Foto: Alberto González Alonso

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Museo Museo de San Isidro. Los orígenes de Madrid
Inventario CE2016/3/01
Clasificación Genérica Pintura
Objeto/Documento Pintura de caballete
Autor/a Atribuido a; Pompeyo, Juan (Lugar de nacimiento: Italia, act. 1711=1720) (El violinista)
Título San Isidro Labrador
Materia/Soporte Pintura al óleo
Lienzo
Técnica Pintura al óleo
Dimensiones Marco: Altura = 155,50 cm; Anchura = 118,70 cm
Pintura de caballete: Altura = 144 cm; Anchura = 107 cm
Descripción En primer plano San Isidro en actitud extática apoyado en la aguijada y llevando la mano izquierda al pecho. El santo aparece como un hombre muy joven y sin barba, vistiendo un elegante traje azul de mangas y perneras acuchillados y un anacrónico manto. A sus pies un ángel y en segundo plano el milagro de los bueyes. Al fondo un paisaje de la campiña cordobesa, con las primeras estribaciones de Sierra Morena en último término y un pueblo dominado por una fortaleza del siglo XV, quizá Montemayor. Cielo de nubes y querubines
Iconografia San Isidro; San Isidro y el milagro de los bueyes
Datación 1701=1733
Contexto Cultural/Estilo Barroco
Lugar de Producción/Ceca Córdoba (Andalucía, España)
Uso/función Devocional
Clasificación Razonada Se trata de un óleo sobre lienzo representando a san Isidro ante un paisaje, atribuido por Natividad Galindo San Miguel al pintor italiano Juan Pompeyo con criterios y razonamientos convincentes que se resumen a continuación.
Juan Pompeyo es un pintor del que se conocen pocos datos biográficos. Desde Antonio Ponz (viaje de España, 1772 - 1794) se dice que era de origen italiano, violinista de profesión y que llegó a Córdoba para formar parte de la capilla de música de la catedral. A pesar de la escasez de noticias, existe un documento de 1713 en el que consta que se le pagaron 2.300 reales por la realización de cuatro lienzos para la cripta de la capilla del cardenal Salazar en dicha catedral. Dichas pinturas, que se conservan in situ y representan la aparición de la Virgen de la Merced a Jaime I, la transverberación de santa Teresa y los martirios de san Zoilo y san Eulogio, son las que han permitido conocer las características de su estilo, sirviendo de base para atribuirle una serie de lienzos distribuidos por las capillas de la catedral de Córdoba, así como para justificar también la atribución de este san Isidro labrador.
Son típicas de Pompeyo las pequeñas cabezas de querubines, con frentes amplias y recortadas a contraluz entre las nubes; existe igualmente una gran correlación entre las facciones de san Isidro, de rasgos muy acentuados, y ls de san Eulogio y Jaime I, siendo también semejante el tratamiento de la mano que san Isidro apoya en su pecho y la de san Eulogio, en la misma posición. Por último, la figura del ángel que ocupa el ángulo inferior izquierdo es un recurso compositivo que utiliza Pompeyo en los cuatro lienzos ya citados y tiene una especial correspondencia con el niño que aparece sentado a los pies de Jaime I.
Por otro lado parece probable que Pompeyo llegase a España con conocimientos de la técnica pictórica, pero no hay duda de que en su pintura se deja sentir la influencia de los maestros españoles, concretamente Antonio palomino, quien desde los comienzos de ese año de 1713 se encontraba en Córdoba pintando los tres grandes lienzos que los albaceas testamentarios del cardenal Salazar le habían encargado para los altares de la capilla de Santa Teresa. Esta influencia se aprecia especialmente en el tratamiento del amplio manto que viste San Isidro., a base de grandes pliegues picudos y alargados, y en la rotundidad de la figura del santo, que corre pareja con la de san Acisclo en el lienzo que representa su martirio. Consecuentemente, parece probable que este lienzo fuera realizado con posterioridad a la citada fecha de 1713.
La obra presenta una iconografía muy característica que muestra a las claras su origen no madrileño, y más concretamente andaluz, en primer lugar en la fisonomía e indumentaria del santo. Los rasgos físicos de san Isidro habían quedado fijados, en parte por influencia de las descripciones de Lope de Vega en sus obras, desde un momento muy temprano del XVII como los de un hombre de edad y corpulencia medianos, de pelo castaño y barba y bigote no muy largos, de modo que el modelo se repite invariablemente hasta el siglo XX. Sin embargo en Andalucía occidental existió ya en el siglo XVII una tradición de imágenes del santo como un hombre muy joven y sin barba de la que son muestra, además de ésta, un óleo de procedencia sevillana conservado en la Casa de Cisneros del Ayuntamiento de Madrid y una talla en madera de Cabezas de San Juan (Sevilla).
También la indumentaria de la obra de Pompeyo se aparta de la habitual, sustituyendo la parda vestimenta de los campesinos por un elegante traje azul de mangas y perneras acuchillados y un anacrónico manto que no aparece jamás en otras representaciones del santo, pero que en cambio es frecuente en los óleos sobre mártires cordobeses tanto de Palomino como del mismo Pompeyo. Igualmente atípico es el fondo ante el que aparece san Isidro con su tradicional aguijada y en el que se ve a los ángeles arando. Normalmente en las representaciones madrileñas se supone que el paraje se sitúa en la orilla derecha del Manzanares a la altura de Carabanchel, de modo que con frecuencia se ve al fondo el perfil de la villa, que aquí se ha sustituido por un paisaje de la campiña cordobesa, con las primeras estribaciones de Sierra Morena en último término y un pueblo dominado por una fortaleza del siglo XV, quizá Montemayor. Tampoco aparece nunca en la amplia iconografía del santo el ángel niño que en primer término mira al espectador, y que es sin embargo una constante en las obras cordobesas de Pompeyo y Palomino.
Fecha de Ingreso 15/06/2016
Catalogación Carrera Hontana, Enrique de
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