Descripción |
Esta tabla, que representa a San Francisco de Asís, con su hábito característico, ceñido a la cintura por el cíngulo de cuerda, presenta la peculiaridad de tener el reverso también pintado, con la figura de un profeta.
En la pintura de San Francisco de Asís, el santo aparece en pie en una estancia arquitectónica abierta parcialmente al paisaje, y enmarcada a su vez, como resabio goticista, por un arco carpanel con pinjantes acabados en ménsulas. Tras de sí vemos un cortinaje o tapiz adamasquinado que pende del pilar que nos sugiere el espacio arquitectónico, y que impide la visión en profundidad del paisaje, que únicamente podemos ver a través del lateral abierto de la estancia. Es un paisaje de raigambre flamenca. Sugiere la profundidad con la atenuación del colorido, y en él puede verse el curso de un río entre montañas y una ciudad lejana. Por su parte, el santo aparece con su iconografía característica, como hemos dicho, vistiendo el hábito franciscano y la amplia tonsura, con las manos alzadas, mostrando en las palmas de las manos los estigmas, y en su pecho el hábito abierto para mostrar el estigma del costado. A sus pies, podemos ver un demonio abatido como sugerencia de su lucha contra el mal.
En el reverso, una grisalla que representa la figura del profeta, con ropajes aún medievales, asemeja ser de piedra, y enmarcado por una hornacina.
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