| Descripción |
Par de guantes cortos de piel de cabritilla con decoración estampada en negro que se distribuye en bandas, más estrechas en la parte de los dedos, ensanchándose en la palma. Los motivos decorativos son de tipo pompeyano: cadenetas de óvalos y zig-zags, cornucopias y cestos de flores inscritos en óvalos, motivos florales dentro de tornapuntas o leones afrontados que alternan con rosetas. En el reverso, pequeña abertura que se cierra con un botón forrado en piel. En el interior del guante derecho, inscripción que alude al fabricante: FELIX TORRUELLA BARCELONA.
La decoración con elementos clasicistas nos permiten adscribir estos guantes a la etapa del Neoclasicismo. Presentan el sello del establecimiento barcelonés de Félix Torruella, que funcionó, al menos, desde principios del siglo XIX y hasta 1963. Fabricó una gran cantidad de guantes, conservándose ejemplares en diversos museos, tales como el Museo Cerralbo (Inv. 6371-6372) o en el Museo de la Moda de Bath (Inv. 23430). Barcelona fue un importante centro productor de guantes de cabritilla, tanto estampados, como bordados o pintados.
A partir de la Revolución Francesa se impuso en toda Europa el vestido denominado en España "camisa", inspirado en la Antigüedad clásica, que consistía en una sola pieza de manga corta, con el talle marcado bajo el pecho y realizado en tejidos vaporosos. La etiqueta social obligaba a llevar guantes tanto de día como de noche. Los guantes de día eran cortos y se usaban en invierno con una chaquetilla a juego denominada "spencer". Se debían llevar siempre limpios e impecables, y solían perfumarse con esencias naturales. La estampación en serie de este tipo de guantes supuso que capas sociales más amplias pudieran acceder a determinados complementos de indumentaria, hasta ese momento de uso exclusivo de las clases más adineradas.
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