Descripción |
El lingote fue la forma más adecuada para la difusión y transporte de los metales en el mundo romano. Desde Hispania zarpaban navíos cargados de toneladas de ellos principalmente con destino a Italia, aunque se han encontrado lingotes de plomo hispánico en África, en Sicilia e incluso en la región del Rin. Los más antiguos datan de finales del siglo II y del I a.C. y los más recientes son de época Flavia.
Se han producido hallazgos de lingotes incluso en el interior de una antigua mina, como es el caso de los encontrados en la de Cabezo Rajado (Sierra de Cartagena); en otras ocasiones provienen de los pecios hundidos o se han rescatado en el propio puerto de Cartagena.
La forma de los lingotes de plomo es alargada, de sección transversal semicircular, triangular o trapezoidal. Su peso oscila alrededor de los 30 kilos. En cuanto a su composición, es generalmente de una gran pureza y suele estar presente también la plata. Esto es algo normal, ya que este plomo procedía de la galena, que es normalmente argentífera en mayor o menor grado.
Las explotaciones mineras en Hispania en un principio eran arrendadas a particulares que se ocupaban de su explotación obteniendo grandes beneficios. De esta época se conservan numerosos lingotes de plomo marcados con inscripciones que permiten conocer los nombres de estos empresarios mineros y de sus compañías. Esta situación cambió bajo el Imperio. Ahora pasará a ser la administración la que controle esta actividad tan beneficiosa económicamente para las arcas imperiales, en algunos casos mediante la explotación directa y la mayoría de las veces sirviéndose de pequeños empresarios controlados por los funcionarios imperiales.
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