Descripción |
Sus esculturas son formas líricas que se mueven entre lo figurativo y lo abstracto, naciendo del espacio, sin imponerse a él, con formas curvas que transmiten serenidad y equilibrio a la par que ternura y admiración.
Sus esculturas son volúmenes de masas contundentes y orgánicos, a mitad camino entre el neoclasicismo y el cubismo y las formas expresivas más puras, pero cargadas de contenido.
La modernidad absoluta, en sentido Rimbaudiano, será la constante en su obra. La depuración conceptual en su evolución es sencillamente extraordinaria. En sus desnudos que pudieran considerarse un tanto figurativos, la capacidad de síntesis los alivia del carácter mimético de las estatuas.
Una ternura sorprendente es el común de sus esculturas; Las que podríamos denominar más clásicas, se liberan de serlo. Se plantea la lucha entre lo académico y lo moderno. Diferencia siempre la incompatibilidad que existe entre "la estatua" -resultado mimético- y "la escultura" -solución creadora-. El hallazgo formal no debe carecer en ningún momento de voltaje creador.
Sus obras cuentan con soluciones abstractas donde la sutileza en la concepción plástica lleva a las formas a menesteres expresivos arriesgadísimos.
Lo que busca en todo momento, como resultado de un proceso plástico, no son piezas donde la materia testimonie de forma definitiva realidades vivas ajenas a la obra, sino creaciones plásticas precisamente en las que el soplo de la vida, de la frescura o de la gracia más fragante, justifiquen como savia la vigencia independiente de unidades formales, debidas a la potencia creadora del escultor.
No son representaciones de una muchacha más o menos agraciada sino esos signos lírico gozosos, en competencia constante con lo eterno femenino.
Son al mismo tiempo tan naturales y de tanta potencia lírica que destilan ternura, gravedad serenidad, equilibrio.
|