Foto: José María Espallargas Herrera

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Museo Museo Juan Cabré
Inventario 0049
Clasificación Genérica Creencias y religión
Objeto/Documento Exvoto
Materia/Soporte Bronce
Técnica Fundido a la cera perdida
Dimensiones Altura = 101 mm; Anchura = 38,20 mm; Peso = 99,84 gr
Descripción Exvoto ibérico de bronce que representa una figura en actitud oferente. Porta birrete, bajo el cual aparece el cabello en forma de bucles. La nariz es triangular y puntiaguda, resaltada mediante limado, ojos saltones en forma de pequeños botones irregulares y mentón prominente finalizado en lo que parece una puntiaguda barba. El cuello es corto pero estilizado. Los hombros anchos y los brazos, aunque incompletos, rígidamente extendidos y flexionados hacia delante. La vestimenta consiste en una túnica muy corta que finaliza en un pequeño vuelo. Las piernas, bien diferenciadas mediante un profundo surco longitudinal, aparecen ligeramente flexionadas a desde la rodilla, especialmente la derecha, que aparece algo avanzada confiriendo una ligera sensación de marcha. Los pies son pequeños, juntos e incompletos por su fragmentación distal.
El metal posee tonalidades verde oscuro, esmeralda y beige. La colada, defectuosa, muestra abundantes porosidades y escamaduras originarias. La conservación es deficiente, con abundantes cloruros y roturas.
Datación 325[ac]=201[ac] (Final siglo IV-Siglo III a.C.)
Contexto Cultural/Estilo Horizonte Ibérico Pleno
Uso/función Religioso / ritual
Lugar de Procedencia España(Europa)
Clasificación Razonada Este exvoto, que probablemente representa una figura oferente, pertenece al Período Medio Ibérico de Nicolini. Gèrard Nicolini (1977) clasifica estos exvotos cronológicamente según el estilo e iconografía en tres grandes periodos: el Periodo Arcaico (siglo V a.C.); el Periodo Medio (siglos IV-III a.C); y el Periodo Tardío (siglos III-I a.C). El Periodo Medio se caracteriza por la estilización y esquematización de las figuras.
En cuanto a su origen, podría proceder del Santuario de Collado de los Jardines en Santa Elena o del Santuario de Cuevas de la Lobera (o de Vilches) en los Altos del Sotillo en Castellar, ambos en Jaén. Estos santuarios se hallaban enclavados en cuevas junto a fuentes y parajes abruptos, no siendo templos propiamente dichos, sino construcciones semejantes a los tesauroi griegos cuya finalidad sería almacenar durante algún tiempo los exvotos.
Ambos yacimientos, el de Collado de los Jardines y el de Cuevas de la Lobera, están considerados de gran importancia por la gran variedad y número de exvotos de bronce encontrados. Cronológicamente su apogeo se sitúa entre los siglos IV y III a.C., aunque se puede considerar una ocupación anterior desde tiempos pre y protohistóricos, así como un uso continuado en tiempos muy avanzados e incluso posteriores a la romanización.
La técnica de fabricación de estos exvotos era la fundición a la cera perdida, la manera habitual de fabricar los bronces votivos en la Hispania Prerromana. En estas figuras están representados fieles de todas las clases y géneros: mujeres, varones, personas pertenecientes a la élite guerrera, etc. Sin embargo, entre los exvotos ibéricos no se encuentra ninguno que represente a los dioses propios de su religión, ya que en ella el íbero buscaba ante todo una utilidad práctica. De uso ritual o votivo, estas figurillas eran ofrecidas a los dioses en agradecimiento de un beneficio o para implorar una curación personal o propiciar un bien.
La religión ibérica seguramente desconoció el sacrificio de víctimas en los santuarios, salvo quizás el de Palomas. La ofrenda sería el propio exvoto, en el que el devoto trataba de perpetuar su presencia ante el numen. Esta religión fue muy conservadora, no sólo por no dejarse influir por las divinidades de pueblos colonizadores, sino también por no darse fenómenos de sincretismo en los santuarios. En cuanto a los exvotos, los artistas ibéricos no sólo no modifican los temas recibidos, sino que les dan un carácter estático, repitiendo los modelos arcaicos consagrados por la tradición y copiándolos hasta el infinito.
Sin embargo, aunque en los santuarios ibéricos no hay asimilación a ningún dios griego o romano, se puede considerar el uso de exvotos como una influencia de las religiones mediterráneas. Este aspecto se encuentra en todo el Mediterráneo y los bronces ibéricos obedecen a prototipos mediterráneos, griegos o etruscos. Son normalmente de tipo personal, recuerdo de una curación o favor especial alcanzado o deseado de la divinidad a la que se ofrece, en esto son análogos a los exvotos de los santuarios griegos y sicilianos.
Bibliografía CALVO, I.; CABRÉ, J.. Excavaciones y Collado de los Jardines (Santa Elena, Jaén). Memorias de la Junta Superior de Excavaciones. Campañas 1916-1917 y 1918. Madrid, 1917-1918 y 1919. 1916.

GARCÍA BELLIDO, A.. Arte Ibérico en España. Ed. Espasa-Calpe. Madrid. 1980.

LANTIER, R.. Bronzes votifs ibériques. París. 1935.

NICOLINI, G.. Bronces Ibéricos. Ed. Gustavo Gili, S.A. Barcelona. 1977.

NICOLINI, G.. Les Bronzes Figurés des sanctuaires Ibériques. Bibliothèque de L, École des Hautes Études Hispaniques, XLI. Presses Universitaires. París. 1969.

PRADOS, L.. Exvotos Ibéricos de bronce del Museo Arqueológico Nacional. Ministerio de Cultura. Madrid. 1992.

PRADOS, L.. Exvotos ibéricos de bronce: aspectos tipológicos y tecnológicos. Trabajos de Prehistoria, 45. 1988. pp. 175-199.

PRADOS, L.. Los exvotos anatómicos del Santuario Ibérico de Collado de los Jardines (Santa Elena, Jaén). Trabajos de Prehistoria, 49. 1991. pp. 313-332.
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