Descripción |
Conjunto escultórico formado por una figura infantil y dos zoomorfas. Representa a San Juan Bautista niño sentado en un monte agreste y florido, y acompañado por dos corderos.
La fuente de esta representación se encuentra en el Evangelio de San Juan donde se le compara con el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas.
Esta obra recoge la tradición de la escultura granadina y acusa la influencia del círculo de José de Risueño, en su actitud tierna y amorosa, en su pensativo recogimiento y en la forma de modelar los paños.
La escultura de pequeño formato alcanzó gran importancia en el siglo XVIII, manteniéndose a lo largo del siglo XIX, especialmente en Andalucía y la región levantina. Estos pequeños barros reproducen tipos populares pero también imágenes religiosas que responden a una demanda fundamentada en una arraigada religiosidad popular, convirtiéndose así en producto de consumo esperanzador que satisface a los devotos pero también a un público laico que gusta de tenerlas en sus hogares.
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