| Museo |
Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba
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| Inventario |
CE005037/b
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| Clasificación Genérica |
Metales. Armas
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| Objeto/Documento |
Regaton (punta)
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| Conjunto |
Necrópolis de Los Collados (Cerro de la Cruz, Almedinilla. Luis Maraver Alfaro (1867).
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| Materia/Soporte |
Hierro
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| Técnica |
Forjado
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| Dimensiones |
Diámetro máximo = 2,50 cm; Longitud = 13,70 cm
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| Descripción |
Regatón íbero forjado en hierro. La pieza está compuesta por una lámina de hierro que ha sido forjada sobre una base con una determinada forma (cónica). El regatón adopta forma cónica con sección circular y hueca. Debido a la acción del óxido y a un trabajo descuidado podemos apreciar el punto de unión entre ambos bordes de la plancha que se resuelve en una abertura considerable que recorre la pieza longitudinalmente. En cuanto al estado de conservación podemos decir que es regular ya que la superficie presenta una gran capa de óxido que ha actuado sobre el metal.
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| Datación |
400[ac][ca]-150[ac][ca]
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| Contexto Cultural/Estilo |
General. Ibérico
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| Uso/función |
Armamentísitca
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| Lugar de Procedencia |
Cerro de la Cruz. Necrópolis de Los Collados, Almedinilla(Subbética (La) (comarca), Córdoba)
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| Lugar Específico/Yacimiento |
Cerro de la Cruz. Necrópolis de Los Collados
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| Clasificación Razonada |
Los regatones son unas piezas que se solían colocar en el extremo inferior del astil. Su fabricación se realizaba a partir una una lámina de hierro que se forjaba sobre un molde, normalmente con forma cónica. Obteniéndose un tubo cónico hueco para poderlo fijar al astil, mediante una serie de anillos y pasadores. En cuanto al tamaño y forma de los regatones podemos encontrar una gran variedad, aunque los de origen íbero responden a las características mencionadas anteriormente. Podemos encontrar regatones griegos (adoptan formas caprichosas), regatones célticos (adoptan formas de cubo o espiga) y regatones del Bronce Final de la Península Ibérica (compuesto por un tronco rematado por un cono o una bola). En cambio los regatones íberos como hemos visto presentan unos rasgos diferentes, que indican que es una tipología propia de los pueblos íberos que habitarón la Península Ibérica entre los Siglos V - I a.C. En cuanto la función de estas armas Fernando Quesada Sanz (1997) advierte cuatro posibilidades: la primera servir como arma secundaria en caso de pérdida de la punta principal; segundo servir de fijación del arma en el suelo en momentos de descanso; la tercera posibilidad ser usada para rematar al enemigo herido; y por último actuar como contrapeso al lanzar el arma, de ahí que en ocasiones adopte formas cilíndricas.
Su distribución geográfica fue extensa, pudiéndose encontrar en la mayoría de los asentamientos íberos de la Península Ibérica; así podemos ver como han sido encontrados en yacimientos en los que se han encontrado también armas, dependiendo el número de regatones de la cantidad de armas halladas.
En cuanto a su cronología es difícil establecer una secuencia evolutiva de estas armas, debido a la sencillez de las mismas. A pesar de ello, Fernando Quesada Sanz (1997) se atreve a afirmar que los regatones con una longitud total superior a 25 centímetros y con un extremo afilado o ligeramente redondeado, fueron realizados durante el período más antiguo del mundo íbero concretamente entre los siglos VI - V a. C. Esta pieza se halló en el yacimiento ibérico de El Cerro de la Cruz, que está localizado en el término municipal de Almedinilla, concretamente en un espolón calizo conformado en diferentes terrazas; este contexto geográfico se caracteriza por ser un punto estratégico para la defensa y control del entorno, así como para el aprovisionamiento de agua, cultivo de tierras y el fácil acceso a las vías de comunicación. El Cerro de la Cruz fue por primero vez excavado en 1867 aproximadamente por Luis Maraver Alfaro, el cual llevó un trabajo superficial ya que al parecer no le interesó el material arqueológico hallado que lo clasificó como romano. Posteriormente fue en 1903 cuando P. París y A. Engel iniciaron una nueva excavación en el asentamiento íbero dejando al descubierto unas estructuras circulares que las identificaron como cisternas y algunas habitaciones en las que se hallarón numerosos restos cerámicos. En 1930 José María Navascués siguiendo órdenes del presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora, realizó unas excavaciones de las que se desconoce su resultado; igualmente y según Ana María Vicent, Martínez Santa - Olalla excavó en el mismo lugar aunque de este trabajo no tenemos referencias. Posteriormente J. Fortea y J. Bernier en 1970 clasifica el amurallamiento como ciclópeo y fechas cerámicas áticas (s.IV a.C.). Como vemos un yacimiento castigado no solo por el paso del tiempo sino por la falta de rigor científico y estudio así como por los constantes expolios sufridos sobre todo en la decada de 1980. Ya en 1985, 1987 y 1989 se han llevado a cabo excavaciones sistemáticas que han permitido un mejor y profundo estudio del yacimiento y de los materiales que se han extraído.
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| Tipo de Colección |
Colección Estable
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| Bibliografía |
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Colección Los Libros de la Estrella / 11.
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| Observaciones |
Disponible para exposición temporal, de acuerdo a la normativa legal vigente.
La pieza fue depositada en el Museo Arqueológico de Córdoba en 1927, tras las excavaciones realizadas en Almedinilla por Luis Maraver Alfaro.
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