| Descripción |
Recipiente cerrado con base plana, cuerpo globular aplastado, cuello estrecho y marcado y boca alta y fuertemente exvasada, con labio doblado hacia el exterior. Realizado en dos materiales de diferente color, el material interior, rosa, aparece en toda la boca y se dobla hacia afuera en el labio, remetiéndose en un pliegue limpio.
(Catalogación 2015)
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| Clasificación Razonada |
De uso indispensable en cualquier casa noble o burguesa hasta bien entrado el siglo XX, la escupidera, que podía ser de materiales muy diversos, cumplía la doble función de recoger los esputos y abluciones bucales de los habitantes de la casa, y proteger alfombras y suelos, preservando la decoración y la limpieza de los interiores. Las diferentes estancias domésticas presentaban escupideras estratégicamente situadas, en esquinas o tras las puertas, ya que nunca se sabía dónde sería necesario hacer uso de ellas: en un saloncito de caballeros durante una tarde de discusiones políticas, o en el vestíbulo de la casa, para dar servicio a visitas y recaderos.
Los momentos en los que se usaba la escupidera eran variados y propios tanto de hombres como de mujeres. Los hombres hacían buen uso de ellas al tomar tabaco mascado o al fumar en pipa, pero además ambos sexos usaban las escupideras en el aseo cotidiano, en el que una parte fundamental era el enjuagado de la boca con simple agua o bien con una disolución de vino o vinagre oloroso. Tras el enjuagado, se escupía el líquido en estos recipientes, que en muchas ocasiones formaban parte de sets o juegos de aseo junto con jofainas, aguamaniles, jaboneras y un sinnúmero de accesorios. En el caso de esta escupidera, su alegre y llamativo color rosa, combinado delicadamente con el blanco de la opalina, parece sugerir un uso femenino, y lo imaginamos en el tocador de una dama que quisiera refrescar su aliento y cuidar su dentadura con una dilución de agua de colonia. En el proceso de fabricación mediaron diferentes técnicas: la unión de dos pastas de diferente color, el soplado a molde, y el trabajo libre con puntil. La base del recipiente has sido cuidadosamente pulida dejando una concavidad. En la zona exterior de la base, hay tres grupos de marcas longuitudinales, como pequeñas estrías ennegrecidas que podrían deberse a la posición de la pieza en el horno de enfriamiento.
En la segunda mitad del siglo XIX y alrededor del cambio de siglo hay varias manufacturas vidrieras en España, algunas tan punteras como La Industria de Gijón, con gran vocación internacional y profusamente premiada en exposiciones nacionales y universales. Aunque las producciones de estas manufacturas aún no han sido seriadas y datadas en su totalidad, significativamente la casa-museo de la Fundación Selgas-Fagalde, en Asturias, conserva cuatro escupideras exactamente iguales a esta, consideradas también como españolas de fines de siglo. Sin poder decantarnos por ningún centro productor en concreto, hemos de decir que unas manufacturas nacionales de tal categoría no escaparían al ojo atento del Marqués a la hora de vestir su casa.
José María del Arco Ortiz "Pesetos" en su publicación sobre orinales y otras piezas afines (1997, p. 39), se refiere a un ejemplar análogo de manufactura inglesa que data hacia 1830 y cataloga como "escupidera de pie", soplada en azul celeste que presenta restos de policromía y el Muséu del Pueblu d´Asturies conserva también un ejemplar de iguales características, manufacturada en Cifuentes, Pola y Cía.
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