Foto: José María Espallargas Herrera

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Museo Museo Juan Cabré
Inventario 0054
Clasificación Genérica Creencias y religión
Objeto/Documento Exvoto
Materia/Soporte Bronce
Técnica Fundido a la cera perdida
Dimensiones Altura = 57 mm; Anchura = 15 mm; Peso = 12,85 gr
Descripción Exvoto ibérico de bronce que representa una figura masculina itifálica. La cabeza es redondeada y se halla algo afilada frontalmente, con expresión algo inclinada, debido a la disposición irregular de los ojos mediante pequeñas incisiones y la boca torcida. La disposición corporal es muy rígida e inexpresiva, con ambos brazos caídos pegados al cuerpo, piernas muy juntas y pies perdidos casi por completo. El sexo aparece bien marcado.
El metal es de tonos verde claro, verde oscuro y marrones, con abundantes cloruros e importante pérdida superficial de metal. La conservación es deficiente.
Datación 225[ac]=1[ac] (Finales siglo III-Siglo I a.C.)
Contexto Cultural/Estilo Horizonte Ibérico Tardío
Uso/función Religioso / ritual
Lugar de Procedencia Santuario de Cuevas de la Lobera, Castellar (Condado, El (comarca))(Condado (El) (comarca), Jaén)
[Procedencia probable, según Casanovas Romeu y Rovira Port]
Lugar Específico/Yacimiento Santuario de Cuevas de la Lobera
Clasificación Razonada Pertenece al Período Tardío de Nicolini. Gèrard Nicolini (1977) clasifica estos exvotos cronológicamente según el estilo e iconografía en tres grandes periodos: el Periodo Arcaico (siglo V a.C.); el Periodo Medio (siglos IV-III a.C); y el Periodo Tardío (siglos III-I a.C). El Periodo Tardío se caracteriza por las representaciones más naturales de las figuras, abandonando el hieratismo y la frontalidad orientalizantes, y elaborando las estatuillas con más volumen y expresividad.
En cuanto a su origen, probablemente proceda del Santuario de Cuevas de la Lobera (o de Vilches). Emplazado en el paraje denominado Altos del Sotillo, en el término municipal de Castellar (Jaén), está considerado de gran importancia por la gran variedad y número de exvotos de bronce encontrados. Estos santuarios se hallaban enclavados en cuevas junto a fuentes y parajes abruptos, no siendo templos propiamente dichos, sino construcciones semejantes a los tesauroi griegos cuya finalidad sería almacenar durante algún tiempo los exvotos. Cronológicamente su apogeo se sitúa entre los siglos IV y III a.C. No obstante, se puede considerar una ocupación anterior desde época pre y protohistórica, así como un uso posterior hasta tiempos avanzados de la romanización.
La técnica de fabricación de estos exvotos era la fundición a la cera perdida, la manera habitual de fabricar los bronces votivos en la Hispania Prerromana. En estas figuras están representados fieles de todas las clases y géneros: mujeres, varones, personas pertenecientes a la élite guerrera, etc. Sin embargo, entre los exvotos ibéricos no se encuentra ninguno que represente a los dioses propios de su religión, ya que en ella el íbero buscaba ante todo una utilidad práctica. De uso ritual o votivo, estas figurillas eran ofrecidas a los dioses en agradecimiento de un beneficio o para implorar una curación personal o propiciar un bien.
La religión ibérica seguramente desconoció el sacrificio de víctimas en los santuarios, salvo quizás el de Palomas. La ofrenda sería el propio exvoto, en el que el devoto trataba de perpetuar su presencia ante el numen. Esta religión fue muy conservadora, no sólo por no dejarse influir por las divinidades de pueblos colonizadores, sino también por no darse fenómenos de sincretismo en los santuarios. En cuanto a los exvotos, los artistas ibéricos no sólo no modifican los temas recibidos, sino que les dan un carácter estático, repitiendo los modelos arcaicos consagrados por la tradición y copiándolos hasta el infinito.
Sin embargo, aunque en los santuarios ibéricos no hay asimilación a ningún dios griego o romano, se puede considerar el uso de exvotos como una influencia de las religiones mediterráneas. Este aspecto se encuentra en todo el Mediterráneo y los bronces ibéricos obedecen a prototipos mediterráneos, griegos o etruscos. Son normalmente de tipo personal, recuerdo de una curación o favor especial alcanzado o deseado de la divinidad a la que se ofrece, en esto son análogos a los exvotos de los santuarios griegos y sicilianos.
Bibliografía ÁLVAREZ OSSORIO, F.. Catálogo de los exvotos de bronce ibéricos. Volúmen I y II. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. 1941.

GARCÍA BELLIDO, A.. Arte Ibérico en España. Ed. Espasa-Calpe. Madrid. 1980.

LANTIER, R.. Bronzes votifs ibériques. París. 1935.

NICOLINI, G.. Bronces Ibéricos. Ed. Gustavo Gili, S.A. Barcelona. 1977.

NICOLINI, G.. Les Bronzes Figurés des sanctuaires Ibériques. Bibliothèque de L, École des Hautes Études Hispaniques, XLI. Presses Universitaires. París. 1969.

PRADOS, L.. Exvotos Ibéricos de bronce del Museo Arqueológico Nacional. Ministerio de Cultura. Madrid. 1992.

PRADOS, L.. Exvotos ibéricos de bronce: aspectos tipológicos y tecnológicos. Trabajos de Prehistoria, 45. 1988. pp. 175-199.

PRADOS, L.. Los exvotos anatómicos del Santuario Ibérico de Collado de los Jardines (Santa Elena, Jaén). Trabajos de Prehistoria, 49. 1991. pp. 313-332.
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