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Museo Museo Nacional de Ciencia y Tecnología
Inventario CE1985/004/0478
Clasificación Genérica Instrumentos científicos; Astronomía; Topografía; Topografía y Geodesia
Objeto/Documento Ballestilla
Autor/a ARSENIUS, Gualterius
Materia/Soporte Madera
Latón
Técnica Grabado
Dimensiones Altura = 68,50 cm; Anchura = 138 cm
Descripción Ballestilla completa en forma de cruz (modelo diseñado por Gemma Frisius); compuesta por un virote formado por dos elementos que ajustan mediante un vástago, y un elemento transversal rematado por pínulas. Exteriormente es de latón, el cual envuelve varas de sección cuadrangular de madera.

El instrumento consiste, en fin, en un virote o radio, y en una barra perpendicular o transversario, compuesta por cuatro vanos de observación de latón. Estos vanos o pinnulae están numerados: 1y 4 en los laterales, 2 en el vano central y 3 para la fistula o vano que se desliza. Los vanos número 2 y 3 tienen tornillos ajustables. El transversario está unido a la vara principal a través de una toma de latón provista de un tornillo de cierre. Este ajuste permite al virote moverse a lo largo de transversario, de tal manera que siempre sea perpendicular. Las escalas lineal y angular se presentan en la vara principal y en el transversario: en el primero de 0 a 440 y de 13 a 90; en el transversario figura una escala de 0 a 200 y otra de 0 a 250. Ajustando la posición de los vanos de observación a lo largo del transversario, los ángulos pueden ser medidos de 0 a 25 grados, un rango que puede extenderse a 90 grados moviendo el transversario a lo largo de la vara principal, necesitando tablas tangentes para el uso de las escalas lineales. Para calcular la altura de un astro, el virote debe apoyarse en la mejilla, situando el ojo en línea con la mira central. La sonaja se desliza a lo largo del virote hasta que su extremo superior coincida con el objeto observado y el inferior con el horizonte.

Sin embargo para calcular la anchura de un edificio, se sitúa en posición horizontal, desplazando la sonaja a lo largo del virote hasta que visualmente su anchura coincida con la del edificio. En ambos casos, para determinar la medida final, es necesario realizar los cálculos correspondientes a partir de los obtenidos de las escalas graduadas.
Inscripciones/Leyendas En el virote, Grabado
0 a 440
En el virote, Grabado
13 a 90
En el transversario, Grabado
0 a 200
En el transversario, Grabado
0 a 250
Firmas/Marcas/Etiquetas En el extremo del virote, Grabado, Latín
(1563)
Nepos Gemmae Frisy. Lovany fecit 1563 GAL
Datación 1563
Contexto Cultural/Estilo Edad Moderna: España
Lugar de Producción/Ceca Lovaina (Brabante Flamenco (provincia), Flandes)
Uso/función Astronómico, topográfico, docente
Lugar de Procedencia Madrid (m)
Clasificación Razonada Procede del taller de Gualterius Arsenius en Lovaina (Paises Bajos). Su autor es considerado como uno de los mejores constructores de instrumentos científicos de su tiempo, siendo esta ballestilla la única completa que se conserva de este fabricante en el mundo. Enviada a la Academia Real Mathematica de Madrid creada por iniciativa de Felipe II, cuatro siglos después llegó a las colecciones del MUNCYT a través del Instituto San Isidro de Madrid, heredero de instituciones como el Colegio Imperial de Madrid.

La ballestilla, conocida también como báculo de Jacob o radio astronómico, es un antiguo instrumento empleado para determinar distancias angulares entre cuerpos celestes y en diversas observaciones terrestres. Era un instrumento de uso habitual en los barcos durante los viajes oceánicos. Permitía calcular la altura de la estrella Polar, y de este modo, la latitud a la que se encontraba el barco. En tierra, servía para calcular la altura y anchura de edificaciones, así como la distancia entre dos puntos.

Consta de un elemento fijo de sección cuadrada (virote) sobre el que se desliza el elemento transversal (en ocasiones eran varios). Dado que el virote está graduado y que puede orientarse hacia el astro, cuya altitud se quiere medir, permite fijar el elemento deslizante en el punto exacto en que se observa un extremo del transversal (el superior) orientado a la estrella, y su parte inferior sobre el horizonte, punto exacto que puede efectuarse la lectura en el virote. Es una medida en grados y permite realizar un cálculo basado en la triangulación. La dificultad de su uso y la inexactitud en la medición se explica por la dificultad de situar el ojo exactamente en el extremo del virote (punto de confluencia de las dos líneas del ángulo que se dirigen al astro o parte alta de un edificio, y al horizonte), error que se acrecentaría al tomar la medida desde una nave en movimiento.

Puede mencionarse como precedente de la ballestilla el kamal, empleado por los navegantes árabes y marinos de Extremo Oriente en los albores del siglo X. Introducido por los pilotos árabes en Europa fue utilizado por Vasco de Gama en sus expediciones a través del Océano Índico en 1498.

El kamal era similar a la ballestilla, aunque se sustituía el virote o varilla de mayor longitud, por un cabo con nudos y, las sonajas, o varillas transversales, por simples tablas de madera. Las primeras ballestillas sólo poseían una sonaja, como la que se puede observar en la exposición, pero en el año 1581, aparecen ballestillas que cuentan con varias sonajas, hasta un máximo de tres.

No obstante, la invención de la ballestilla suele vincularse a la figura de Levi ben Gerson -también llamado Gersonides-, afamado astrónomo que, a inicios del siglo XIV, ideó un baculus Jacob que describió, en hebreo, en su obra más importante acerca de las estrellas. El instrumento de Levi consistía en dos piezas que madera, una de las cuales, la más corta, podía deslizarse a lo largo de la más larga. Con esta pieza, el observador podía determinar la separación angular entre dos estrellas, pudiendo determinar la altitud y el diámetro del Sol, de la Luna o de una estrella en particular. No obstante, Levi no determinó su posible uso en la navegación.

En el siglo XV John Müller Regiomontano (m. 1476), llevó a cabo una detallada descripción de la ballestilla en latín, denominándola sencillamente instrumentum y describiéndola como un báculo (regula) unido a una pieza que se desliza (regula mobilis). Se sabe que Regiomontano contó con una versión de la Astronomía de Levi ben Gerson traducida al latín por Pedro de Alejandría en 1342. Este instrumentum fue empleado por Regiomontano para sus observaciones astronómicas y también por su discípulo Bernhard Walther de Nuremberg con el fin de determinar la posición de algunos planetas, utilizando la ballestilla en combinación con tablas trigonométricas y otros cálculos.

Tras la muerte de Walther, Johann Werner (m. 1522) fue el primero en publicar una ilustración de la ballestilla para fines astronómicos, introduciendo una innovación: dividir el virote de tal manera que la distancia angular entre las estrellas pudiera ser leída directamente en la ballestilla sin necesidad de cálculos.

En 1545 Gemma Frisius publicó la obra más extensa escrita hasta la fecha acerca de la ballestilla como instrumento de observación astronómica y de navegación denominándola radius astronomicus seu geometricus, e incluyendo las innovaciones introducidas por Regiomontano, Werner y Petrus Apianus. Entre sus posibles usos, incluía las separaciones de estrellas, los diámetros planetarios, la altitud del sol y las estrellas, y las longitudes geográficas por distancias lunares -un método de su propia invención-, así como la determinación del grado de un eclipse, o la observación por el método de la triangulación.

La ballestilla era un instrumento ligero y poco costoso en su construcción y transporte que ofrecía una menor resistencia al viento y al mar que el astrolabio o el cuadrante. Su nombre varió del primigenio báculo de Jacob o radio astronómico, al portugués balhestilha. El uso de la ballestilla para la navegación fue probablemente introducido por los portugueses, tal y como se refleja en la ilustración de un navegante sosteniendo una ballestilla en el tratado de navegación de Pedro de Medina en 1552. Su utilización en los mares y océanos se extendió en España y Portugal, así como en el norte de Europa, a mediados del siglo XVI, periodo de las grandes navegaciones transatlánticas hacia el Nuevo Mundo.

La ballestilla, en síntesis, puede considerarse como uno de los instrumentos astronómicos más versátiles del Renacimiento europeo.

Esta pieza fue construida por Gualterius Arsenius (m. 1580) en su taller de Lovaina (Países Bajos) según diseño de R. Gemma Frisius (1508-1555) -quien elaboró un conocido manual de manejo de la ballestilla-, ya que conserva sus elementos característicos, como las dos fístulas de área cuadrada, y dos pínulas en los extremos del transversario, que permiten utilizar el instrumento de una forma más versátil. Gualterius Arsenius, su autor, era considerado uno de los mejores constructores de instrumentos de su época. Aunque realizó varias, solamente se conserva completa la ballestilla del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. Esta ballestilla fue enviada a la Academia Real Mathematica de Madrid creada por iniciativa de Felipe II. Cuatro siglos después llegó a las colecciones del MUNCYT a través del Instituto San Isidro de Madrid, heredero de instituciones como el Colegio Imperial de Madrid.

Gualterius es considerado el miembro más relevante de la renombrada familia Arsenius, constructores de instrumentos científicos. Gualterius Arsenius desarrolló su carrera profesional en Lovaina entre 1550 y 1570, firmando gran parte de sus instrumentos como Gualterus Arsenius nepos Gemmae Frisii, con el fin de vincularse al célebre constructor Gemma Frisius, de quien fue aprendiz en torno a 1546.

Gualterius Arsenius produjo un gran número de instrumentos astronómicos entre los cuales se cuentan esferas armilares, anillos astronómicos, ballestillas, relojes de sol y astrolabios, distinguibles todos ellos por un elegante y depurado estilo de grabado influido por las enseñanzas de Gemma Frisius y la nueva proyección del cartógrafo Gerard Mercator.

Algunos instrumentos datados en la misma época y firmados por Regnerus Arsenius nepos Gemmae Frisii parecen haber sido realizados por un hermano de Gualterius -Renerus o Regnerus-, quien también trabajó en Lovaina, o por el mismo Gualterius, quien habría empleado el nombre de su tutor, Gemma Reyneri Frisius, como reconocimiento a sus enseñanzas, tal y como sugieren recientes investigaciones. Gualterius Arsenius falleció tempranamente, antes de 1580.

El Museo Británico cuenta en sus colecciones con un virote de latón dorado de Arsenius: se trata de una ballestilla incompleta, puesto que, este caso, el transversario se ha perdido. En la ballestilla conservada en Londres, el virote está grabado con distintas escalas de medida, entre ellas las establecidas desde Amberes y Lovaina (Mensura ulnae Antverpiensis con una longitud de 694 mm, y Mensura ulnae Louaniensis, con 678 mm). En esta misma cara, una inscripción identifica a su constructor, Arsenius, y la fecha en que fue construida (Nepos Gemmae Phrisÿ Louanÿ fecit ann[o] 1571).

Lovaina formaba parte del territorio de los actuales Países Bajos, cuyo liderazgo político pertenecía entonces a la Casa de Borgoña y que, tras el Tratado de Senlis en 1493, fue recobrado por los Habsburgo. En 1555 Felipe II recibió de su padre, Carlos V, los dominios hereditarios de la Casa de Borgoña- quien anteriormente los había heredado de María de Borgoña-, configurándose los Países Bajos como un dominio imperial.

Las relaciones comerciales, económicas y culturales entre Flandes y Castilla gozaron de una enorme vitalidad desde el final de la Edad Media y durante el siglo XVI. Pese a los conflictos bélicos que surgieron mediada dicha centuria, estos contactos transeuropeos a lo largo del Imperio se mantuvieron: numerosos artistas flamencos se trasladaron a la Península y las artes plásticas desarrolladas en Castilla o Aragón fueron influenciadas por las nuevas técnicas y estilos desarrollados en los Países Bajos en la pintura, los textiles, o la escultura, entre otras disciplinas.

De la misma manera, los talleres de construcción de instrumentos científicos más reputados de aquella centuria se hallaban en Flandes y, al formar parte de los territorios de la Monarquía Hispánica, fueron requeridos para las instituciones científicas creadas en los albores de la Edad Moderna en Madrid cuya finalidad era el perfeccionamiento de la enseñanza científico-técnica. El propio Gualterius Arsenius exploró la vía del patronazgo real a través de la presencia de la nobleza española en Flandes, si bien no prosperó de la forma deseada. No obstante, la estancia en Amberes del teólogo Benito Arias Montano (1568-1572), propició la compra en Lovaina de distintos instrumentos científicos - con la mediación del impresor Cristopher Plantin-, que fueron embarcados hacia Madrid, algunos para su propio uso, otros para la decoración de la biblioteca de San Lorenzo de El Escorial.

En concreto, el 16 de enero de 1570, Montano adquirió un instrumento científico que encargó a Francisco de Palma para su traslado a Madrid, conteniendo una caxa de madera el baculo es en tres pieces que despues se arma en una, es decir, la ballestilla destinada a instruir a los estudiantes de la Real Academia Matemática fundada por Felipe II en Madrid y que más tarde se trasladaría al Colegio Imperial en 1625. Se trata de la pieza que hoy se conserva en las colecciones del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.

La Academia Real Matemática, primera de este género que hubo en Europa, fue una institución creada por Felipe II en 1582 a instancias de Juan de Herrera (1530-1597), quien firma las cédulas de creación y dirección el 25 de diciembre de 1582. En enero de 1583 Herrera ubica la sede en las cercanías del Real Alcázar de Madrid, comenzando en octubre de ese mismo año las clases, impartiéndose náutica, arte militar, cosmografía, astronomía, mecánica, etcétera, es decir, todos los saberes que en esa época se englobaban en lo que se denominaba matemáticas. De esta academia fueron profesores ilustres el mismo Herrera, García de Céspedes (1560-1611) o Juan de Rojas. También se contó entre sus alumnos Lope de Vega (1562-1635), quien estudió astronomía en sus aulas en 1583.

En 1591 la Academia pasa a depender del Consejo de Indias, debido al desdoblamiento del oficio de Cosmógrafo-Cronista Mayor de Indias. En 1596 García de Céspedes fue nombrado nuevo Cosmógrafo Mayor de Indias. La Academia Real Matemática constará siempre básicamente de una cátedra de cosmografía y matemáticas dependiente del Consejo de Indias. En el año 1600 tuvo lugar una especialización de los estudios en 15 actividades distintas, según el plan de Juan de Herrera. A partir de 1615 esta institución ve reducida su actividad, sufriendo una campaña de descrédito por parte de los jesuitas del Colegio Imperial de Madrid (fundado en 1609).

La Academia mantuvo la docencia aproximadamente hasta 1625, fecha en la que el Colegio Imperial absorbe las dos cátedras de matemáticas, pasándose a llamar todo el conjunto, por Real Decreto de Felipe IV (1605-1665), Reales Estudios del Colegio Imperial (1625-1767). 1625, por lo tanto, marca la fecha de la decadencia y más que probable desaparición de la Academia de Matemáticas. La Compañía de Jesús impone el pago por la enseñanza de las matemáticas. Tras la muerte del titular de la Cátedra, Juan Cedillo Díaz, el rey estableció que las lecciones seguirían siendo leídas por los jesuitas con conocimientos necesarios en la sede de la Academia, en la calle del Tesoro. A partir de 1628 las lecciones se leerán en el Colegio Imperial, siendo el jesuita encargado de estas lecciones el catedrático y Cosmógrafo Mayor del Consejo de Indias hasta la expulsión de los jesuitas en 1767. La cátedra, sin embargo pervivió hasta 1783. De hecho, en 1634 la vida de la Academia Real Matemática pareció prolongarse de alguna forma puesto que el Consejo de Guerra elevó una pregunta a uno de sus catedráticos. Calderón de la Barca se encuentra entre los alumnos más distinguidos del Colegio Imperial, junto a buena parte de la intelectualidad y la nobleza madrileña del siglo XVII.

La expulsión de los jesuitas por parte de Carlos III en el año 1767 marcó una nueva orientación en la institución, que desde 1770 se denominará Estudios Reales de San Isidro (1770-1816) al igual que durante el periodo 1835-1845. De ahí en adelante y siempre en función de los vaivenes políticos, ha cambiado incesantemente de nombre: Estudios Nacionales de San Isidro (1820-1823); Instituto de San Isidro (1845-1900); Instituto General y Técnico de San Isidro (1901-1917?), etcétera, hasta su denominación actual como Instituto de Enseñanza Secundaria San Isidro.

En su historia más reciente es el único instituto de enseñanza secundaria que ha contado con cuatro premios Nobel de literatura españoles: José de Echegaray (1832-1916), Jacinto Benavente (1866-1954), Vicente Aleixandre (1898-1984) y Camilo José Cela (1916-2002).


Referencias bibliográficas:

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Catalogación Bande Fuentes, Emilio José
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