Descripción |
La pieza Bóveda para el hombre nº 4, realizada en bronce bajo los principios de la abstracción, presenta una composición estructurada a partir de tres elementos: una base sobre la que se sustenta la pieza y dos elementos que podríamos denominar alas o planos y que se erigen sobre la base.
El elemento que define la pieza corresponde a las dos alas que conforman la bóveda por medio de su perfil cóncavo y la disposición que toman dentro de la obra. En el lateral izquierdo, y dispuesto perpendicularmente con respecto al suelo, se dispone una de estas alas, en el que Serrano aplicó un tratamiento de texturas en su superficie. A la rugosidad, fruto de las imperfecciones premeditadas en el trabajo de la escayola, visible en toda la pieza, se suma un acabado de aspecto granuloso en la parte posterior, que parece haber sido obtenido por la impresión de un objeto sobra la misma. Hay que sumar también la presencia de barras (podrían ser elementos de desecho, bien metálicos o de madera) que fueron adheridas por Serrano en la parte posterior de la obra como recurso con el que unir la base con este plano y asegurar así su sujección y estabilidad. En la derecha, se sitúa el otro plano, dispuesto en este caso en paralelo con respecto al suelo y que queda unido con el anteriormente descrito, tal y como se observa en su parte trasera.
Por último, la base sobre la que se sostiene la escultura se construye mediante la unión de tres planos que configuran un espacio abierto y cóncavo que, sin embargo, visto desde su parte trasera da lugar a un volumen macizo con el que se contrarresta el peso de la pieza.
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Clasificación Razonada |
1962 fue un año crucial en la carrera profesional de Pablo Serrano. Si bien el Gran Premio recayó en Alberto Giacometti, el paso de Serrano por la Bienal de Venecia supuso un éxito de crítica que trajo consigo la consagración del escultor en los círculos artísticos internacionales. Concretamente, Bóvedas para el hombre fue la serie con la que Luis González Robles, comisario para el Pabellón Español, seleccionó a Serrano para ocupar la Sala Especial, y cuyo origen debe ponerse en relación directa con las creaciones llevadas a cabo por el escultor entre 1959 y 1960. Por un lado, las Bóvedas deben ser entendidas como una evolución de la Quema del objeto, con la que Serrano se adentraba en la reflexión sobre los conceptos de espacio y de vacío que tan bien quedaban plasmados en la idea de la presencia de una ausencia, tal y como el propio González Robles apuntaba en el texto publicado en el catálogo de la Bienal de Venecia: Ya en sus ensayos precedentes, Serrano, quemando el centro - o corazón - de sus esculturas, hizo surgir espacios que nos hablaban - que predecían - de una inevitable presencia poética del Hombre, inmersa en la misma obra escultórica, como parte integrante del todo. Hoy esas experiencias tienen su feliz resultado en estas esculturas que se exponen en la Bienal veneciana. Por otro lado, hay que referirse también a piezas como Tauróbolo o Espacio, pertenecientes aún a la serie Hierros, que anunciaban a través de sus esquemas compositivos lo que iban a ser las Bóvedas para el hombre. Partiendo de la carga discursiva de sus últimas obras y con la intensa evolución artística que estaba experimentando, Pablo Serrano se adentraba en esta nueva serie, Bóvedas para el hombre dando mayor presencia a su preocupación por la realidad del ser humano, un discurso que seguirá presente en buena parte de sus series posteriores, y que él mismo anunciaba tempranamente a Juan Eduardo Cirlot en una carta enviada el 20 de octubre de 1960 para mostrarle, precisamente, imágenes de sus primeras obras (...) Cómo veras por el título, estas esculturas tienen la intención de ser cobijos para el hombre aunque estén en ruinas esas bóvedas (...). Ahondando en este carácter humanista, el propio autor comentaría en relación con esta serie que El hombre en vida, no hace otra cosa que conformar su propia bóveda. Sobre esta filosofía del hombre y su espacio podemos comprender su angustia, la cual se refleja muy especialmente en nuestros días y a su alrededor, pretendiendo conseguir nuevos espacios, los que no tendrán otra diferencia con el hueco de la tumba que su conformación y ornamentación.
Por lo que se refiere al proceso de creación aplicado por Pablo Serrano a las Bóvedas para el Hombre, conocemos cómo era gracias a la documentación personal del autor donde él mismo lo explicaba: Empiezo directamente en escayola. No sé exactamente cuando comienzo cual será su forma general; sé solamente que ha de ser recordando una bóveda o sea, un espacio protector. Preparo mis tablas a diferentes medidas y anchos. Procuro que ya estas tengan ciertas texturas, quiero decir que se vean sus fibras y nudos. Coloco la primera en sentido horizontal y aplico la escayola bastante dura sobre el lateral de la tabla. Cuando este yeso está seco aplico otra y otra tabla a fin de hacer como un encofrado dando a la pared de escayola bastante resistencia para mantenerse. Y así voy construyendo la bóveda. Al desprender las tablas, quedan sus huellas impresas en la escayola. Unas vuelan más que otras, estoy en la lucha ya por conseguir la emoción en la forma. Después viene el proceso de fundición en bronce.
Esta serie de las Bóvedas supuso el comienzo de una etapa de creación de gran actividad motivada, sobre todo, por el hecho de que Luis Gonzáles Robles comunicara a Serrano en 1960 la decisión de representar a España en la siguiente edición de la Bienal de Venecia. A raíz de este hecho y por implicación directa de González Robles, el nexo de Serrano con Italia se vería notablemente reforzado con la intención de preparar el terreno de cara a la cita veneciana de 1962; así se lo transmitía el propio González Robles a Bruno Sargentini, responsable de la galería romana L´Attico: Serrano está trabajando cada día mejor. Estoy convencido de que su exhibición en Venecia será un suceso. De ahí que no descuidemos ni su presentación en Roma ni en Milán. Esto repercutirá necesariamente cuando hagamos su presentación en la Bienal. Sirva como ejemplo el hecho de que hasta la celebración de la Bienal, Serrano participó, entre otras, en la Bienal de Arte del Metal de Gubbio (1961), en la XIV Bienal d´Arte Triveneta de Padua (1961), en Carrara Biennale Internazionale di Scultura (1962), y, sobre todo, la exposición realizada en L´Attico en 1961 en la que González Robles fue un agente imprescindible como facilitador del contacto entre artista y galerista.
Este es el contexto de creación de la Bóveda para el hombre nº4, obra realizada en Madrid en 1961 y que enviaría a Italia, a través de la empresa Macarrón, junto con diecinueve piezas más de la misma serie para participar en la exposición celebrada por L´Attico entre diciembre de 1961 y enero de 1962. De esta muestra se derivaría, además, una relación comercial que iba más allá de una mera exposición, a propuesta del propio Sargentini, quien le comunicaba al escultor la decisión de adquirir una parte de sus obras como fondo para la galería: (.) perchè credo nella validità della Sua opera e perchè, d´altra parte, sono convinto che le mostre non significhino nulla o poco se non viene continuato un certo lavoro sull´artista (lavoro per cui è necesaria la presenza in Galleria de un cierto numero di opere) (.) Le offro di acquistare un gruppo di sculture (6 o 7) perchè la Galleria possa continuare un lavoro sul Suo nome, con certa eficacia (.) Conforme con la propuesta, Serrano sugirió a Sargentini que fuera él mismo quién seleccionara las obras que le interesaban para L´Attico, al mismo tiempo que le requería a enviar a la Bienal las piezas 11, 28, 4, 9 y 22, que todavía permanecían en la galería tras su exposición. Sargentini le daría respuesta, señalando que las obras escogidas para L´Attico era las Bóvedas 28, 22, 24 A, 21, 8, 11 y 4. En ambos casos se encontraba la Bóveda para el Hombre n º 4 que, a la sazón, también fue solicitada poco después por Giovanni Carandente para participar en la muestra Sculture nella Città, organizada por el propio Carandente dentro del Festival dei Due Mondi de Spoleto: Debbo dirle anche che sono statu vivamente pregato e sollecitato per l´invito dell´opera nº4 a una grande mostra di scultura all´aperto curata dal. Dott. Carandente Della Galleria Nazional d´Arte Moderna, che si terrà a Spoleto durante il Festival dei Due Mondi
Aunque la Bóveda nº 4 aparece referida en el catálogo de la Bienal como parte de la relación de esculturas llevadas a la muestra, lo cierto es que, gracias a la correspondencia que intercambió Serrano con los responsables de la misma, sabemos que esa escultura no se expuso, finalmente, en Venecia sino que fue enviada a Spoleto para participar en la muestra Sculture nella Città: En el catálogo figura también de su propiedad la obra nº 109 4, 1961, que Sargentini, envió a Spoleto, por esta razón, no fue enviada a la Bienal y por lo tanto no está expuesta en el Pabellón Español. Su demanda tanto por parte de Serrano para ir a la Bienal, de Sargentini como fondo para la galería y de Carandente para participar en Spoleto demuestra la excepcional calidad artística de esta pieza en la que el escultor seguía ahondando en la abstracción escultórica bajo un prisma de fuerte carácter humanista ya señalado y que tan íntimamente ligado estuvo a la creación artística que desarrolló Serrano a lo largo de su carrera.
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