Clasificación Razonada |
Esta pieza se encontró tras unas excavaciones realizadas en la Puerta de Sevilla. Fue entregado por el delegado de la Junta Superior de Excavaciones D. Enrique Romero de Torres al museo en el año 1935.
La cerámica verde y manganeso es el indicador que marca con exactitud la islamización plena de la sociedad andalusí. De ahí su difusión centrífuga desde Córdoba a las capitales de Al-Andalus, actuando cada una de ellas como un centro de irradiación regional. Este tipo de cerámica parece ser que apareció de improviso, sin antecedentes directos dentro de las producciones cerámicas de la Hispania tardorromana. Es una técnica que se observa a partir del S.X a lo largo de todo el norte de África. Según Rosselló Bordoy por su aspecto formal ve los antecedentes en el mundo de Extremo Oriente y bajo el punto de vista técnico lo emparenta con la cerámica bizantina y china defendiendo la tesis del contacto que tuvieron Oriente y Occidente. ( Rosselló Bordoy, G.: ´ Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso´, en Cuadernos de Madinat Al-Zahra, Vol 1, Córdoba, 1987, pág 126).
Los sistemas de acabado son comunes a todo el grupo cerámico, independientemente de la forma, serie o tipo de que se trate: una cara se cubre de vedrío blanco sobre el que destaca la decoración en verde y negro-morado, mientras que la otra va recubierta habitualmente de vidriado melado, aunque también son frecuentes las piezas con cubierta blanca en la cara no decorada, sin que se puedan advertir pautas fijas en el empleo de una u otra cubierta en las superficies sin ornamentación.
Desde el punto de vista técnico, los vedríos melados, del mismo modo que en cerámicas monocromas o decoradas se han mantenido casi inalterables. Su obtención a partir del óxido de hierro era ya perfectamente conocida en los alfares emirales, que también emplearon óxido de cobre para obtener el verde y el óxido de manganeso para el negro. La naturaleza química del blanco ha supuesto, una incógnita hasta fechas recientes. Tradicionalmente se ha considerado esta cubierta como una engalba sobre la que se extendía una capa de vidriado plumbífero, que al perderse ocasionaba el deterioro del fondo blanco apreciable en muchas de las piezas. Los análisis efectuados sobre distintas piezas de Madinat al-Zahra, contradicen esta explicación mantenida hasta hace muy poco y demuestran que se trata de un verdadero vidriado de plomo y sílice opacificado con dióxido de estaño, que suele aparecer en proporciones cercanas al 15%. Estos mismos análisis permiten concluir que las piezas eran sometidas a dos cocciones, una primera para el bizcocho de la arcilla cruda y la otra para la vitrificación de la cubierta melada.
Los sistemas de acabado son comunes a todo el grupo cerámico, independientemente de la forma, serie o tipo de que se trate: una cara se cubre de vedrío blanco sobre el que destaca la decoración en verde y negro-morado, mientras que la otra va recubierta habitualmente de vidriado melado, aunque también son frecuentes las piezas con cubierta blanca en la cara no decorada ( por ejemplo en la serie de orzas), sin que se puedan advertir pautas fijas en el empleo de una u otra cubierta en las superficies sin ornamentación.
La funcionalidad de esta cerámica decorada en verde y manganeso sobre fondo blanco no se halla específicamente definida. En el ambiente refinado del Califato, influenciado por las corrientes orientales, para los ataifores se señala un uso de servicio de mesa relacionado con el cambio de vajilla metálica por la vidriada, dado que la vajilla se considera un elemento importante de distinción.
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