Foto: Antonio Trigo Arnal

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Museo Museo Arqueológico Nacional
Inventario 1999/99/159
Clasificación Genérica Cerámica; Recipientes
Objeto/Documento Ánfora
Materia/Soporte Arcilla
Técnica A torno
Cocción oxidante
Pintado
Dimensiones Altura = 52 cm; Boca = 23 cm; Pie = 19,10 cm
Descripción La gran ánfora, de asas bífidas, está toda ella recubierta de engobe blanco sobre el que se dispone la decoración con barniz amarronado. Pertenece a un momento temprano en la cerámica del período orientalizante. La tradición geométrica está presente aún en la decoración -grupos de trazos como decoración del labio- o las bandas y líneas de la base. Los grandes triángulos de la parte inferior del cuerpo pertenecen ya a la nueva tradición orientalizante. Pero es singular de este universo cerámico la irrupción de la figuración animal y vegetal cuyas siluetas se despliegan inmensas a lo largo y ancho del vaso: un gran ciervo macho, con poblada cornamenta, herido, que corre hacia la derecha. Y diversos arbustos y árboles, desbordantes de ramas. Al ciervo en el anverso, y al gran árbol del reverso parece faltarles el espacio. Ocupan cuello y panza del vaso. El espacio libre restante se cubre por completo con una multitud de metopas reticuladas, un residuo de la decoración geométrica, pero integradas aquí en el paisaje. No son aquí superfluas: insisten en la fecundidad de un mundo, denso y poblado de seres, en el que no existe el vacío.

Sobre el lomo del ciervo se clavan cinco flechas, con la hasta poblada, como si fueran ramas. También las flechas magnifican su presencia y se adaptan, con variaciones, al espacio al que todos los seres pertenecen. Bajo el vientre del ciervo, una mesa con ofrendas, cuatro objetos que han de suponerse rituales: pomos con sus tapaderas o ídolos antropomorfos, resulta difícil precisarlo. Su relación con el sacrificio del animal parece clara. Junto con las flechas de los invisibles cazadores, son el indicio de la presencia humana en el espacio -naturaleza de los límites, sagrada- de los dioses. Delante, bajo el asa, dos aves de largo cuello y boca picuda vigilan semiocultas detrás del árbol.

Las dos caras del vaso construyen un paisaje y los diversos signos se relacionan entre sí: los árboles y arbustos forman parte del bosque del ciervo. Las flechas sobre el animal fugitivo y la mesa con ofrendas o ídolos expresan un deseo de narración, más allá de la imagen. Se rompe el esquema simétrico y ornamental del modelo geométrico-oriental con ciervos heráldicos afrontados al árbol.
Iconografia A: Ciervo;
B: Árbol
Datación 700[ac]-670[ac]
Contexto Cultural/Estilo Cultura etrusca
Lugar de Producción/Ceca Italia
Historia del Objeto Colección Várez Fisa
Catalogador Antigüedades Griegas y Romanas
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Foto: Antonio Trigo Arnal

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