Foto: Raúl Fernández Ruiz

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Museo Museo Arqueológico Nacional
Inventario 63943
Clasificación Genérica Porcelana española
Objeto/Documento Jarrón
Autor/a Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro
Conjunto Recipiente y tapadera; Pareja de jarrones; Negativo sobre nitrato de celulosa y FM
Materia/Soporte Porcelana tierna
Técnica Moldeado [Conformación]
Pintado [Esmaltes polícromos y dorado]
Dimensiones Altura = 45,50 cm; Longitud = 25,50 cm; Anchura = 25 cm; Diámetro base = 16 cm
Descripción Jarrón de base circular y pie de perfil mixtilineo con decoración dorada de acanaladuras y lengüetas. El cuerpo es de forma ovoide, con dos asa laterales horizontales, y está decorado con lengüetas, cenefa de cordón, motivos vegetales, roleos y guirnaldas de flores, en tonos verdes, amarillos, rosas, azulesl y dorado; en el espacio central hay dos escenas en grisalla representando dos escenas protagonizadas por Don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho Panza.
Hace pareja con el jarrón nº de inventario 63945.
Datación 1784-1803 (Finales S. XVIII)
Contexto Cultural/Estilo Edad Moderna
Dinastía de Borbón. España
Neoclasicismo
Lugar de Producción/Ceca Madrid
Historia del Objeto Colección Riaño
Clasificación Razonada La Real Fábrica de Porcelana de su Majestad Católica, conocida popularmente como "La China", fue establecida por Carlos III en 1760 en el jardín del palacio del Buen Retiro y permaneció activa durante cincuenta años hasta que fue destruida en 1812 durante la Guerra de la Independencia. A lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII su producción se centró en la fabricación de artículos suntuarios de porcelana tierna para el Real Servicio, en especial de objetos ornamentales destinados a la decoración de los palacios, entre ellos los excepcionales jarrones realizados hacia 1784-1803.

Los jarrones que adornaban consolas, mesas o repisas se fabricaban normalmente como parejas de piezas idénticas por su forma pero ligeramente diferentes por su decoración. Las escenas pintadas en los lados suelen ser versiones de un mismo tema, como vemos en en la pareja de jarrones decorados con escenas de la historia de Don Quijote. Su tipología formal o la decoración picórica o en relieve se caracterizan por la influencia de Sèvres y concuerdan con el estilo etrusco o pompeyano predominante en la decoración de los palacios reales durante el reinado de Carlos IV, un monarca de exquisito gusto neoclásico apasionado por las artes decorativas francesas.

No sólo la forma de los jarrones o sus motivos ornamentales remiten a Francia, sino que también procede del país vecino la fuente de inspiración de las escenas pintadas, que se basan en las ilustraciones de la historia de Don Quijote publicadas en las "Principales aventures de l´admirable don Quichotte, rèprèsentèes en figures par Coypel, Picart Le Romain et autres habiles maitres: avec les explications des XXXI planches de cette magnifique collection, tirées de l´original espagnol de Miguel de Cervantes", edición preparada e impresa en La Haya por Pierre de Hondt en 1745 quien la reeditó en holandés en 1746. Versión resumida de la novela de Cervantes, sigue su argumento con el hilo conductor de las ilustraciones, como queda patente en su título. Considerada la mejor publicación en francés sobre el Quijote del siglo XVIII, fue reeditada en 1795. La Biblioteca del Palacio Real de Madrid conserva un ejemplar de la última edición que coincide con la época en que se realizaron los jarrones conservados en el Museo Arqueológico Nacional.

En cada jarrón se representan dos escenas basadas en las ilustraciones de la obra anterior: en uno Don Quijote ataca a las ovejas y Sancho desesperado al descubrir la desaparición de su asno, y en el otro, Don Quijote, engañado por Sancho, confunde a una campesina con Dulcinea y Don Quijote conversa con la cabeza encantada en la casa de don Antonio Moreno. El origen de tres de estas escenas se remonta a los cartones pintados por Charles-Antoine Coypel (1694-1752) a partir de 1715 que permitieron a la manufactura de Los Gobelinos tejer sus famosas series de tapices sobre la Historia de Don Quijote. Coypel realizó veinticuatro cartones sin interrupción hasta 1727, tres más en la década siguiente y el último en 1751. La selección de los episodios recayó en el pintor, quien prefirió la segunda parte del Quijote como fuente de inspiración de la mayor parte de sus modelos.

A partir de 1721 el mismo pintor encargó grabar sus composiciones a los mejores burilistas de la época. Entre 1725 y 1734 se editaron en el establecimiento de Louis Surugue varias series de 25 estampas sobre los dibujos y pinturas de Coypel y también estampas sueltas grabadas por el propio Surugue y otros artistas, doce de las cuales fueron reeditadas en menor formato por Bernard Picart le Romain (1673-1733).
Las ilustraciones del Quijote de Pierre de Hondt incluye las estampas de Picart y grabados realizados por otros artistas que en algunos casos no se basan en los modelos de Coypel, por ejemplo, la de de la batalla de Don Quijote contra el rebaño de ovejas que corresponde a un grabado de Jakob van der Schley (1715-1779) realizado en 1745 sobre un dibujo de Le Bas. La ilustración que representa a Sancho desesperado ante el robo de su asno remite a la reedición de Picart del primer grabado sobre el modelo de Coypel realizado por Simon François Ravenet l´aîné (1706-1774). También la escena en la que Don Quijote abrazado a una pierna de la supuesta Dulcinea montada a horcajadas en una mula corresponde a la reedición de Picart del grabado de Jean-Baptiste Haussard (1679 o 1680-1749). Por último, la escena en la que Don Quijote conversa con la cabeza encantada corresponde al grabado de Schley que reproduce el realizado por François Joullain (1697-1778) también vendido en París por Chez Louis Surugue hacia 1735.

Las escenas de la historia del Quijote pintadas en los jarrones están realizadas en grisalla y enmarcadas en cartelas octogonales apaisadas. El procedimiento seguido para transferir a la porcelana los grabados que constituyen su fuente iconográfica original no está claro, pero tuvo que consistir en uno de los métodos que desde el Renacimiento se utilizaron para reproducir en la cerámica "historias" basadas en estampas. La inversión del sentido de la composición respecto al de los grabados no implica que se empleara la técnica de estampación calcográfica, que nunca fue utilizada en la manufactura del Buen Retiro, por lo que la transferencia hubo de realizarse con plantillas o calcos que permitieron marcar en la superficie vidriada los detalles necesarios para encuadrar las figuras. Los pintores del Buen Retiro, avezados miniaturistas, rellenaron con diminutas pinceladas a base de puntos y líneas muy finas cada uno de los personajes y el entorno que los rodea, sin copiar con exactitud los lugares representados en los grabados o las ilustraciones francesas del Quijote.
Catalogador Edad Moderna
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