Foto: Miguel Angel Otero

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Museo Museo Nacional de Arqueología Subacuática
Inventario 01528
Clasificación Genérica Materia ósea; Eboraria; Material orgánico
Objeto/Documento Defensa
Materia/Soporte Marfil
Técnica Incisión [La inscripción se ha realizado mediante esta técnica]
Dimensiones Longitud = 97 cm; Diámetro máximo = 26 cm; Peso = 4855 gr
Descripción Defensa de elefante completa. Una defensa, al igual que el resto de los dientes de los mamíferos, está compuesta por varias estructuras básicas, una fina capa localizada que en el extremo distal se denomina esmalte y cubriendo el resto hasta el extremo proximal se denomina cementum. Bajo ellas se encuentra la dentina, que forma la mayor parte del volumen de la defensa. Esmalte, cementum y dentina son una combinación de una fracción orgánica y otra mineral, la distinta proporción de estos componentes es lo que las diferencia y determina sus propiedades mecánicas. En su interior, el tercio distal es macizo y el resto es una cavidad cónica, la cavidad pulpar. En el extremo proximal conserva un orificio circular y una inscripción con caracteres fenicios -bd´strt-, antropónimo o [Nacido] por la mano de Ashtart.
Inscripciones/Leyendas Superficie exterior, Incisión, Fenicio
Bd(c) S(v)trt (Del siervo [Bd(c)] de S(v)trt (nombre propio)) [Según Sanmartin 1986]
Superfie exterior, Incisión
Datación 700[ac]=501[ac]
Contexto Cultural/Estilo Fenicio
Lugar de Producción/Ceca Mediterráneo occidental
Lugar de Procedencia San Javier
Lugar Específico/Yacimiento Bajo de la Campana 1
Clasificación Razonada Esta pieza fue documentada en el yacimiento arqueológico Bajo de la Campana, descubierto en la década de los 50 del pasado siglo, en concreto en el año 1958, momento en que fue localizado con motivo de los trabajos realizados en los fondos próximos por compañías recuperadoras de chatarras.
A partir de 1970 se constata la existencia de varios naufragios que pertenecían a tres estadios cronológicos diferenciados. El material más antiguo data de la época fenicia y comprende cerámica, defensas de elefante y lingotes de estaño, fechados entre el año 625 y 575 a. C., según las evidencias de ánfora tipo Vuillemot R-1 y Cintas 268. La mayoría de las piezas pueden ser adscritas a la carga del barco, comprendiendo materias primas en bruto así como bienes ya manufacturados. La parte más importante de la carga está constituida por más de 50 defensas de elefante, lingotes de estaño y de cobre, y cerca de una tonelada de mineral de plomo. Las primeras publicaciones sobre el Bajo de la Campana son de la década de los 70, pero no se conoce la verdadera dimensión del cargamento hasta la excavación sistemática entre los años 2007 y 2011. Su estudio lo sitúa cronológicamente entre los siglos VII-VI a.C., se trata de una nave de comercio de redistribución que transportaba materias primas, productos manufacturadas, principalmente cerámica, y objetos de lujo (Pinedo, 2013; Polzer, 2014); de entre las materias primas, destaca un magnífico conjunto de defensas de elefante, sesenta y seis ejemplares en total, defensas completas y fragmentos de defensas, nueve de ellas con inscripciones. Los pecios fenicios documentados en la cuenca mediterránea son escasos, seis hasta el momento, de los cuales tres se encuentran en el litoral de la Región de Murcia, Mazarrón 1 y 2 (Mazarrón) y el Bajo de la Campana (San Javier, Murcia) (Pinedo, 2013; Polzer, 2014), lo que sitúa el sureste peninsular como enclave con un extraordinario potencial económico desde la antigüedad; su riqueza en materias primas, principalmente metales, le han otorgado un puesto privilegiado en las rutas comerciales marítimas.
El marfil ha tenido múltiples usos para el hombre desde la Prehistoria, sus cualidades físicas y mecánicas únicas han hecho de él un material muy demandado para la fabricación de objetos funcionales, decorativos o suntuarios, con el denominador común de simbolizar lujo y sofisticación. Existen testimonios de objetos en marfil de mamut y elefante desde el Paleolítico superior, fue utilizado en la elaboración de elementos funcionales, adornos personales o como soporte de representaciones humanas y animales, o elementos apotropaicos. Durante el segundo y primer milenio a.C., el marfil siguió siendo utilizado sobre todo como artículo de lujo y tributos reales. La capacidad de supervivencia del marfil hace de él un material idóneo para estudiar su procedencia y uso, comercio, incluso las condiciones ambientales en el momento de su captura. La explotación sistemática del marfil para la elaboración de artículos, funcionales o lujo, fue posible gracias a la adquisición de conocimientos y técnicas para trabajarlo (Heckel y Wolf, 2014). Las producciones de marfil requieren de unas técnicas similares a la empleada para la madera, sin embargo, su estructura y morfología requieren una gran destreza y experiencia para optimizar su aprovechamiento debido a la forma de las propias defensas. Los instrumentos o herramientas para su talla son cuchillos, gubias, puntas y tornos, mientras que para el pulido, el uso de elementos abrasivos era lo más común. Con el tiempo se incorporaron otros acabados decorativos, como la policromía y el dorado.
Los fenicios controlaron el comercio ebúrneo desde el tercer milenio a.C., y suministraron marfil a Oriente próximo y al mediterráneo occidental procedente de Siria y África. Destacaron las manufacturas fenicias de marfil de carácter ornamental, como las plaquetas y paneles en relieve y calados, que alcanzaron una amplia distribución en la cuenca mediterránea hasta el Próximo Oriente. Existen testimonios de la producción eboraria fenicia desde el s. IX a.C., con un desplazamiento de los talleres eborarios hacia el mediterráneo occidental hacia el fin de s. VIII y VII a.C.El marfil es una mercancía utilizada desde antiguo, y, el comercio de estaño y otros minerales, como materia prima, era una de las principales actividades comerciales fenicias. Habitualmente, como observamos en esta pieza y en el conjunto que las acompaña, se transporta en bruto, es decir sin estar trabajado, para así confeccionar objetos de este material dependiendo de los gustos y tradiciones de la región de destino del mismo. En lo que se refiere a las áreas de abastecimiento del marfil se sitúa la presencia de Loxodonta loxodonta cyclotis o elefante de bosque en la fachada atlántica africana y de Loxodonta loxodonta africana en la fachada oriental. Si bien se desconoce por el momento el origen de los marfiles del Bajo de la Campana, existen investigaciones en curso que nos permitirán conocer su adscripción taxonómica y, por tanto, acercarnos a su procedencia (Mazo, A., pendiente de publicación).
El yacimiento subacuático del Bajo de la Campana (San Javier, Murcia), se caracteriza por una doble singularidad, su cronología, es uno de los escasos pecios fenicios conocidos en el Mediterráneo, pero también de los pocos que transportaban marfil como materia prima en todo el mundo.
La defensa de elefante que estudiamos presenta en su extremo proximal un orificio, posiblemente para facilitar su atado y estiba en el cargamento (Pinedo, 2013), y una inscripción incisa, en caracteres fenicios. El estudio de la epigrafía revela que Bodashtart (bd´strt) es un antropónimo con el significado probable de «[Nacido] por la mano de Ashtart» (Mas, 1985, 1987; Mederos y Ruíz, 2004; Pinedo, 2013 y Polzer, 2014), posible marca de propiedad del remitente (Sanmartín: 1986; Roldán et al., 1995). Otra interpretación apunta a que se trata de inscripciones características de ofrendas votivas (Polzer, 2014). Existe un paralelo en las defensas recuperadas en la excavación sistemática de 2007 a 2011, la defensa de elefante con nº de inventario SJBC_10_1961, que tiene la misma inscripción. En este caso se documentan dos elementos que nos ayudan a entender este tipo de comercio: uno, la perforación en su base que nos indica que irían atados y agrupados de alguna manera en espera del destino y, sobre todo, la inscripción incisa que presentan algunas defensas, Bd(c) S(v)trt, que significaría que la pieza de marfil pertenece al siervo o servidor (Bd(c)) de S(v)trt. Se trata de un antropónimo ampliamente atestiguado en fenicio y púnico. Estos datos se interpretan como una señal clara de la especialización comercial fenicia, donde comerciantes particulares y públicos podían constituir el flete de un barco.
Desde los estudios de Mas (1985) y Sanmartín (1986) la inscripción ha sido traducida como un antropónimo bien documentado en el mundo fenicio que podría responder a una marca de propiedad del remitente de la carga o fórmulas de cortesía entre los artesanos dirigentes de los talleres eborarios y los destinatarios de la carga. Otros autores han apuntado a la presencia de abreviaturas de tipo administrativo como las del ejemplar nº 01540 (Mederos y Ruiz, 2004). El estudio de las grafías es un componente esencial para la atribución cronológica de los materiales asociados al pecio. La investigación de Mederos y Ruiz indica el norte de Marruecos como área en la cual podría situarse el punto de acceso a esta materia prima. Por tanto, es posible que estos productos se concentraran en algún puerto del sur peninsular para luego distribuirse por otros puertos mediterráneos
Bibliografía ARQVA, Museo Nacional de Arqueología Subacuática. Madrid: Ministerio de Cultura, Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación, 2008. pág. 148-149. Defensas de elefante por Ana Miñano Domínguez.
Pérez Bonet, M. A.:La investigación arqueológica subacuática y la formación de las colecciones del Museo. Pág. 19.

ARQVA. Museo Nacional de Arqueología Subacuática. Guía. Madrid: Ministerio de Cultura, Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación, 2008. pág. 55.

HERRÁEZ MARTÍN, María Isabel; MORÁN, Noemí. Restauración de las trece defensas de elefante del Polígono Submarino de Cabo de Palos (Murcia), siglo VII-VI a.C. Museo Nacional de Arqueología Subacuática Cartagena (Murcia). Madrid: 2008.

MAS GARCÍA, Julio. El marfil en la Antigüedad: seguimiento de sus manufacturas hasta el sureste ibérico. Murgetana. 1987, pp. 5-108. pp. 5-108. Disponible en: <https://www.regmurcia.com/docs/murgetana/N072/N072_001.pdf> Consulta: 20/12/2021.

MAS GARCÍA, Julio. El polígono submarino de Cabo de Palos. Sus aportaciones al estudio del
tráfico marítimo antiguo. VI Congreso Internacional de Arqueología Submarina. Madrid: Subdirección General de Arqueología y Etnografía, 1985, pp.153-171. pp. 153-171.

MEDEROS MARTÍN, Alfredo; RUIZ CABRERO, Luis Alberto. El pecio fenicio del Bajo de la Campana (Murcia, España) y el comercio fenicio del marfil norteafricano. Zephyrus. Revista de prehistoria y arqueología. Salamanca: 2004, pp. 263-281. pp. 263-281. Disponible en: <https://gredos.usal.es/handle/10366/71591> Consulta: 14/12/2021.

ROLDÁN BERNAL, Blanca; MARTÍN CAMINO, Miguel; PÉREZ BONET, Mª de los Ángeles. VV. AA.. El yacimiento submarino del Bajo de la Campana (Cartagena, Murcia). Catálogo y estudio de los materiales arqueológicos. Cuadernos de Arqueología Marítima. Cartagena: Museo Nacional de Arqueología Marítima. Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Submarinas, 1995, pp. 11-61. pp. 11-61.

SANMARTÍN ASCASO, Joaquín. VV. AA.. Inscripciones fenicio-púnicas del sureste hispánico (I). Aula Orientalis. Barcelona: AUSA, 1986, pp. 89-103. pp. 89-103.

SANZ NÁJERA, María. Conservación y restauración de trece defensas de elefante, procedentes del medio marino. Consideraciones metodológicas. III Congreso de Conservación de Bienes Culturales. Madrid: Instituto de Conservación de Obras de Arte, Comité Español del ICOM, 1982, pp. 135-138.
Forma de Ingreso Donación
Fecha de Ingreso 09/01/1979
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