Foto: Mercedes Claver Ramos

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Museo Museo Pedagógico de Aragón
Inventario 16620
Clasificación Genérica Instrumentos científicos y de precisión; Ciencias
Objeto/Documento Balanza
Emisor/a E.N.O.S.A.
Materia/Soporte Metal
Dimensiones Altura = 22 cm; Longitud = 41 cm; Anchura = 18 cm
Descripción Balanza metálica compuesta por un paralelogramo articulado formado por un ástil horizontal unido a un contra-ástil por dos vástagos verticales que transmiten el movimiento basculante. En los extremos del ástil se asientan, sobre un soporte en aspa, sendos platillos de latón. En el eje central se sitúa la aguja vertical y la escala. El conjunto apoya sobre una base metálica que lleva adherida una etiqueta con el nombre del fabricante: "ENOSA" en cartela negra.
Datación 1960[ca]
Lugar de Producción/Ceca Madrid (España, Europa)
Uso/función Didáctico. Para la enseñanza de las ciencias naturales mediante la experimentación práctica que complementase los contenidos teóricos.
Clasificación Razonada Las denominadas balanzas granatarias son muy utilizadas en los laboratorios como instrumento de medición auxiliar ya que, aunque tienen una precisión menor que la balanza analítica (de entre 0,01 y 0,1 g.) permiten pesar cantidades mayores, de hasta 2,5 g., de forma más rápida y sencilla.
La Balanza Roberval fue inventada hacia 1669 por el físico francés Pilles Personne (natural de Roberval), quien modificó el diseño de la balanza de platillos colocando los platos por encima del ástil. Hacia 1850 el sistema fue mejorado por Joseph Béranger, que también da nombre a este modelo de balanza.
Este modelo está fabricado por E.N.O.SA., Empresa Nacional de Óptica, creada por el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1951 para la fabricación de instrumentos ópticos y de precisión con el asesoramiento de la empresa alemana Zeiss. Junto a otras casas comerciales, contribuyó a la modernización del material educativo ofreciendo un variado conjunto de material para la enseñanza de las ciencias experimentales, desde vidrio de laboratorio a proyectores, magnetófonos, etc.
En España la enseñanza de las ciencias se incorpora al sistema escolar tardíamente respecto al resto de Europa. En 1845 el Plan Pidal había introducido la asignatura Elementos de Física y nociones de Química en quinto curso de secundaria, donde la escolarización era ya mínima y las niñas estaban excluidas. Hasta 1901 no se incluye en el currículo escolar la asignatura Nociones de ciencias físicas, químicas y naturales.
Ante la conciencia del carácter eminentemente práctico y experimental de las ciencias, el Plan Pidal estableció que los Institutos debían disponer de un gabinete de Física y laboratorio de Química, una colección de Mineralogía, otra de Zoología, láminas de biología y un herbario. En sucesivas circulares la Dirección General de Instrucción Pública indica los manuales y catálogos de instrumental propuestos desde el Ministerio.
La adquisición de este material dependió de la situación de cada centro aunque debido a la falta de tradición de estos contenidos, la insuficiente preparación científica de los maestros y la ausencia de medios, en general primó una metodología expositiva basada en libros de texto de carácter enciclopédico. Poco a poco, sobre todo a partir del último tercio del siglo XX, al ponerse el énfasis en la vertiente práctica de la enseñanza, los centros realizan un importante esfuerzo por dotarse de material científico para permitir demostraciones prácticas y la participación del alumno.
La presente pieza forma parte de un lote de material didáctico y de laboratorio procedente del C.E.I.P Andrés Manjón de Zaragoza.
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Foto: Mercedes Claver Ramos

 
 
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