Descripción |
Retrato de Agripina la menor. El rostro, con ligera torsión a la derecha, es de facciones regulares, ojos grandes y boca fina. El peinado, típico de la familia julio-claudia, presenta los clásicos rizos en la frente y se resuelven, tras las orejas, en sendas y gruesas trenzas que se recogen en la nuca en un moño. Sobre el peinado va una diadema. Presenta numerosos saltados. Falta la punta de la nariz. Formó parte de una estatua de tamaño casi natural.
Agripina la menor (15-59), hermana de Calígula, contrajo matrimonio con Claudio, hermano de su padre, en el año 49, tras la muerte de su primer marido, padre de Nerón. Según Suetonio ésta utilizó todas las armas a su alcance para seducir a su tío: Agripina, hija de Germánico, hermano de Claudio, aprovechando su derecho de besarlo y a las múltiples ocasiones que tenía de mostrarse tierno con él, le hizo enamorarse de ella a base de caricias (Claudio, 26, 3). Desde su matrimonio con el emperador, emprendió una ambiciosa maniobra política con el objetivo de situar a Nerón como heredero a costa de Británico, hijo de Claudio con Mesalina. La adopción de Nerón por parte de Claudio y la concesión a Agripina del título de Augusta situaron a Británico en desventaja en el juego sucesorio, hecho que se confirmó con la ascensión al poder de Nerón tras la muerte de Claudio en el año 54. Nos narra Dión Casio cómo cuando llegó a palacio, Agripina logró un absoluto control sobre Claudio. Fue muy astuta ganándose, tanto por miedo como por favores, la adhesión de todos los que se encontraban en su entorno (Historia Romana, Ep. 61, 32, 1). Sin embargo, su fortuna desapareció en pocos años, ya que el enfrentamiento con su hijo llevó a que éste ordenara su exilio y posterior muerte, que se produjo en las cercanías de Nápoles en el año 59 d.C. Así fue Agripina, descendiente de Augusto, asesinada por su propio hijo tras haber logrado para él el trono asesinando a su propio esposo. (Historia Romana, Ep. 62, 14, 1).
En esta imponente cabeza, destinada a ser encajada en un busto o en una figura, se reconoce fácilmente a Agripina la Menor. Aparece en ella una distante arrogancia conciliada con unas facciones dotadas de una contundente hermosura. Sus pómulos, altos y muy destacados, se combinan con unos grandes ojos y una boca pequeña, configurando un rostro triangular, de contornos suavemente angulosos. Estos rasgos, junto con el peinado y la diadema, que ostenta como atributo de su condición augusta, acreditan esta identificación. Su peinado constituye una muestra de la última fase del desarrollo de los peinados femeninos con raya central, habituales en la primera mitad del siglo I. El cabello se estructura desde el centro de la frente en una división que adopta la forma de V invertida según el llamado tipo Milán. Dentro de este tipo, el retrato, de origen hispano, probablemente procedente de Mérida, presenta los rasgos propios de la retratística provincial. La diadema permite fechar la pieza con una cierta precisión, pues este atributo expresa la dignidad augusta de la retratada, a la que ascendió en el año 50. tras contraer matrimonio con Claudio. Julia Agripina fue la primera de las julio-claudias en recibir este tratamiento iconográfico en vida con carácter generalizado. Este retrato es, probablemente, producto del programa de exaltación emprendido por Agripina que, tomando como base las emisiones monetales, podemos fijar entre el año 50 y su muerte en el año 59.
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