| Descripción |
Falda realizada con una tela de lana de color azul marino de forma rectangular. Presenta una cenefa geométrica en el borde inferior con diseños de ondas y líneas horizontales, bordada a máquina con hilo de color amarillo, naranja, fucsia, morado, turquesa y verde.
Clasificación razonada:
Esta falda forma parte de un traje tradicional femenino de Otavalo. Las otavaleñas son muy fieles al vestido tradicional, que llevan a diario, para ellas es una manera de mostrar apego por las tradiciones y orgullo de su identidad cultural. Está compuesto por dos faldas, llamadas "anaco" o "anaku", una interior y otra exterior, esta falda es la exterior, que siempre es de color azul oscuro o negro, la interior es de color crema o blanco. Las faldas son largas y rectas, y se colocan enrolladas al cuerpo. Los extremos de la falda azul no cierran completamente y se puede ver la falda blanca por la abertura.
El traje cuenta además con una blusa blanca con bordados florales de vivos colores; dos fajas para la cintura, "chumpi" o "chumbi"; y un chal de color oscuro llamado fachalina. Llevan el pelo sujeto con una cinta similar a la faja, pero más estrecha, antes era habitual llevar un paño de color oscuro en la cabeza a modo de tocado, llamado también fachalina, pero las mujeres más jóvenes ya no lo llevan. El atuendo se completa con pendientes y collares de cuentas de vidrio cubiertas con un baño de oro o con cuentas de color rojo o coral. El calzado tradicional son unas alpargatas, "ushta", de tela negra con la suela blanca.
Las faldas, la faja y el paño para la cabeza son prendas de raíces precoloniales, de hecho el vestido inca femenino se llamaba "anaku", la blusa es la prenda más moderna del traje tradicional. Con la incorporación de la blusa en el siglo XX, el "anaco" deja de ser una prenda de cuerpo entero y se convierte en una falda. Aún así el traje de otavaleña es uno de los más parecidos a la indumentaria precolonial en los Andes.
Antes la tela de las faldas se tejía en telares manuales, pero a partir de la década de los ochenta del siglo XX es más habitual que se hagan con telas manufacturadas, como en este caso, ya que el tejido consume mucho tiempo, y que estén cosidas y bordadas con máquinas de coser. Los diseños bordados del dobladillo más habituales son florales, de mariposas o en zigzag.
La indumentaria masculina tradicional está compuesta por pantalón, camisa y alpargatas blancos, poncho azul y sombrero de fieltro. En la actualidad, a diferencia de las mujeres, los hombres otavalos solo la llevan en ocasiones especiales, excepto algunos ancianos que la utilizan a diario. En el caso masculino lo único que permanece del atuendo tradicional es el pelo largo recogido en una trenza. El abandono de la indumentaria masculina tradicional por la generación más joven se produjo en la década de los noventa del siglo XX.
El mercado de Otavalo, que se celebra los sábados por la mañana en la Plaza de los Ponchos y las calles aledañas, comienza a ser frecuentado por los turistas a partir de la década de los setenta, alcanzando un gran auge en las siguientes, pasando a ser diario. En él se encuentran todo tipo de productos, destacando los textiles realizados en San Luis de Otavalo y en otras localidades cercanas, así como productos de diversas regiones de Ecuador y de otros países latinoamericanos. En la actualidad el mercado está dirigido a los turistas, pero también encontramos productos destinados a la clientela indígena y local, como la indumentaria tradicional. En el mercado se pueden encontrar todos los elementos del traje indígena, algunas familias realizan algunas de las prendas en casa, pero ninguna manufactura todos los elementos que lo componen.
Bibliografía:
MEISCH, Lynn A. (2002): Andean Entrepeneurs: Otavalo Merchants & Musicians in the Global Arena. Austin: University of Texas Press.
POLLARD ROWE, Ann, MEISCH, Lynn A. y MILLER Laura M. (1998): Costume and Identity in Highland Ecuador. Washington: Textile Musem.
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