Clasificación Razonada |
Pío del Río Hortega (Portillo, Valladolid 1882-Buenos Aires 1/06/1945), renombrado médico y científico, mostró desde muy joven su interés por los problemas biológicos, así como su vena artística, capacidades que serán reconocidas en seguida en la Facultad de Medicina de Valladolid por sus profesores de Histología y anatomía Patológica y de Anatomía.
Ya licenciado y tras un breve periodo como médico rural en su pueblo natal, que compatibilizará con el Grado de Doctor, consigue una beca en el Instituto del Cáncer, donde se convierte en discípulo de Achúcarro, con el que iniciará sus estudios de Histología sobre las células en bastoncito, descubriendo su procedencia y significado. La muerte de su mentor, supone el inicio de sus años decisivos junto a Ramón y Cajal, que lo propone como director del Laboratorio del Instituto. Su publicación en 1917 en la Revista de Ramón y Cajal, abre nuevos caminos para resolver el origen de las células del sistema nervioso.
Sus discrepancias con el nobel, le hacen abandonar el laboratorio, pero le convierte en director del Laboratorio de Histología Normal y Patológica que la Junta para la ampliación de estudios crea en el Residencia de Estudiantes. Llegan entonces los honores y reconocimientos en el extranjero, sobre todo en países de habla hispana, que incluyen dos propuestas para el premio Nobel (1929 y 1933).
Con la llegada de la 2ª República, Pío del Río gana la plaza de director del renombrado Instituto de Oncología. Su participación en el Congreso Internacional del Cáncer, celebrado en Madrid en 1933, le convierte en una de las figuras cumbres de la neuropatología. Con el final de la Guerra Civil española, comienza su exilio en el extranjero, que le llevará a diferentes países hasta Argentina, donde fallece.
Juan Cristóbal González de Quesada, escultor almeriense, se traslada muy joven a Granada por motivos familiares. En esta ciudad ingresa en la Escuela de artes y oficios y en el estudio del escultor Nicolás Prados Benítez. Con su primera exposición en el Centro Artístico (1913) encontrará la protección de Natalio Rivas (Diputado granadino y Subsecretario de Instrucción Pública).
En 1924 se traslada a Madrid donde acudió brevemente al taller de Mariano Benlliure, completando su formación en la Escuela especial de Pintura, Escultura y Grabado, la Escuela de San Fernando, el Museo Nacional de Reproducciones Artísticas y el Museo del Prado, dibujando copias de las grandes obras del pasado.
Se convertirá en asiduo participante en los concursos de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes hasta pasar a ser miembro del Jurado de los mismos. Será habitual también su participación en las comisiones de homenaje a diferentes artistas como García Lesmes, Almada Negreira, Mariano de Cossio o Balseiro, donde coincidirá con Pío del Río Hortega.
Tras la Guerra Civíl, caerá en cierto ostracismo, dedicándose también a restaurar obras civiles y religiosas.
De inspiración realista, su deseo de renovación le llevó a realizar creaciones de volúmenes fuertes, llenos de simplicidad y sencillez, adaptándose perfectamente el material a la forma.
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