| Descripción |
Escena religiosa en la que se ilustra un pasaje del Evangelio, en el que Jesús se acerca a una mujer samaritana, dispuesta a sacar agua de un pozo. Esta obra acusa una gran influencia de la pintura de Bartolomé Esteban Murillo, ya que Romero y López asimiló con gran maestría el estilo y los modelos del pintor sevillano del Barroco español. Estas reminiscencias murillescas las adoptaría durante sus años de juventud, copiando las obras de Murillo, como muchos autores de su tiempo.
Según Manuel Ossorio y Bernard, este cuadro se realizaría para ser regalado en una rifa que se organizó para erigir un monumento a Murillo en la ciudad de Sevilla, a iniciativa de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.
Aunque José María Romero y López cultivó todos los géneros pictóricos de su tiempo: costumbrismo, pintura religiosa e incluso pintura de flores, en lo que obtuvo excelentes logros fue en el ejercicio de la retratística. Se ha llegado a decir que, tras la ausencia de Antonio María Esquivel y de José Gutiérrez de la Vega de Sevilla, fue el primer retratista de la ciudad hispalense. En los retratos de José María Romero, vemos una clara influencia de la pintura de Gutiérrez de la Vega debido a que, posiblemente, recibió las enseñanzas de éste. Fue el sevillano, también ayudante de dibujo en la citada Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, donde llegó a ser nombrado Académico en 1866.
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