelado, grabado y esmaltado.
7 x 2,5 cm
Madrid, Museo Nacional de Artes Decorativas [inv. nº 1556].; Madrid: Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, D.L. 2000 [Catálogo de exposición, Monasterio de San Juan, Burgos, 18 de abril-20 de junio de 2000]..
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