Descripción |
A la muerte de Carlos II, y siguiendo sus disposiciones testamentarias, Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, es proclamado rey de España. Este hecho levantó las suspicacias de las restantes potencias europeas, que propusieron otro candidato al trono. El resultado de esta situación fue un conflicto internacional, la Guerra de Sucesión, en la que, a la postre, acabarían ganando los partidarios del representante borbónico, Felipe V.
Con la llegada de la dinastía de los Borbones, el centralismo político se hizo más acusado. En Numismática, esta tendencia se tradujo en la reducción del número de cecas peninsulares, en la reserva por parte del soberano de todos los derechos de acuñación y en una reunificación del sistema monetario en tres unidades (el escudo de oro, el real de plata y el maravedí de cobre), comunes a todos los territorios hispanos ya que, hasta entonces, los distintos reinos seguían emitiendo según sus propios sistemas monetarios.
Para los múltiplos y divisores del real, el modelo que se impuso en América fue el "columnario", denominado así por presentar en el reverso las dos columnas de Hércules, en donde una cartela recoge la frase "Plus Vltra". Estas palabras aluden a la soberanía española sobre las tierras situadas más allá del estrecho de Gibraltar, el extremo del antiguo mundo conocido. La leyenda, "Ambos [continentes], uno solo [Imperio]", incide en la misma idea. La gran calidad de las piezas de ocho reales hizo que su ámbito de circulación se extendiera más allá de las fronteras de la Monarquía Hispana, siendo adoptadas, incluso, como monedas de curso legal en Australia, Canadá y Estados Unidos. Su prestigio internacional fue tal, que hasta su tipología inspiró el actual símbolo del dólar ( ), imagen esquemática de las dos columnas con la cinta que las bordea.
La Casa de la Moneda de México fue la primera en producir monedas columnarias con prensa de volante. Este nuevo sistema de acuñación, unido al uso de la cerrilla, permitía obtener piezas con cantos decorados y de una forma circular casi perfecta; de este modo, se dificultaba el limado de los ejemplares y la sustracción de metal precioso, tan habitual en las monedas macuquinas americanas, de borde irregular recortado. El acordonamiento del canto facilitaba, además, el apilamiento de las piezas durante las operaciones de contabilidad, ya que el borde quedaba más alto que el grabado de las caras.
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Clasificación Razonada |
Heiss, lám 48, nº 42 var. (por año y por leyenda de anverso).
Dasí, vol. III, tipo LXI, subtipo C, p. 86.
Calicó, tipo 138, nº 701, p. 396.
Vidal Quadras, tomo III, nº 9942.
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